Puertos quiere rescatar objetos de 44 barcos hundidos

La Autoridad Portuaria tiene la intención de destinar 222.500 euros para llevar a cabo la limpieza de los fondos del litoral de la capital tinerfeña y de esta manera recuperar algunos de los objetos de valor que en el transcurso de los siglos ha dejado el hundimiento de una cuarentena de barcos que permanecen en la costa de la ciudad. Según los estudiosos el material que se pueda recuperar suponen más bien riquezas arqueológicas capaces de proporcionar datos de interés sobre el tipo de navegantes que pasaban por Canarias en la antigüedad. Un estudio de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz confirma que bajo las aguas del puerto de la capital hay como mínimo restos de 44 barcos que se hundieron entre 1552 y 1797. En concreto, en la zona donde hoy atraca Fred Olsen los estudiosos creen que se esconde una flota de barcos que pueden tener entre 500 y 600 años de antigüedad.

Los ataques de piratas y la defensa capitalina y los temporales han sido las principales causas por la que estos restos reposan en el litoral chicharrero. Incluso se sospecha que pueden encontrarse pecios de embarcaciones utilizadas en la Segunda Guerra Mundial. Hasta ahora los estudiosos han criticado la inactividad de la Autoridad Portuaria a la hora de sacar estos restos a flote, lo que ahora en parte se podrá subsanar con la convocatoria de este concurso. Sin embargo, este servicio de recuperación de objetos se ha venido llevando a cabo por parte de la Autoridad Portuaria desde hace tiempo y la intención es darle continuidad durante los próximos 12 meses prorrogables por un total de 48.

En el informe de Puertos de Santa Cruz se indica que bajo las aguas del litoral chicharrero hay restos de un barco hundido de Antoine Alfonse Fonteneau de Saintonge durante el ataque pirático en 1552; de 11 naves que se fueron a pique por el temporal de 1591; de siete barcos incendiados y hundidos de Robert Blake y más de cuatro que encallaron en la playa en 1657; de un buque varado por un temporal en 1774; de un barco hundido y cuatro varados por otro temporal en 1779; de 13 naves hundidas por el temporal y una varada en 1784 y del cúter Fox de Horacio Nelson hundido durante el ataque naval en 1797.

El arqueólogo subacuático de la Universidad de La Laguna, Gabriel Escribano, admite que además de que en el puerto no se puede paralizar la actividad para buscar estos restos, también hay que tener en cuenta que “en Canarias su mar y su fondo complican aún más la labores de investigación. En seguida se alcanzan los 700 metros de profundidad y además el equipo que hay que emplear para los trabajos es muy caro. El Cabildo y el Gobierno han realizado trabajos en las Islas y nosotros hemos encontrado ánforas romanas en Tenerife, aunque estamos convencidos de que hay restos fenicios que aún no se han podido hallar. El futuro de nuestro pasado está bajo las aguas”, indica.

El arqueólogo recuerda que había un proyecto para ubicar un museo arqueológico marino en Santa Cruz, en concreto en el Castillo Negro, del que nunca más se ha sabido. La riqueza arqueológica de los fondos marinos de la capital tinerfeña es tal que el Estado obliga a realizar un estudio de impacto ambiental sobre estos yacimientos cada vez que se va a ejecutar un proyecto en la costa. En muchas ocasiones se han planteado reparos dado que algunas de las obras implicaban la desaparición de los restos de estas embarcaciones.

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