2021, una montaña rusa de sensaciones para la gastronomía canaria

Javier Suárez

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2021 nació con la firme intención de dejar atrás la pesadilla que supuso el año que dio comienzo la pandemia, pero si lo miramos con perspectiva, el resultado final ha sido una mezcla de sensaciones y emociones que uno no puede más que considerar esta temporada 2020/21 como si fuera una sola.

Desde diciembre de 2020 hasta enero de 2021 la isla de Lanzarote sufrió la que ha sido hasta la fecha la fase 4 más dura que el sector vivió en Canarias con sus interiores cerrados, exteriores al 50% y mesas de 2 comensales. Esas seis semanas hicieron un daño económico a la isla del que aún andan recuperándose. Pero haciendo un ejercicio de resistencia ante la crisis, la isla logró salir adelante y ahí tenemos a los clásicos El Risco, La Bodega de Santiago o Brisa Marina defendiendo sus propuestas, al recién nacido Sebe posicionándose como uno de los grandes de la isla y a Coentro resurgiendo en su nuevo enclave de Puerto Calero. Cinco puntas de una estrella que brilla con luz propia y a la que debemos sumar un restaurante que aún no conocemos, Macher 60 y al que la Guía Michelin 2022 ha incluido en su lista de nuevos BIB Gourmand.

Gran Canaria y Tenerife han vivido esta época de una manera muy similar en cuanto a restricciones porque si bien la isla picuda fue la primera en entrar en la “actual” fase 3 en enero de 2021 con los interiores cerrados y las terrazas al 50%, poco después se le sumó la isla redonda. Los primeros meses del año supusieron un mazazo considerable a las expectativas económicas de un sector que ya venía dañado de por sí, lo que trajo cerrojazos definitivos como el del restaurante Kazán, en Santa Cruz de Tenerife (1 Estrella Michelin) y el cierre hasta octubre de auténticos primeras espadas como son MB Ritz Carlton Abama (2 Estrellas Michelin) o el Kabuki Abama (1 Estrella Michelin y envuelto ahora en un cambio de nombre debido a la separación del chef Ricardo Sanz de la sociedad que lo regenta). 

Pero eso no fue óbice para que dos restaurantes de renombre como son El Rincón de Juan Carlos y Nub se atrevieran a unas mudanzas muy importantes, recalando ambos en  dos enclaves turísticos de Adeje, en el sur de Tenerife, con unos resultados apabullantes desde su primer día. De hecho, han recuperado sus más que merecidas Estrella Michelin en la gala del año 2022 celebrada en Valencia a finales de diciembre y desde aquí nos atrevemos a vaticinar que más pronto que tarde, los Hermanos Padrón y familia ascenderán a ese lugar de los elegidos con dos brillos en su chaquetilla, acompañando a Erlantz Gorostiza como únicos restaurantes de las islas con dicha distinción. Yo diría casi que es un clamor en el sector que la mudanza al hotel Corales, de Royal Hideaway, se lo va a traer de manera fulminante.

En Tenerife hay una eclosión de aperturas con el ojo puesto en la cocina japonesa o fusión donde el cierre de Kazán abrió la puerta a Kiki o Kensei, propuestas de altura que en menos de un año han conseguido entrar como recomendados en la Guía Michelin o Haydée (La Orotava), que también consiguió lo mismo de manera digital en julio, refrendado en la guía oficial de papel a final de año. Todo ello sin olvidarnos de casas como Qapaq o Izakayo, que llevan ya su larga trayectoria en la isla demostrando su calidad indiscutible. 

Pero la gastronomía de Tenerife tiene mucho que agradecer a grandes clásicos como son Casa Tomás, El Silbo Gomero, La Bola de Jorge Bosch, El Taller de Seve, San Sebastián 57 o Muelle Viejo, perfectos ejemplos todoe ellos de sitios que luchan contra los elementos con la firme intención de salir adelante.

Saltamos a Gran Canaria, donde ha habido una explosión de aperturas de todo tipo en este duro año 2021. Destacamos entre ellas a Tabaiba (en menos de un año ya está presente en la Guía Michelin), Halma o Nákar como propuestas muy personales de sus cocineros/propietarios José Luis Espino y Xabi Blanco; De Mar a pie de Las Canteras, o la apuesta de Lopesan por la alta cocina con Nihao y Kabuki Meloneras (pendiente de su apertura oficial), y sin duda, Casa Romántica en Agaete, donde la familia Lugo está construyendo un camino muy especial. 

A todos ellos se les sumará en breve (enero) Muxgo, la esperada llegada de Borja Marrero a la capital grancanaria tras desvincularse por temas profesionales del proyecto Texeda, que nada tiene que ver con lo que era a día de hoy. No quiero dejarme atrás dos proyectos muy personales como son Manuela Jimena, una propuesta que nos lleva a los bares madrileños de toda la vida; El Algarrobo, como tasca de comer rico y sabroso, o La Cecilia del Allende, espacio ubicado donde nació el primer Allende y que hoy da una vuelta de tuerca a su propuesta gastronómica liderada por Jesús y Nawja.

A todo esto debemos sumarle el crecimiento exponencial que está llevando el restaurante Embarcadero, la solidez de casas como Hestia, El Equilibrista 33, Majuga, Bevir o Qué Leche, la calidad en el sur de Nelson, La Palmera Sur, Borneo o Casa Enrique, en Mogán, sin olvidar los dos restaurantes que en la zona han revalidado la Estrella Michelin, La Aquarela y Los Guayres, a los que este año se ha sumado con voz propia y por la puerta grande, Poemas by Hermanos Padrón en el Hotel Santa Catalina, donde los grandes clásicos de la cocina de la familia tinerfeña son perfectamente ejecutados por el equipo de cocina y sala que lideran Icíar Pérez y Esteban García.

Dentro de esos establecimientos que están haciendo de Las Palmas de Gran Canaria un auténtico destino gastronómico debemos mencionar a El Bento Japonés, Sarang, El Padrino, Tigot, Pícaro, El Churrasco, Marrakech, Lacandella, Cuerno Cabra, Dara Gourmet y un largo etcétera que suman cada uno su granito de arena día a día en hacer de la capital un auténtico deleite de sabor y producto al alcance de la mano y todos los bolsillos tanto de sus habitantes como de todo aquel que lo visita. 

No sería justo por mi parte ponerme a diseccionar las otras islas como son El Hierro, La Gomera o Fuerteventura ya que no las he visitado como se debería en este tiempo pero sí quiero detenerme en La Palma. 

Ahora nos necesita más que nunca y por eso permítanme que les anime, nos animemos, a visitarla. En ella podemos disfrutar de un clásico como el Chipi Chipi, los dulces de Zulay, el barraquito y almendrados del Bar La Parada, la potencia marina y salina de El Jardín de la Sal, el kilómetro cero llevado al extremo de El Duende de Fuego, el alma de Restaurante Carmen (El Paso), el clasicismo de El Ingeniero o la tradición de Casa Osmunda, entre tantos otros que pueblan la isla bonita, donde sentarse a sus mesas y beber sus vinos debería ser catalogado “deberes obligatorios” para cada uno de nosotros en este año 2022. Qué somos más fuertes que el volcán, ya lo hemos demostrado, que no nos olvidaremos de La Palma y de su gente, toca el momento de demostrarlo.

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