Sólo los más sabios sobrevivirán

Ajedrez de cristal. Foto: Obsidian Photography.

Romina Cabeza

San Sebastián de La Gomera —

En los últimos años todos hemos sido testigos de cómo se ha modificado en numerosas ocasiones nuestro sistema educativo, pues hablar de un nuevo equipo de gobierno ha supuesto de forma paralela cambios en la educación. En 36 años de democracia ha habido numerosas reformas en este sistema, pues desde 1980 se han aprobado doce leyes orgánicas incluidas la LGE de 1970 que se encargó de regular el sistema hasta principio de los 80.

Continuas reformas donde se debería tener en cuenta que la educación es un factor clave en la andadura de las personas teniendo evidentemente una incidencia directa con la situación laboral de la misma, pues diversos estudios han reflejado que aquellas personas que tienen un alto nivel formativo tienen una mayor posibilidad de mantener o conseguir un trabajo. Cuando un país cuenta con una base sólida en educación, ello supondrá una estimulación para la economía del mismo, creando un mayor número de puestos de trabajo.

Una baja cualificación se identifica con la realización de los estudios obligatorios más elementales, el abandono a una edad temprana del sistema educativo, así como la falta de motivación por la formación. En el caso de Canarias, a pesar de que se han identificado mejoras es necesario continuar trabajando en este campo, pues aunque factores como la evolución de la escolarización del alumnado ha ido en ascenso con resultados positivos en el total de la enseñanza no universitaria se deben considerar otros elementos como el sistema de evaluación, la implicación de los padres o la motivación de los alumnos, entre otros aspectos.

Precisamente es el nivel formativo de la población el indicador del abandono educativo a una edad temprana, es decir, el porcentaje de personas que no continúan los estudios más allá de la enseñanza obligatoria. Un indicador relevante si se tiene en cuenta que según la UE aquellas personas que no realizan estudios secundarios de segundo nivel tendrán una inserción complicada y difícil inserción sociolaboral, debido a que se prevé que en el 2020 sólo el 15% de los empleos serán para personas sin este nivel de formación, cómo así ha indicado la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año 2013. Actualmente, la tasa de abandono escolar temprano en Canarias se sitúa por encima de la media de la UE y por ello está muy alejada del objetivo europeo 2020 que se encuentra fijado en el 10%. Varias de las causas estructurales que provocan el abandono educativo puede explicarse por una alta declinación durante las últimas décadas del modelo productivo del archipiélago hacia el sector de la construcción, caracterizado por una concentración de mano de obra intensiva y la ocupación de puestos de trabajo de muy baja cualificación. Este hecho ha podido incentivar el abandono prematuro de los estudios, en la medida en que no son necesarios requerimientos formativos para el desempeño de los trabajos ofertados.

Como ya se ha citado existe un efecto positivo que es la evolución ascendente de la escolarización en Canarias. Desde el curso 2005-2006, cuando se registra la escolarización más baja, el alumno a partir de entonces ha ido aumentando cada curso. Según datos consolidados, en el curso 2011-2012 se presentó la cifra más alta de los últimos 12 años analizados.

No obstante, dicha evolución positiva varía en función del nivel y tipo de enseñanza, ya que en Formación Profesional, según datos de 2013, seguía siendo baja, tanto en términos absolutos como comparativamente con otras enseñanzas. Así es que se trata de un reto pendiente el incremento de matrículas en este ámbito, especialmente en Grado Medio.

Canarias, empleo y formación

Desde comienzos de la crisis hasta la actualidad, se ha creado una nueva configuración del empleo según el nivel formativo. Esto ha llevado a la casi desaparición del colectivo de personas sin ningún tipo de estudio, pues han pasado de representar un 0,5% del total de personas sin estudios universitarios que tenían trabajo en el año 2007 al 0,1% en este momento.

Del mismo modo los ocupados con educación primaria han experimentado una importante reducción de su presencia relativa en el mundo laboral, ya que han pasado del 25,5% de la ocupación con respecto al total del empleo de personas sin titulación superior a un 19,5% como así lo refleja la EPA.

Lo característico es que la disminución en porcentaje ha sido menor para las personas con un nivel formativo correspondiente a la educación secundaria, ya que de un 41,8% de representatividad se han reducido hasta el 40,3% de los ocupados sin titulación superior.

En cambio, se visualiza un punto de inflexión en aquellas personas con un nivel formativo correspondiente a bachiller, pues aunque su número en términos absolutos ha descendido, incrementan su porcentaje de participación pasando de un 32,25 en el año 2007 al 40,1% en el 2013.

