Animadores, creadores de ilusiones

'Wall my dream', un diseño de YesLand

Lourdes Benítez

Cuentan algunos autores que la historia de la animación se remonta a la prehistoria. Las pinturas rupestres dan fe de los primeros intentos del hombre por mostrar el movimiento. Pinturas, que lo consiguen a pesar de su lógico estatismo, y que son el primer e importante paso para una revolución que llegaría siglos después. Ya lo dijo el propio Walt Disney, “si puedes soñarlo, puedes lograrlo”, y no se equivocó.

El sueño no era otro que conseguir proyectar imágenes y fue el alemán Athanasius Kircher, quien en 1640 hizo el primer intento de proyección de imágenes mediante la linterna mágica. Tras estos inventos con nombres difícilmente reproducibles como el taumatropo, phenakitoscopio, praxinoscopio; aparecieron un sinfín de proyectos hasta llegar a la compleja tecnología actual; gracias a la que los ordenadores son capaces de recrear figuras con tanta naturalidad que en ocasiones rozan la perfección.

Como si de una receta de cocina del mismísimo Ratatouille se tratara, la animación es la conjugación perfecta de diferentes ingredientes, cada uno de ellos en su justa medida. Las ideas empiezan a dar vueltas en la cabeza del creador audiovisual, lo hacen a la misma velocidad que se proyectan los fotogramas en una sala de cine. El movimiento siempre está presente y cómo no, la fantasía. Para crear estas ilusiones se utilizan las más diversas herramientas; entre ellas, el lápiz y el papel. Aunque el relevo lo han tomado los ordenadores, que permiten resultados cada vez más realistas; en muchos casos, inapreciables para los ojos menos entrenados. Gracias a los computadores, las pantallas de cine y televisión se inundan de efectos inimaginables para los hermanos Lumière, inventores del cinematógrafo a finales del siglo XIX.

La animación lleva varias décadas haciéndose un hueco en la cultura audiovisual y lo ha hecho para quedarse como indispensable. Las grandes compañías han encontrado en ella un filón económico, y no pierden la oportunidad de explotarlo, aunque vaya en detrimento de empresas independientes; encargadas de crear productos para televisión a un menor coste. No en vano, una sola obra audiovisual de 80 minutos firmada por una productora de máximo nivel como Disney, Pixar o Dreamworks, cuenta con un presupuesto aproximado de 100 millones de dólares. Frente a estas cifras estratosféricas, los 6 millones de dólares de presupuesto de una serie de animación de 13 horas de programación.

Diferencias necesarias para un sector, para el que sería inviable asumir con más frecuencia, producciones tan costosas y con un proceso creativo que puede durar varios años. Y no sólo eso, el lenguaje audiovisual de una obra pensada para las salas de cine varía, y mucho, de series para televisión que deben tener en cuenta cualquier estímulo externo que pueda distraer la atención del espectador; y por tanto, no tendrá la misma eficacia que una proyección de cine.

La animación es un sector con mucho futuro pero al mismo tiempo un gran desconocido para el público general. Y está formada por un compendio de áreas con las más diversas aplicaciones prácticas, entre las que destaca, el cine, postproducción de obras, elaboración de efectos visuales y digitales, arte digital, videojuegos, diseño de escenarios digitales o incluso desarrollando software de visualización y diseño interactivo.

Canarias, un mercado por explotar

Canarias, un mercado por explotarHay que remontarse al año 1985 para encontrar el germen de la animación en Canarias. Por aquel entonces, un grupo de amigos se reunía en Las Palmas de Gran Canaria y compartían el interés por la animación y los medios audiovisuales. El Centro Insular de Cultura (CIC) les proporcionó la plataforma necesaria para compartir conocimientos y aprender todo lo relacionado con el medio que estaban descubriendo. De esa experiencia surgió el primer festival de cine de Gran Canaria, financiado por el Cabildo de Gran Canaria.

Entre ese grupo de amigos se encontraba Raquel Benítez, consejera delegada desde hace 14 años en Comet Entertainment Inc., productora audiovisual especializada en animación y radicada en Canadá. La productora canaria llegó hasta Norteamérica después de un amplio periplo que incluyó la serie de animación Historia de Canarias. “Tuvo muchísima difusión y actualmente se sigue vendiendo en soporte DVD. Es una serie de gran calidad porque absolutamente toda la información está verificada por catedráticos de las dos universidades canarias”, afirma orgullosa en su entrevista con Canarias Ahora. Además, El nuevo mundo de los gnomos, Tinguaro, los lagartos del sol, en colaboración con Machango Studio, y varios largometrajes completaron su trabajo en España, algunos de ellos con reconocimientos nacionales e internacionales. El trabajo y la búsqueda de la libertad en sus producciones le llevaron a cruzar el charco con destino a un país, que le ofreció un buen número de oportunidades para iniciarse como productora independiente con Comet Entertainment Inc. Coyuntura, que a buen seguro, de haber seguido en Canarias nunca se hubiese producido.

