Bares, hoteles y restaurantes canarios mantienen la mascarilla pese a no ser obligatoria: “Esperaremos un poco”

Personas con mascarillas en el Mercado de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria

Javier Suárez

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Si hasta el año pasado la fecha del 20 de abril estaba unida de manera firme a la canción de Celtas Cortos 20 de abril del 90, quizás desde este 2022 pase a estar relacionada con la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del Real Decreto por el que las mascarillas dejan de ser de uso obligatorio para la mayor parte de actividades en nuestra sociedad. Pero, ojo, porque en estas primeras horas eso de obligatorio es el matiz principal y muchos profesionales de la hostelería y también de hoteles o del propio mercado de Las Palmas de Gran Canaria han optado por mantenerlas.

Así, en el Mercado de Altavista el uso de la mascarilla era la norma principal en todos los puestos. En el puesto del café, por ejemplo, su propietario, Juanma, decía que “por ahora” la van a mantener los próximos 15 días “a ver cómo transcurre todo”. Explica que al puesto va “mucha gente y se acercan a nosotros, por lo que creemos que estaremos más seguros en un principio así”. Llama la atención que esta mañana un gran número de clientes siguen usando las mascarillas. En la Cafetería Kojak o en la Churrería Hermanos Montesdeoca II el personal seguía con ellas puestas en un ajetreo constante de comensales.

Mario Gil, del Grupo M&M (Churrasco y Café Regina), ha explicado a este periódico que “por ahora nuestro personal va a seguir con mascarillas porque consideramos que es más seguro para ellos y una muestra de respeto hacia ese cliente que aún se siente con cierto temor”. Además, ha indicado que entienden que “este es un buen paso y obviamente lo daremos pero dejaremos pasar unos días para ello”.

En el polo opuesto se encuentra Willy Ramírez, del Restaurante Pícaro, para quien “ha llegado el momento de normalizar esta situación”. Recuerda que fueron “de los primeros en cerrar” y que han mantenido las distancias, aforos, horarios “y todo lo que se nos ha pedido en cada momento, pero ahora sentimos la necesidad de volver a ser nosotros mismos, que el cliente nos vea la cara y poder servirles con una sonrisa que ocupe algo más que los ojos”. Ramírez afirma que son “un restaurante pequeño, con mucha ventilación y eso nos permite que demos ese paso, eso sí, respetando profundamente a todo aquel cliente que quiera acceder al interior con su mascarilla, faltaría más”. 

Cambiando de sector y yéndonos a unas heladerías, Massimo Bianco (Helados Pliza21 en Triana y Las Canteras) reconoce que “por ahora seguiremos manteniendo las mascarillas en el personal y esperaremos a ver cómo se van desarrollando los acontecimientos en las próximas semanas. Tenemos tantas ganas como el que más, pero quizás merezca la pena esperar un poco y que primero se las quiten los clientes, para después hacerlo nosotros. La verdad es que casi nos hemos acostumbrado a ella”, confiesa.

Por otro lado, Henning Malinowsky (Restaurante Sarang) relata “que siente que el Gobierno les deja a las empresas la responsabilidad final de qué hacer o no y no es un tema fácil, ya que aunque algunos empleados están muy cansados y no tienen ganas de seguir con la mascarilla, a otros no les importa continuar con ellas. Quizás sea el momento de ir dejando que la responsabilidad individual de cada uno marque el camino a seguir”. 

Ignacio Bernaldo de Queirós, director de Alimentación y Bebidas en el grupo hotelero Lopesan cuenta que de cara al público se continuará con la mascarilla y, en aquellos sitios que por motivos de manipulación o producción se requiera, se seguirá llevando. “En las oficinas centrales de momento continuamos con ellas puestas”, explica.

Kiomara Fosaty (Palocortado Meloneras) declara que “dejarán de llevarlas porque su local tiene ”mucha ventilación y terraza, por lo que consideramos que podemos prescindir de ellas. Otra cosa es el servicio que prestamos en el interior del hotel Faro Lopesan, donde por ahora sí las llevaremos“.

Yasmina Betancor, empresaria hostelera con varios locales propios entre los que se encuentran La Pepa de Triana y La Bodega de la Pepa, afirma que por ahora van a continuar con las mascarillas “por respeto a nuestra clientela”, ya que “hay mucha que aún se siente insegura y queremos dejarles ese tiempo de tranquilidad por delante para que todos, profesionales y clientes, vayamos adaptándonos”. 

José María Mañaricúa, presidente de la FEHT y dueño de Gloria Palace Hoteles, explica que seguirán llevando las mascarillas “al menos un mes más, hasta el 20 de mayo”.

En cuanto a los restaurantes de comida rápida, Fermín Sánchez, presidente de la Asociación de Bares, Cafeterías y Restaurantes, y franquiciado de McDonald's en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, afirma que también las mantienen.

En algo sí coinciden todas estas personas y es en respetar la decisión individual de cada cual cuando la empresa decida prescindir del uso obligatorio de las mascarillas. Así, quien la quiera usar, será siempre libre de hacerlo. Quizás esta sea la mejor reflexión final: las mascarillas pueden gustar más o menos, se les puede tener más o menos manía, pero no cabe duda han contribuido a evitar contagios y desde hoy ya no será obligatoria, pero como el paraguas, mejor tenerla siempre a mano.

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