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El adiós de los talentos

Los jóvenes emigrantes tienen una edad de entre 25 y 35 años

Romina Cabeza

San Sebastián de La Gomera —

En los últimos años y con el inicio de la crisis económica se ha vuelto muy común escuchar como cada día abandonan el país cientos de personas en busca de un trabajo. Todos conocemos vecinos, amigos o familiares que deciden marcharse al extranjero en busca de una vida mejor, bien a Europa o fuera de ella. Al escuchar estas historias de personas que desesperadas por la situación actual deciden hacer las maletas nos transporta a la emigración española que tras una larga duración finalizó en 1986 con la entrada del país en la Unión Europea y la posterior bonanza económica. Con todo ello España se convirtió en un lugar que no producía emigrantes, sino que los recibía.

Un total de 4.526.804 parados es el dato que dejan las oficinas de los servicios públicos de empleo en el mes octubre. Una cifra que perjudica gravemente a los más jóvenes principalmente menores de 25 años, donde una cuarta parte de la zona del euro son españoles. El desempleo en este perfil alcanza ya más del 50%. Un porcentaje que sería aún mayor si no fuera por la cantidad de jóvenes que han tenido que abandonar España, tanto es así que según el Instituto Nacional de Estadística (INE) desde el año 2010 se ha perdido casi un millón de jóvenes. Con unas perspectivas de paro del 22% como mínimo hasta el año 2016, este nuevo éxodo ha sido denominado por los sociólogos como emigración selectiva.

Como así ha señalado también en varias ocasiones la prensa europea, los jóvenes españoles dejan el país desmotivados por la ausencia de oferta laboral y por contratos de trabajo que llevan consigo condiciones precarias. Además, una persona de 24 años que ha finalizado sus estudios, por lo general no tiene una experiencia de dos años como así lo requieren muchas empresas en sus ofertas de empleo, así es que optan por un sueldo bajo, prácticas encadenadas o salir y adquirir un mayor conocimiento de idiomas.

Perfil emigrante y medios de búsqueda

A diferencia de la emigración de los años 60, ahora se trata de un emigrante con una edad comprendida entre los 25 y 35 años que por lo general no cuenta con responsabilidades familiares, con una alta formación académica, y que al menos suele dominar dos idiomas como el inglés, alemán o francés. Asimismo, suelen ser personas procedentes de estudios de ingeniería, ciencias, arquitectura, informática, comunicación o sanidad. Tampoco existe problema, miedo o desconocimiento por parte de los jóvenes en irse fuera, pues una gran parte de ellos han realizado sus estudios, prácticas o intercambios en los lugares que deciden instalarse. Es lo que se conoce como fuga de talento o de cerebros.

Mediante agencias, empresas, por amigos o conocidos es la forma que existe actualmente para seleccionar el destino, entre ellos se encuentran Estados Unidos, Australia o incluso África, pero donde existe una mayor reclamación de puestos es actualmente en Centroeuropa. La demanda por países se distribuye de la siguiente forma. Alemania, por su parte solicita ingenieros; los nórdicos investigadores en diversas especialidades e Inglaterra y Francia profesionales sanitarios.

Otro medio que puede servir como guía es la red Eures de movilidad laboral integrada por los servicios públicos de empleo de todos los países de la UE junto con Suiza, Noruega e Islandia. Curiosamente un medio que refleja que existen actualmente un mayor número de solicitantes de empleo en Italia con un total de 23.169, a diferencia de España que aparecen registrados 19.949 personas. La red Eures es un intercambio de información entre los solicitantes de empleo y los empresarios al necesitar información sobre cuestiones prácticas, jurídicas y administrativas. El portal de movilidad profesional proporciona instrumentos informativos destinados a prestar ayuda y apoyo, tanto a empresas como a personas que buscan un trabajo. Además, la base de datos sobre las condiciones de vida y de trabajo contiene información sobre una serie de cuestiones, como son la manera de encontrar alojamiento y colegio, los impuestos, el nivel de vida o la legislación social, entre otros.