En el Archipiélago, el sector de la animación tiene un funcionamiento ‘peculiar’, Chedey Reyes, director y productor ejecutivo en Machango Studio, ha explicado a Canarias Ahora que “se trata de un sector infravalorado por todas las partes, incluso por los creadores y los espectadores. Es un mercado muy global y cuando tratas de hacer algún trabajo acorde a lo global descoloca un poco porque las Islas no son un centro de producción a nivel mundial; y no es habitual este tipo de trabajos”.

Reyes piensa que para salir adelante trabajando en animación es necesario crear productos propios. “Canarias podría ser un sitio bastante productivo para traer talentos, pero lo que falla aquí es el comercio, debes tener una estructura para saber venderte fuera o tener encargos que vengan del exterior. Lo realmente complicado es vivir en Canarias con trabajos del propio Archipiélago”, continúa.

Sin embargo, la historia de Benítez no suele darse con facilidad. Algunos canarios lo intentan fuera de las islas, pero otros creadores encuentran en el Archipiélago el lugar adecuado para desarrollar su carrera profesional. Estudios de animación como La Casa Animada, que además de crear y desarrollar proyectos en dos dimensiones (2D), ofrecen programas formativos en los que enseñan desde animación tradicional en papel a storyboard.

Y es que en las Islas hay mucho potencial, al menos eso piensa Yesenia Acosta, CEO de YesLand Studio, productora y escuela de animación e ilustración. “Puede que sea por el clima o por el gofio que comemos – sonríe divertida- lo cierto es que siempre ha habido mucho potencial y talento, tanto creativo como artístico en Canarias. El problema es que de nada sirve sin el factor más importante de la ecuación para tener éxito en esta profesión tan exigente, y es la actitud”, explica en declaraciones a Canarias Ahora.

Actitud y trabajo es lo que han demostrado Saúl Barreto y Manuel González Mauricio con el filme Hiroky. Defensores de Gaia, la primera película de animación realizada íntegramente en Canarias. El filme, dirigido al mercado internacional, logró una nominación a los Premios Goya 2014 en la categoría de Mejor Película de Animación.

Además de Barreto y González Mauricio, Damián Perea es otro de los grandes nombres de la animación en Canarias, él también logró una nominación a los Premios Goya por su cortometraje Podría Ser Peor, producción con la que obtuvo numerosos premios y menciones espaciales en festivales internacionales. Sobre Perea, recae la responsabilidad de organizar el Festival Internacional de Cine de Animación, Efectos Especiales y Videojuegos (Animayo), que se celebra desde 2006 en Gran Canaria.

Autodidactas versus formación académica

Autodidactas versus formación académicaLa proliferación de Internet y la facilidad de acceder a software profesional hace que cada vez sea más sencillo formarse sin siquiera salir de casa. Algo, que en ocasiones juega en contra de la profesión. “Las personas que se introducen por primera vez en la animación piensan que todo gira entorno al movimiento de un personaje, pero la animación es mucho más; es el guión, la planificación, la construcción de personajes, hacer que si mueven una mano puedan mover un brazo de la forma más natural, que la música acompañe; el proceso es mucho más complejo de lo que la gente piensa”, relata Benítez.

La formación académica cumple el objetivo de instruir a futuros profesionales, y es adecuada cuando existe un mercado que la demanda. “Debemos tener cuidado de las demandas insatisfechas, si el mercado no absorbe a estas personas puedes generar mucha frustración y problemas en los profesionales”, afirma Reyes. Para él, este tipo de formación es ideal en lugares en los que hay mercado para los nuevos profesionales, con unos niveles de producción muy superiores a los que puede haber en Canarias. Como director y productor asegura que si tuviera que pensar en un profesional para alguno de sus proyectos, no tendría en cuenta la formación previa de la persona, “el elemento esencial es que haga las cosas bien y eso no depende de la formación reglada o autodidacta”. Él es un claro ejemplo de esa filosofía, sus estudios previos de empresariales nada tienen que ver con la animación. Pero un master audiovisual le hizo ver el potencial que le ofrecía un sector que en Canarias aún no estaba suficientemente desarrollado hace más de una década.

