Cuatro policías locales de Lanzarote acusados de torturar a varón alegan que usaron “mínima fuerza indispensable”

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 16 (EUROPA PRESS)

Cuatro agentes de la Policía Local de Arrecife, en Lanzarote, acusados de presuntamente detener ilegalmente a un hombre, torturarle y falsificar el atestado, alegaron hoy que usaron “la mínima fuerza indispensable” para detenerle mientras éste ofrecía una “fuerte resistencia”. En cambio, la víctima sostiene que uno de ellos le amenazó con meterle “41 casquillos de bala en la cabeza”.

La Fiscalía mantuvo su petición de imponer 11 años de cárcel para M.A.H.G., M.O.H.F., J.M.O.G. y J.J.L.M., acusados de presuntos delitos de detención ilegal, falsedad en documento oficial, torturas y una falta de lesiones, mientras que la defensa solicitó la libre absolución durante el juicio celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas.

M.O.H.F. explicó que sobre las 04.15 horas del día 15 de diciembre de 2005 se encontraba patrullando junto con el también acusado J.J.L.M. por La Rapadura, en Arrecife, una zona que describió como “conflictiva por droga y prostitución”.

Una vez llegados a este lugar observaron que una motocicleta estaba siendo conducida a gran velocidad haciendo “zigzag y el caballito” y en dirección contraria a los agentes, por lo que decidieron darle el alto a su conductor.

Tras pedir la documentación observaron que carecía de permiso de conducción y de seguro obligatorio. En ese momento decidieron inmovilizar el vehículo y proceder a rellenar el boletín de denuncia.

“DIJO QUE ÉRAMOS UNOS ABUSADORES”

El hombre les comentó que se encontraba en el lugar porque estaba “buscando a un negro para comprar cocaína” y les pidió que si podían trasladarlo a su domicilio, pero los agentes negaron su solicitud y le plantearon llamar a un taxi.

“En ese momento esta persona cambió de actitud y empezó a insultar y a amenazar. Nos dijo que éramos unos abusadores, que me iba a matar y que nos enfrentáramos hombre a hombre”, añadió M.O.H.F., que manifestó que reclamó el apoyo de otros dos compañeros, M.A.H.G. y J.M.O.G., que patrullaban por las inmediaciones y que acudieron al instante.

Agregó que el varón lanzó “de forma agresiva” el casco de la moto hacia el suelo, “se quitó la chaqueta” y le “retó”. “Fue a por mí y yo no iba a esperar a que me agrediera. Protegí mi integridad física y utilizamos la fuerza mínima. No hubo ningún golpe ni ninguna agresión, ni patadas”, añadió M.O.H.F.. Subrayó que el hombre se estaba resistiendo “fuertemente” mientras le reducía y J.M.O.G. y J.J.L.M. participaron en la detención.

Por su parte, J.J.L.M. manifestó que el hombre se encontraba “en un estado bastante alterado” y les advirtió de que había tenido “otros enfrentamientos con policías”. “No hubo nada anormal en mi actitud ni en la de mis compañeros. Se utilizó la fuerza mínima indispensable para repeler la agresión que intentaba el hombre hacia el compañero y proceder a su detención”, explicó.

Igualmente, J.M.O.G. señaló que al llegar al lugar de los hechos vio cómo el motorista “tiró el casco al suelo, se quitó la chaqueta y se abalanzó rápidamente a un compañero en plan amenazante”. “No sé por qué estaba tan alterado. En todo momento se resistió fuertemente a ser detenido. No hubo ninguna actitud anormal, sino que se realizó el protocolo que se sigue en toda persona que ofrece gran resistencia”, justificó.

En los mismos términos se expresó M.A.H.G., que indicó que, tras su arresto, los agentes trasladaron al hombre a un centro de salud por “una pequeña herida en la cara”, y, posteriormente, a la comisaría. Hizo hincapié en que “en todo momento el hombre seguía insultando y amenazando”.

“SE ENZARZARON CONMIGO”

Versión muy distinta fue la del denunciante, que, no obstante, admitió haber hecho “el caballito” con su vehículo, instante en el que la Policía le paró y les entregó la documentación. Sostiene que tiene “los papeles en regla y seguro obligatorio, pero no permiso de conducir para ese tipo de moto”.

Reconoció que protestó por la inmovilización de su vehículo y negó haberles gritado que eran “unos abusadores” y amenazado con matarles. Argumentó que se quitó la chaqueta “porque tenía calor”, a pesar de ser diciembre.

Según la víctima, los cuatro agentes presuntamente le tiraron al suelo y le propinaron “golpes, puñetazos y patadas” para reducirle y engrilletarle. “Se enzarzaron conmigo”, afirmó, al tiempo que destacó que uno de los agentes le amenazó con la pistola y le dijo: “Te voy a meter 41 casquillos de bala en la cabeza”.

“Cada vez que cierro los ojos es como si lo viera. Todos los días me acuerdo de eso”, señaló el testigo, que comentó que cuando le introdujeron en el coche M.O.H.F. le dio “un puñetazo en el oído”. Desconoce el motivo por el que presuntamente los policías le “agredieron” y consideró que “a lo mejor tenían un mal día”.

LESIONES COMPATIBLES CON AMBAS VERSIONES

Por su parte, las dos médicos forenses que atendieron al denunciante manifestaron que sus lesiones son “compatibles” tanto con su testimonio de haber sufrido una agresión como con la caída al suelo al ser reducido mientras ofrecía fuerte resistencia.

Tras su exploración médica constataron que resultó afectado por una erosión superficial en la frente y contusiones en la cara, así como una inflamación en el oído izquierdo que podría estar relacionada con “un golpe con un puño con poca intensidad”.

Por todo ello, la Fiscalía solicita imponer a cada uno de los acusados la pena de 4 años de prisión, inhabilitación absoluta durante 10 años por un presunto delito de detención ilegal; así como tres años de prisión, diez meses de multa a razón de 12 euros al día e inhabilitación especial por tiempo de tres años por un supuesto delito de falsedad en documento oficial.

Además de reclamar otros cuatro años de prisión, inhabilitación absoluta durante 10 años por un presunto delito de torturas y dos meses de multa con una cuota diaria de seis euros por una falta de lesiones.

En cuanto a la responsabilidad civil, pide que los cuatro acusados indemnicen conjunta y solidariamente a la víctima con 280 euros por las lesiones causadas, con 6.000 euros por la privación de libertad sufrida injustamente y con 3.000 euros por estar “injustamente imputado de un delito inexistente”.

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