Román desembarca en San Borondón

Fuerte leña en tan solemne acto. Empieza fuerte el nuevo mandato de diez días de José Manuel Soria. Y los 1.450 restantes de gobierno PSC-NC. La frialdad de la Sala San Borondón del Auditorio Alfredo Kraus acogió este martes la toma de posesión del presidente del Cabildo de Gran Canaria, que desde las 8.00 de este miércoles tendrá sobre la mesa la moción de censura más anunciada de la historia de la democracia isleña. Pero el protagonismo de quien ha comandado con mano de hierro “el Gobierno de la Isla” en los últimos cuatro años quedó diluído desde el minuto uno por la presencia, entre los 29 nuevos consejeros del Cabildo, de todo un ex presidente del Gobierno de Canarias: Román Rodríguez.

Centro de las miradas y objeto de las andanadas de quienes desde ya ejercen sus labores de oposición -PP y el “exiguo” consejero de CC, Manuel Lobo, se sentaron juntos a la diestra del presidente por diez días- sin haberse formalizado en ese momento la moción de censura, Román Rodríguez, presidente de Nueva Canarias, recibió cera sin tino por parte de los portavoces que, reparto de cargos del Gobierno de Canarias pendientes, serán sus sombras desde la oposición: Manuel Lobo (CC) y Larry Álvarez (PP). Hasta el propio Soria le dedicó un par de estocadas por su “nuevo credo grancanarista”. Román debe estar pletórico: con cuatro consejeros se convierte en blanco de las iras de sus enemigos más íntimos. Como para seguir engordando también por dentro...

San Borondón es eso: una quimera del ideario canario. Y como nadie que haya pisado la isla imaginada ha regresado de ella con vida para contarlo, la toma de posesión de Soria no pudo haberse enmarcado en mejor escenario. Porque desde el victimismo de Lobo, denunciando el “terrible hostigamiento” al que ha sido sometida su formación, CC, en Gran Canaria, hasta el amago de autocrítica de Larry Álvarez -“aceptamos la lección de quienes no nos votaron, desde ahora se convierten en nuestra asignatura pendiente”- después de no dejar títere con cabeza en la bancada siniestra, el desembarco en San Borondón de Román Rodríguez visualiza la esquizofrenia con que se analiza la realidad de Gran Canaria según el color del poder: todo por hacer, todo por recuperar el tiempo perdido para PSC y NC; todo encarrilado, todo cimentado con solidez según el PP. Y Lobo, aullando cual “Gary Cooper, Sólo ante el peligro” contra “el politiqueo insularista con minúsculas” (sic) que amenaza convertir a Coalición Canaria en reliquia política.

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