El Parlamento corta de raíz los insultos entre diputados
La Mesa de la Cámara ha decidido cortar de raiz los insultos y escarnios verbales que, cada vez con más frecuencia, se producen en los debates parlamentarios y cuyo máximo exponente es el diputado conservador Miguel Cabrera Pérez-Camacho.
Así, y por unanimidad, los cinco miembros de la Mesa han decidido que, con independencia de quien esté en ese momento presidiendo el pleno y sin necesidad de que intervenga el diputado o diputada afectados por la vejación verbal, se cortará inmediatamente el debate, se llamará la atención a quien esté en el uso de la palabra, y se pedirá que el insulto no conste en el Diario de Sesiones, además de exigir las disculpas por parte del agresor verbal.
Esta decisión se ha adoptado tras estudiar el escrito de queja presentado por la diputada nacionalista Flora Marrero, también secretaria de Igualdad de Coalición Canaria (CC), tras constatar que Pérez-Camacho había llamado frígida a la consejera de Sanidad, Brígida Mendoza, durante la interpelación que dio pie a la posterior moción en la que el Grupo Popular quiso, sin éxito, reprobar su gestión.
El escrito de Marrero, fechado el pasado 12 de junio, recuerda que en el debate suscitado el 29 de mayo Pérez-Camacho, “tal como se recoge en el Borrador del Diario de Sesiones número 81 en la página 36”, pronunció la siguiente frase: “Pienso que despúes de toda una vida mirando por nuestra salud merecen algo de afecto, no sea frígida con ellos”.
Según la diputada nacionalista, en el diccionario de la Real Academia de la Lengua online se señala que frigidez solo tiene una acepción, “ausencia de deseo o goce sexual”, con lo que “la expresión frígida, usada en este contexto como un juego de palabras de dudoso gusto con el nombre de la consejera” es es “un insulto” que, en su equivalente masculino, sería la impotencia.
“Después de haber sido una enfermedad psicológica creada para el dominio patriarcal sobre las mujeres se usó en la época de liberación sexual de los años 60 como un insulto hacia las mujeres. O sea, si eras sexualmente activa, eras una perdida, y si no lo eras, una frígida. No había manera de ser correcta, salvo nacer hombre”, afirmaba en su escrito.
Indeleble diario de sesiones
Sin embargo, Marrero no ha tenido suerte en su petición de que el insulto sea retirado del Diario de Sesiones, toda vez que el Reglamento dice que debe ser pedido en el mismo momento en que la vejación se produzca, por lo que el mismo seguirá siendo legible.
Por ese motivo, y para evitar que queden registrados en el futuro, la Mesa ha decidido que ella misma pedirá su retirada en el momento en que cualquier miembro del pleno, incluidos los consejeros que no sean diputados, sean insultados.
De esta manera, se accede a la petición de Marrero para que, “en aras de contribuir a una sociedad igualitaria entre mujeres y hombres, y no se admita en el Parlamento de Canaria ninguna expresión insultante para las mujeres”