En los tres últimos años el saldo migratorio exterior muestra más salidas que entradas en España, tanto por parte de extranjeros como de españoles y todo ello como consecuencia de la crisis de empleo que sufre el país. Por ello, conviene resaltar que hasta el año 2009 se alternaban los meses en los que las salidas y las entradas eran igualitarias. Sin embargo, en la actualidad todos los meses del año el saldo migratorio es negativo en ambos colectivos.

Una situación de la que se desconoce su duración, mientras los jóvenes buscan otras alternativas por su cuenta o bien mediante una agencia online, este es el caso de au pair. Una palabra francesa utilizada para designar a la persona que es acogida de forma temporal por una familia de otro país a cambio de cuidar de los niños. Para cientos de jóvenes trabajar como au pair ha supuesto la mejor opción para vivir al extranjero. El objetivo principal es lograr un intercambio cultural, del que ambas partes saldrán beneficiadas. Por su parte, el au pair aporta costumbres, tradiciones e idioma distintos, por lo que le añade un toque internacional a la familia. Mientras que el joven además de vivir múltiples experiencias, se convertirá en un miembro más de forma temporal ayudando en las tareas cotidianas. Además, podrá aprender el idioma del país con la ayuda de un curso. Hablamos de un principio de reciprocidad, de un toma y daca por ambas partes.

Au pair y cooperación internacional

Au pairPor lo general, el perfil del joven que opta por esta modalidad para cambiar de país suele tener entre 18 y 30 años, ha finalizado sus estudios recientemente y al no encontrar un trabajo decide salir al extranjero. Por tanto, cada vez más son los que se lanzan a la aventura. A pesar de que no existen datos oficiales, agencias como Au Pair World estiman que desde que comenzó la crisis el número de españoles con estudios superiores que emigran para cuidar niños se ha duplicado.

De ello sabe muy bien Josune Villate. Licenciada de 24 años en Comunicación Audiovisual con un máster en Community Management decidió hacer las maletas y abandonar su ciudad natal, Bilbao, al considerar que en Den Bosch (Holanda) encontraría mejores oportunidades. Como así ha declarado “los primeros días fueron muy duros, pero enseguida me hice a la gente, a su carácter, a los horarios. Yo antes de venirme trabajaba cuatro horas, pero sentía que necesitaba hacer algo más, así es que no me lo pensé”.

Una joven que aunque reconoce que se defiende muy bien en inglés, el hecho de oír hablar al 90% de la población en holandés “la descolocaba”. Por esta razón decidió apuntarse a clases de holandés para una vez que finalice el contrato de au pair buscar trabajo vinculado a su formación. “El trabajo aquí no es agotador, pero debes ser responsable y cumplir con tus tareas. Para mí ha sido un plan B, una forma de salir, trabajar en otro lugar y reforzar el idioma gastando poco dinero. No se trata de una salida profesional, sino de una experiencia y estancia temporal”, señaló esta bilbaína de 24 años.

Otro ejemplo es la compostelana Tania Mosquera que tras finalizar el grado en Económicas decidió a sus 22 años irse a Inglaterra: “Comencé a buscar una familia para irme como au pair. La idea de cuidar niños no me apasionaba demasiado dado que no estudié para ello, sin embargo, era un camino fácil para introducirme en un país nuevo sin demasiadas complicaciones”. Una joven que ha reconocido lo difícil que fue su estancia al principio, al no estar familiarizada con el ritmo de vida y no poder comunicarme tan bien como le hubiera gustado. “Poco a poco fui forjando amistades y acostumbrándome a aquel país, hasta el punto de estar encantada de estar allí”.

Otra alternativa ante la crisis ha sido la cooperación internacional, propiciando de este modo una cultura solidaria entre los jóvenes al ayudar a los más desfavorecidos en otros países. Los voluntarios se suelen desplazar a países como Bolivia, Burkina Faso, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Mali, Marruecos, Nicaragua, Perú, República Dominicana o Senegal. A lo largo de seis meses o un año los cooperantes realizarán tanto cursos prácticos de formación, como podrán trabajar directamente en un proyecto. Por su parte, instituciones, diversas ONGs o entidades organizan en muchos casos este tipo de iniciativas para ayudar a los jóvenes a que desarrollen este tipo de programas.