Cada vez es más fácil encontrar profesionales autodidactas capaces de ofrecer productos de gran calidad, resultado de la dedicación y el esfuerzo por aprender. Acosta valora por igual la formación autodidacta y la académica, “cuando somos autodidactas, nos caemos en el hoyo y en el mejor de los casos aprendemos y salimos de él, aunque tardemos varios años en hacerlo. Cuando cuentas con un profesor, estás ante un guía que te transmite su experiencia, evitando que caigas en el hoyo y sepas afrontar los problemas; con esta elección de formación, en unos dos o tres años cualquier persona puede convertirse en un profesional”.

“Que alguien pueda aprender animación desde casa y con un ordenador es un gran avance. Que el saber sea accesible nunca debería verse como algo negativo. De hecho he abierto una escuela para crear competencia, para generar movimiento, fortalecer el sector de la animación y poner mi pequeño granito de arena para dinamizar la industria audiovisual partiendo de Canarias, sin perder de vista el mundo, que es realmente nuestro campo de juego”, y añade Acosta, “la animación es una profesión que nos puede hacer viajar saltando de estudio en estudio, y llegados a un punto de nuestra carrera con la suficiente calidad y contactos, convertirse en el trabajo más deslocalizado que podamos imaginar. Esto es: con un ordenador, conexión a Internet y poco más, podríamos trabajar para los diversos estudios desde cualquier lugar del mundo”.

Acosta cuenta que el aprendizaje en sí mismo genera una inquietud que suele transformarse en nuevas ideas, “sobretodo sucede cuando aprendes a utilizar una herramienta que te permite llevar a cabo proyectos que antes no podías hacer. El cambio de formatos es algo que imprime frescura a nuestro discurrir y hace que nos planteemos hacer cosas distintas. Nos mantiene activos y receptivos”. Avances que acompañan a los animadores desde sus comienzos, a lo largo de toda su carrera profesional.

El resultado de la revolución tecnológica aplicada a los medios audiovisuales se nota cada año en las tendencias del sector. Benítez explica que “cada cierto tiempo sale un software nuevo para hacer animación y durante un período aproximado de un año, todas las películas giran en torno al mismo tema. Es el caso de un programa informático que permitía hacer efectos relacionados con el agua, las mareas y el océano; durante ese año, todas las películas tenían temáticas parecidas, era la forma de demostrar a todos que habías adquirido el software y sabías utilizarlo”.

Luís Felipe Lodos es un claro ejemplo de que el autodidacta puede hacerse un hueco en el sector. Se califica a sí mismo como “aspirante a director de cine” pero en su currículo cuenta con experiencias en animación, efectos especiales en cine y como técnico de animación; y además de escribir guiones, este joven grancanario ha tenido algunas incursiones en las tres dimensiones (3D).

En su entrevista con Canarias Ahora, Lodos transmite pasión por el cine y los “efectos extraordinarios” que puede producir. Recuerda que “cuando empezó el cine digital con la película Tron, lo veía como algo raro que me atrajo mucho, a medida que se fueron haciendo nuevas producciones y utilizaban esta técnica empecé a entenderlo. En Parque Jurásico lo digital parecía muy real y, poco a poco se fue usando en distintas producciones que no fueron tan buenas visualmente. Hasta llegar a Titanic, donde aparece un barco en 3D. A partir de ese momento me entró el gusanillo y empecé a experimentar con los medios que tenía”.

Para sus primeras pruebas lo tuvo fácil, utilizó un corto que había producido un tiempo antes y añadió espadas láser a los personajes, algo que había visto en Star Wars, “cuando me di cuenta que podía hacerlas me sentí como un director de Hollywood, porque tenía las herramientas para hacer algo parecido desde el punto de vista visual”, cuenta orgulloso. De esta forma Lodos comenzó a crear las ilusiones que le habían cautivado del cine años antes, “realizaba cortometrajes con poco presupuesto y me apetecía poner cosas extraordinarias, porque me gustaba mucho la ciencia ficción, la única manera que tenía de hacerlo era incluyendo en mis producciones independientes, técnicas de animación y efectos especiales con programas en 3D e infografía”. El resultado fue muy satisfactorio, sobretodo porque con ellos logró sorprender a los espectadores de estas primeras pruebas.

De esta experiencia Lodos concluye que “no es imposible hacer animación en Canarias, eso sí, se puede hacer a otra escala, porque aquí no se dan las condiciones que tienen en Hollywood para hacer las películas que firman productoras como Pixar”. Y eso, a pesar de contar con Internet y la formación a distancia; además de la deslocalización que permite que muchos estudios estén encargando trabajos de animación en otros países para ahorrar costes.

