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Nicolás Alayo: “Mantener nuestras raíces culturales cubanas es una prioridad, como la educación o la sanidad”

Nicolás Alayo, artista plástico y exmiembro del PCC

Enrique Bethencourt

La Habana —

Nicolás Alayo, de 61 años, pintor y ex militante del Partido Comunista de Cuba (PCC), es un hombre activo, vivaz, combativo, defensor de sus ideas y capaz de debatirlas sin el peso de dogmatismos ni verdades sagradas. Hablamos con él en su estudio de La Habana Vieja, rodeados de cuadros y compartiendo un excelente ron del país. Defensor de la cubanía afronta con una dosis alta de escepticismo este período de cambios, especialmente por su total desconfianza en el amigo (norte)americano; y considera esencial que su país no pierda el poder de sus raíces, de su cultura propia.

Le señalo que en un período de globalización, Cuba ha resistido, hasta ahora, en la defensa de su cultura nacional. Y que las modificaciones que se pueden producir en el próximo período pueden suponer también una ‘invasión’ en este ámbito. Nicolás considera que las transnacionales son muy poderosas y que manipulan de manera muy brutal, con propuestas muy bien estudiadas. “Es un nuevo reto que nos obliga a pensar y trabajar duro. Hay que situarlo como una prioridad, como hacemos con los derechos sociales educativos o sanitarios”.

Destaca que siempre ha existido un interés por mantener la música y el conjunto de las expresiones artísticas cubanas, lo que no significa dejar de atender ni de apreciar las otras manifestaciones culturales de otros lugares. “La excelencia hay que defenderla y difundirla, aunque hoy mucha gente prefiera lo rápido, lo fácil, lo pegadizo, lo efímero”.

Identidad 

Señala que hace varios siglos, el sacerdote Félix Varela dijo que había que “pensar en cubano”. Más tarde, José Martí “maduraría y consolidaría esa idea. Yo soy cubano, con mis raíces, con mi cultura, pero sensible al dolor de todos en cualquier lugar del Planeta. Si se pierde la identidad nos convertiríamos en un barco sin vela y sin timón, completamente a la deriva, y eso no nos lo podemos permitir”.

Nicolás abandonó el PCC hace más de una década por no compartir determinadas contradicciones y por la incapacidad para reflexionar y abordar cambios más audaces. Pero no reniega de la esencia de sus ideas y sigue apostando por el socialismo y es un gran admirador de la obra política del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez. “En la etapa más reciente, en Venezuela, Bolivia o Ecuador se han hecho bien las cosas, dignificando a los pobres con políticas sociales, así como a los indígenas, hasta hace poco completamente olvidados. Pero, al tiempo, respetando las empresas y los negocios privados”, afirma.

Respecto a Chávez es rotundo. “Su gran tarea, su gran legado, fue romper con la inercia de la pobreza y, especialmente, con el drama de cientos de miles de niños y niñas pobres. Sacándoles del fango y dándoles alimentación y vestido, además de educación y sanidad”.

Izquierdas

Para este artista plástico, Chávez es clave para entender los procesos que se han producido en América Latina en estos quince años del siglo XXI, “con la llegada al Poder de distintas izquierdas mediante el apoyo ciudadano en las urnas y pese a los permanentes intentos desestabilizadores de Estados Unidos y de sus gobiernos aliados”, asevera.

Su desconfianza con la entrada estadounidense en la isla es total. “No harán nada bueno, salvo defender sus intereses y tratar de imponer su modelo. Las palabras pronunciadas por John Kerry en el hotel Nacional en su reciente visita a La Habana solo confirman la continuidad de su modelo imperialista, sin el menor respeto a otros pueblos”.

Alayo valora alguno de los cambios del último período. “La presencia de los pequeños negocios es buena para el país y para quienes los impulsan. Esos pequeños motores alimentan al conjunto de la economía, la hacen más fuerte y permiten mejor nivel de vida. ¿Tiene que hacer la bisutería el sector público? En su momento nacionalizamos y estatalizamos todo, desde el que hacía papas fritas al que arreglaba zapatos; y, haciendo un balance, no fue precisamente un gran acierto. Chávez, sin embargo, respetó el funcionamiento del sector privado y, sin embargo, tiene una contra, la derecha venezolana, muy agresiva”.

Educación

Este pintor, curtido en mil batallas (participó en la guerra de liberación de Angola), destaca la importancia de la educación, también la que deben tener los dirigentes políticos. Y considera que Cuba, que ya defendió su independencia y soberanía frente a España y Estados Unidos, debe seguir su propio camino, siendo autocríticos y corrigiendo errores, pero nunca sometida a otras naciones.

“La guerra ideológica no se va a terminar nunca. El imperio no cambia su esencia”, concluye.

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