Este es el caso de Elisa Llamas, una joven profesional y cualificada que ha tenido que emigrar. Licenciada en Ciencias Políticas decidió dejar la Ciudad Condal para poner rumbo a Nepal y dedicarse a lo que ella misma define como “la experiencia más gratificante y enriquecedora” de toda su vida. Ese fue el primer paso y con el que continuaría su escala por otros países como El Salvador o Etiopía.

Esta politóloga de 27 años reconoce que, a partir de su primera experiencia fuera, su afición por la cooperación se hizo aún más fuerte. “La situación en España ahora mismo no es la mejor. Yo prefiero dedicarme a lo que hago en la actualidad que a contratos en prácticas que parece que nunca acabarán. De algún modo he ido descubriendo lo que me gusta, debido en parte a esa alta tasa de paro que tiene el país y que no permite que mostremos nuestra formación y cualidades”. Por esta razón, no dudó en crear su propia ONG, llamada DUNA petits grans de sorra con la que pretende centrarse en comunidades olvidadas, además de varios proyectos.

Como así ha querido resaltar Elisa, “en España se ha vuelto un verdadero milagro ser menor de 30 años y tener un contrato de empleo por más de un año y bien remunerado”. También ha destacado que sin juventud no habrá opciones de futuro y que repercutirá en el crecimiento económico. “Es una pena que tengamos que irnos, después del Estado habernos formado durante años, lo peor de todo es la incertidumbre con la que vivimos, sin saber realmente cuanto tiempo permaneceremos en un país determinado o si regresaremos algún día para desarrollar nuestro talento en el lugar que lo hemos adquirido”.

Los datos del paro siempre cambian dependiendo del periodo del año, aún así existen 1,28 millones de licenciados y técnicos superiores que se encuentran buscando trabajo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). La salida hacia el exterior adquiere cada día una mayor demanda, por esta razón muchos de los jóvenes que aún no han finalizado sus estudios preparan lo que consideran su única vía de futuro. Conseguir una familia de acogida no supone un problema o inconveniente, sin embargo se deben cumplir diversos requisitos dependiendo del país. Por ejemplo, para acceder como au pair a Alemania se necesita certificar un nivel mínimo del idioma del país. Así en Francia es obligatorio el título de bachiller para poder firmar el contrato.

Canarias, jóvenes y paro

Canarias, jóvenes y paroEn lo que a Canarias respecta, la Comunidad encabeza la tasa de paro juvenil, con siete de cada diez jóvenes en situación de desempleo, como así ha indicado la empresa de trabajo temporal Adecco. Además, el Archipiélago ha perdido más del 25% de los menores de 25 años desde que comenzara la crisis en el tercer trimestre de 2007. Por tanto, ello supone que el saldo negativo de activos se debe a la población joven al no encontrar empleo en el mercado laboral español. Tras Canarias se encuentra Andalucia con un 65%, Extremadura con un 61%, mientras que La Rioja con un 36%, Cantabria 14% y País Vasco con el 46% suponen la menor tasa de desempleo juvenil.

Así es que desde el año 2007 se han perdido aproximadamente 1,40 millones de empleos juveniles y en el último año, la caída de la ocupación en el colectivo ha sido más de 200.000 trabajadores.

Otros motivos para la salida al extranjero

Otros motivos para la salida al extranjeroExiste un perfil de jóvenes que no se van al extranjero por problemas laborales o económicos, sino a aprender o reforzar idiomas o simplemente a completar sus estudios. Muchas de estas personas, tienen en ocasiones una edad más avanzada y han decidido regresar a los estudios para ampliar sus conocimientos.

Los recortes presupuestarios debido a la crisis también han afectado a una parte de la población dedicaba a la investigación, por ejemplo la falta de inversiones en I+D ha hecho que bajara la calidad de la investigación en las universidades y dicho sector se tuviera que marchar fuera para poder continuar con sus proyectos. A ello hay que añadir la política de becas donde se suelen pagar con posterioridad a los estudios realizados y muchos jóvenes no pueden adelantar ese dinero.

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