Restaurante Marrakech, un viaje a Marruecos a través de su cocina

Naima y Fátima en la cocina del restaurante Marrakech

Javier Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Hoy toca viajar a Marruecos pero sin salir de Las Palmas de Gran Canaria, porque eso es lo que consigue Ahmed Ferrari y su equipo, conformado fundamentalmente por su familia en su pequeño rincón lleno de encanto, el Restaurante Marrakech, ubicado en la céntrica calle Oloff Palme de la zona Puerto/Canteras, auténtico lugar de encuentro de culturas gastronómicas en la isla redonda.

A Ahmed y su familia los conocí hace años cuando entraron con fuerza en CineMasFood con su propuesta llena de sabor y olor, que cautivó a los asistentes al añorado festival que aunaba cine y gastronomía alrededor del Parque Santa Catalina. A día de hoy puedo recordar las colas ingentes que se sucedían para probar sus pastelas o guisos y los aromas que desprendían esos calderos. Después de ello fijé mi vista en su restaurante, donde la primera vez que acudí me quedé a medias porque aunque todo estaba bueno, justo es reconocer que le noté falta de potencia tanto en aromas como en sabores. Recuerdo que Ahmed me decía: “Javier, hemos tenido que rebajar un poco nuestro estilo de cocina porque el comensal canario a veces no tolera bien los picantes y la especias. Pero quizás en el camino estamos perdiendo parte de nuestra identidad, te lo tengo en cuenta”. Y justo en ese momento llegó el temido mes de marzo con esta pandemia que nos cerró a todos.

Pero al igual que otros restaurantes de la isla, Marrakech tenía claro que no iba a dejar que una situación así acabara con ellos. “Nuestro proyecto nació un 7 de julio de 2017, mes y medio antes de nuestra primera participación en CineMásFood al que tenemos tanto que agradecer porque nos dio mucha visibilidad. Encontramos este local y junto a mi esposa y mi madre reunimos fuerzas para poder sacarlo adelante”, confesaba Ahmed entre emocionado y nostálgico. Continuaba reconociendo que “sin el esfuerzo de mi madre (Naima Bachar) y mi esposa (Fátima Nidari) nada de lo que estamos viviendo sería posible, ellas son el verdadero secreto de la cocina y los sabores del restaurante, yo solamente soy el mago de la venta y espero que así siga siendo muchos años más”, afirma entre risas.

Llegó la hora de probar de nuevo su cocina y el primer detalle no hace falta esperar ni a que el plato me llegue a mesa porque proviene de otras mesas donde ya están comiendo y los aromas invaden el local sumergiéndote de lleno en la maravillosa cocina marroquí. Aquí fue donde me di cuenta de que este parón les había venido de maravilla a la casa para arrancar sin miedos y tapujos a ser quienes son, pura cocina casera de Marruecos, y quien cruce estas puertas así debe tenerlo claro. Ya me empieza a cansar las actitudes de comensales que fingen intolerancias porque no le gustan algunos ingredientes o se quejan de los picantes y potencias de algunas cocinas que viven por y para ello, si no les gusta ese estilo, busquen el suyo, pero no perjudiquen con falsos comentarios el esfuerzo de estas casas que cocinan desde el corazón con la única intención de hacer disfrutar al comensal. Como entrante, una ensalada fría que en estos momentos de calor sentaba de maravilla al cuerpo. En contraposición un hummus de garbanzos y las clásicas berenjenas marroquíes. Sin duda alguna, un muy acertado comienzo alternando temperaturas refrescantes con sabores intensos.

Ya para adentrarnos en otras elaboraciones nos fuimos al mixto compuesto por su falafel, para comer en bucle y una excelsa y sabrosa pastela de pollo donde la ejecución de su exterior e interior resumía la perfección en la cocina, un deleite total y absoluto. 

Como principales un pollo asado al limón con sus papas fritas caseras, plato de recurso de la cocina marroquí que precedía a la gran estrella de la función como fue el tajín de pescado con verduras (plato por encargo) donde se basan en el pescado fresco del día, hoy fue la lubina salvaje pero que también se hace con mero o medregal y por supuesto, siempre con verdura de nuestros mercados como recalca Ahmed: “La idea de Marrakech es fusionar nuestra cocina de casa con los productos que nos ofrece Canarias, así nació este proyecto y así seguirá mientras estemos en pie”. Les aseguro que únicamente por comer este tajín de pescado canario vale la pena venir a esta casa, donde aparte de la carta también se pueden pedir por encargos el cordero al horno o disfrutar en carta el cuscús de cordero o el tajín de ternera.

La parte dulce en cuanto a los postres aún debe ser trabajada un poco más porque no está a la altura del salado, pero ojo a otro de los momentos imprescindibles de esta casa como es el ritual del té moruno, no sólo por la calidad del mismo, vuelas en alfombra hasta Casablanca, sino por el impresionante despliegue de dulces típicos marroquíes, elaborados en casa y que también puedes comprar para llevar. De hecho, estoy seguro de que usted, querido lector, comprará para llevar, tal y como hacemos todos. Los mismos, un despliegue de técnica, sabor y raíces que sirven para que el comensal se lleve un pedacito del corazón de esta cocina hasta su casa.

Antes de salir comentaba con Ahmed como había notado el cambio en intensidad de sabores. “En esta pandemia hemos tenido tiempo de pensar y recapacitar sobre el viaje vivido en estos dos años, y si bien seguimos creyendo que para el comensal canario nuestra real intensidad de sabores y potencia a veces es una barrera, sí es cierto que hemos decidido ser quienes éramos originariamente, siempre respetando a lo más importante, nuestro comensal. Pero también es verdad que si alguien cruza la puerta de Marrakech tenemos la necesidad de que al salir sienta que ha estado en Marruecos, y eso sólo lo conseguimos con potencia en la cocina. De momento nos mantenemos gracias a haber recalculado los gastos y al esfuerzo de nuestro personal que también es nuestra familia, ahora tenemos que seguir luchando de la mano de nuestra clientela hasta que todos juntos lleguemos al momento donde esto no sea más que un triste recuerdo del pasado”. 

Ante estas palabras a mí no me queda más que sentir un pellizco en el corazón de emoción y alegría porque nuestra ciudad, Las Palmas de Gran Canaria, acoja casas como estas y tantas otras donde gracias a la gastronomía podemos viajar por el mundo sintiéndonos parte de un todo. En unos momentos donde todo es crispación y con situaciones vividas recientemente y de infausto recuerdo en nuestra memoria tocaría recordar que en las islas somos casa de culturas, tierra de migrantes y que también hemos emigrado en el pasado, de nosotros depende que ahora salgamos más unidos que antes, démonos la mano y disfrutemos de la buena mesa, eso nos hará ser mejores personas, que en el fondo es de lo que se trata. 

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