“No hay fórmulas mágicas”, afirma Lodos, “todos tenemos una serie de talentos que debemos cultivar y sólo con el trabajo puedes perfeccionarlo, así es como surgen las oportunidades”.

Sin embargo, que en ciertos ambientes artísticos es fácil encontrar alumnos con problemas de ego, que piensan que no es necesario esforzarse, porque confían en la inspiración. La experiencia de Acosta en su escuela YesLand Studio le ha enseñado que “el dibujo, y la animación en sí, es una carrera de fondo, un músculo que has de entrenar a diario; donde importa tanto tu calidad de producción, como tu comportamiento dentro de un equipo. Es una gran verdad que el mundillo de la animación es un pañuelo, donde has de ser ante todo productivo, buen jugador de equipo, ajustarte a lo que se te pide hacer y ser resolutivo. Hemos de tener en cuenta que la animación tiene su faceta artística, pero no deja de ser un oficio de producción con fechas de entrega y una calidad determinada que se espera de nosotros. Esto marca la importancia de la seriedad, la responsabilidad y el buen hacer necesarios para llevar a cabo nuestro trabajo con éxito”.

La inversión, el talón de Aquiles del sector en Canarias

La inversión, el talón de Aquiles del sector en CanariasLos animadores canarios buscan oportunidades de la mano de productores que confíen en sus creaciones. Ellos serán los encargados de impulsar económicamente las obras audiovisuales para que puedan lograr la mayor repercusión. Sin embargo, el potencial creativo que hay en el Archipiélago no es suficiente y muchos animadores tienen problemas a la hora de conseguir financiación para sus obras; en gran medida, porque los grandes proyectos acaban en manos de profesionales de fuera de Canarias.

Su experiencia tanto dentro como fuera del Archipiélago otorga a Benítez una visión privilegiada de la problemática, cree que muchos animadores anteponen la creatividad del proyecto a su viabilidad, “el 99% de los canarios no quiere tocar el producto y eso lo puedes hacer sólo cuando tienes el control creativo sobre tu obra, pero cuando no eres Almodóvar tienes que adaptarte a las necesidades del mercado y a la opinión de la persona que pone el dinero para hacerlo realidad”.

Benítez piensa que nadie es profeta en su tierra y por eso prefiere seguir creciendo en Canadá, donde ha logrado hacerse un hueco. La legislación del país norteamericano demanda un mayor control sobre el trabajo que llevan a cabo las productoras, algo que tiene como fin ayudar al sector. “Cuando el gobierno canadiense te da dinero, vigila que lo hayas invertido en la producción y no sólo eso, hace un seguimiento para comprobar que lo has vendido y que te hayas esforzado en exportar el producto a otros mercados. El proceso es muy escrupuloso e incluso exigen que todos los trabajadores estén dados de alta en la Seguridad Social; algo que en España no sucede y es una pena porque hay mucho potencial y hay gente que está cualificada pero no tienen la intención de salir de las Islas”.

El objetivo de esta animadora son proyectos que se prolonguen en el tiempo, y no trabajos puntuales, “suponen conseguir una subvención, hacer la serie y guardarla en una estantería, esto es lo que sucede con muchos de los proyectos que se hacen en Canarias porque el Gobierno da la subvención pero no hace un seguimiento de los trabajos”. Benítez es de la firme opinión que los profesionales deben salir de las Islas para formarse, aprender a recibir críticas y consejos, según ella, “si no salimos no hay avance y los que trabajan en el sector deberían entender que todos empezamos en esta industria llevando cafés. Pienso que es mejor estar en Madrid sirviendo cafés en una productora que en una oficina en Canarias. Porque rodeado de profesionales escuchas cosas, estas en el ambiente, escuchas la terminología y aprendes mucho más”.

Por su parte, Lodos cree que una película no es un gasto y que la inversión podría recuperarse en poco tiempo e incluso recuperarla si se hacen las cosas bien. “No se trata de pedir dinero, se trata de ofrecer más de lo que se necesita para sacar adelante el proyecto”, y aclara que “todo depende de cómo lo plantees, yo voy a plantear una película que se pueda realizar con mucho presupuesto pero también con poco, voy a estar abierto a todas las opciones; todo dependerá de los recursos que puedas conseguir moviéndote”. Éste joven director cree que la clave está en ofrecer un proyecto que sea interesante para los inversores porque pueden recuperar la inversión y que además se trate de un buen producto que pueda proyectarse en el mayor número de lugares.