Canarias y la Unión Europea

En el caso de la UE el abandono escolar actual es del 15%, lo que supone que aproximadamente uno una de cada siete personas dejan antes de tiempo la enseñanza y la formación. Además, menos de una de cada tres personas tiene un titulo universitario, en comparación con el 40% con el 40% de Estados Unidos y más del 50% de Japón. Alrededor de 80 millones de personas sólo tienen unas cualificaciones bajas o básicas y según las previsiones en el 2020 un total de 16 millones de puestos de trabajo requerirán cualificaciones altas.

En Canarias el bajo nivel educativo de importantes segmentos de la población se manifiesta como un elemento determinante que contribuye a mantener el déficit estructural de la economía del archipiélago. Esto se puede comprobar en la diferencia negativa que existe entre la región y la Unión Europea en cuanto al peso relativo en aquellas personas menos formadas. Como así lo reflejan los datos en la UE el 75,5% de la población con estudios y edades comprendidas entre los 15 y 74 años de edad cuenta con titulación no universitaria. En España ese porcentaje es del 71,2% mientras que en Canarias asciende al 75,9%.

En el conjunto del espacio integrado el 24,5% de la población formada tiene estudios universitarios. En España ese porcentaje es de un 28,8% por lo que es más de cuatro puntos superiora la media europea. En cuanto al territorio insular presenta unos datos muy similares a la de la media de la UE, con un porcentaje del 24,1%, aunque si la comparación se efectuase en relación a los países más desarrollados del espacio integrado, las distancias serían mayores a favor de estos.

A simple vista no se aprecian grandes diferencias en los niveles de estudios entre los diversos espacios considerados, pero si las hay y se encuentran dentro de las categorías en las que se clasifica el colectivo de personas de 15 a 74 años de edad con estudios no universitarios. De tal manera que en Europa, tan sólo el 29,9% de la población con estudios no universitarios ha llegado a obtener la titulación correspondiente a la segunda etapa de la Educación Secundaria, en España el porcentaje es del 49,3%. En Canarias las personas que tienen como límite superior de sus estudios a la educación primaria o la primera etapa de la Secundaria suponen el 52,3%. De todo ello se deduce que en el archipiélago más de la mitad de la población con estudios no ha llegado a obtener la titulación completa correspondiente a la segunda etapa de Educación Secundaria.

Sin embargo, en la UE el 45,6% de las personas con una titulación no universitaria han cursado todos los tramos de la educación secundaria, frente a los exiguos 21,9% de España y 23,6% de Canarias, ya que hay más de 20 puntos de diferencia.

Otro aspecto bastante llamativo es que a pesar del reducido colectivo que ha obtenido la titulación correspondiente a los estudios de Doctorado, es curioso observar que es donde únicamente se ha producido un aumento de la ocupación. En concreto se ha pasado de 5,2 a 6,5 millones en el año 2013. El incremento del número de personas ocupadas dentro de este colectivo con respecto al total del empleo universitario ha sido del 23,1%.

Por tanto y a modo de conclusión se obtiene que en Canarias las personas con un alto nivel de estudios tienen una mayor posibilidad de mantener su trabajo. La crisis ha reducido la ocupación, así como ha modificado la composición del empleo por niveles formativos. Así es que se comprueba como existen diferencias de empleabilidad a favor de los individuos cualificados. Las personas que han finalizado la segunda etapa de Educación Secundaria y los Titulados Universitarios han incrementado su peso relativo en la composición del empleo del territorio insular, ocurriendo lo contrario para los colectivos menos formados.

Finalmente, se debe tener en cuenta que una población adecuadamente formada genera beneficios a la economía y al bienestar de la sociedad, reduciendo las diferencias entre los individuos al compensar desequilibrios iniciales en la disponibilidad de recursos, por lo que parece evidente que hay que redoblar esfuerzos para impulsar la mejora de los niveles medios de cualificación del capital humano en Canarias y de esta forma lograr una mayor estabilidad y en convergencia como la Unión Europea.

Vinculación entre nivel formativo y puesto de trabajo

Según datos analizados por la EPA han reflejado que en Canarias hay una vinculación positiva entre menor nivel formativo y el aumento en la probabilidad de perder el puesto de trabajo. Esto quiere decir que un mayor nivel de cualificación ayuda para el mantenimiento de la ocupación o las posibilidades de conseguir un empleo.

En este punto y como datos de interés conviene destacar que en España en el año 2007 había 3,7 millones de personas con baja cualificación empleadas. En cambio, en el 2013 esta cifra se reduce hasta 0,1 millones de personas, por lo que el efecto de la crisis sobre este reducido colectivo ha sido devastador al experimentar un descenso del 86,5% de trabajadores con poco o ningún nivel de estudios.

Existe un porcentaje elevado de población con niveles educativos bajos que han abandonado prematuramente los estudios y, por tanto, el número de personas que han cursado el bachiller es muy inferior a la media de la Unión Europea.

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