Reyes va más allá, piensa que el problema del mercado en Canarias es la segmentación geográfica y el desconocimiento que las empresas tienen de su propia competencia, que en ocasiones llegan a descubrirse en reuniones internacionales del sector. El mercado genera diversificación y especialización y cuando no lo hay, estas productoras y estudios creativos se ven obligados a buscarlo fuera; motivo por el que según Reyes, “se han dado casos de producciones como Hiroky. Defensores de Gaia o Jonás: Las Aventuras Imaginarias, que están pensados para venderse fuera, porque el mercado local es pequeño para estar especializado en algo tan concreto como la animación”.

Los grandes centros de producción como Londres, Miami o Los Ángeles están en el punto de mira de Reyes, quien asegura “me iría de Canarias con los ojos cerrados, el único arraigo que tengo a las Islas es de índole personal y no laboral”. Y es que para muchos de los directivos y creativos canarios, lograr la repercusión que sus productos merecen, en ocasiones, requiere tener que abandonar las Islas en busca de un futuro mejor.

El acceso global a estudios especializados

Visitar cualquier facultad de Ciencias de la Comunicación en España y preguntar a los alumnos de último curso qué sensación tienen ahora que están a punto de entrar en el mercado laboral arrojaría una respuesta generalizada: vértigo.

La sensación de haberse formado durante cuatro o cinco años, en función de la universidad en la que se cursen los estudios; y sentir que no se sabe absolutamente nada, es algo muy común. El por qué no es tan fácil de explicar, puede que porque algunos de los alumnos busquen superar créditos para obtener el título, o porque son tantas las materias a las que tienen acceso durante su formación, que es imposible decantarse por una de ellas.

Lo cierto es que muchos profesionales no saben desenvolverse en ciertas circunstancias porque los estudios ofrecen ‘falsas realidades’; es decir, conocimientos que si bien aportan cultura general a los alumnos, no son representativos de la realidad que se van a encontrar en la calle.

Buscando solucionar esas carencias y aportar a los estudiantes contenidos lo más renovados posibles surge el Instituto de Formación y Desarrollo Audiovisual, IMA Institute Net, un centro de formación online pionero por proporcionar sus contenidos en inglés y español. Raquel Benítez, consejera delegada de Comet Entertainment Inc., puso en marcha este centro de enseñanza con sede en Canadá, con el objetivo de crear una mano de obra cualificada y especializada, necesaria para la industria audiovisual mundial. “El programa educativo está planteado en función de las necesidades del mercado. Cuando el alumno estudia una titulación con nosotros, adquiere todos los conocimientos necesarios para ir a buscar trabajo con garantías”, explicó Benítez.

El sistema educativo de IMA Institute ha tenido tan buena acogida a nivel internacional, que ya han alcanzado acuerdos con universidades de Costa Rica, Dubai o Rusia. “Las cosas van muy bien y sobretodo en el ámbito latino porque no hay estudios en español, es donde más alumnos tenemos y donde más se interesan”, aseguró Benítez. La Universidad de Diseño de Moscú, ha desarrollado una licenciatura conjunta con IMA en medios audiovisuales de guión, realización y animación. Los alumnos de este centro tienen la opción de realizar los dos primeros años en su universidad y a través de Internet hacer los dos últimos años, obteniendo la titulación de Canadá.

“El currículo del instituto está basado en experiencias y necesidades reales de profesionales, no se ha seguido un programa educativo paralelo al de otras universidades, tenemos nuestra propia experiencia”, agregó Benítez, quien explicó además que los estudiantes tienen la posibilidad de hacer cursos individuales en función de las necesidades laborales. Y cuando se realizan licenciaturas tienen acceso a prácticas durante dos o tres meses en Canadá para completar su formación. Cuando el traslado a Canadá para el período de prácticas no es posible por cuestiones económicas, los alumnos tienen la opción de hacerlas en centros certificados en su lugar de origen.

El diseño de videojuegos es una de las profesiones más demandadas dentro del audiovisual en la actualidad, y también tiene cabida en este centro de formación. Otras enseñanzas más habituales, como guión o producción, o derecho audiovisual, donde los alumnos conocen con profundidad cuestiones relativas a legislación, derechos de autor, patentes y marcas. Contenidos que en muchas universidades no se estudian con profundidad y que provocan dudas entre los profesionales que desconocen cuáles son los límites legales de su quehacer diario.

[Este es un contenido Premium de CANARIAS AHORA SEMANAL. Hazte Lector Premium para leerlos todos y apoyar a sus periodistas]

Etiquetas
stats