La otra cara de las microalgas

Microalgas en la playa de Arguineguín. (Alejandro Ramos).

Salvador Lachica

Santa Cruz de Tenerife —

La toxicidad de las colonias de microalgas que ha aparecido en las aguas canarias desde La Restinga a Las Canteras ha llenado de temor a los residentes de las Islas ante la peligrosidad de estos organismos vivos. Sin embargo, no todos ellos son perjudiciales para la salud e, incluso, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha recomendado el uso de las microalgas contra la malnutrición.

No ha sido una serpiente de verano, precisamente, la que ha puesto contra las cuerdas al Gobierno en minoría que preside Fernando Clavijo, sino un ser vivo mucho más pequeño: la microalga Trichodesmium erythraeum. Si los marcianos de H.G. Wells en su famosa La Guerra de los Mundos fueron vencidos por las bacterias y no por la tecnología y sapiencia humanas, es posible que el gabinete regional quede más sacudido por la toxicidad de las colonias de microalgas que por cualquier otra iniciativa que hubieran ideado sus adversarios políticos.

De hecho en pleno síndrome postvacacional del Ejecutivo han comparecido con carácter de urgencia este jueves a petición de toda la oposición (salvo la ASG que lidera Casimiro Curbelo) los consejeros de Sanidad, José Manuel Baltar, y Política Territorial, Nieves Lady Barreto, para informarde cómo afecta la proliferación masiva de microalgas en aguas del Archipiélago tanto “a la salud pública”, como ,“al medio ambiente marino”.

Una comparecencia en la que ambos consejeros han culpado a la oposición, a los medios de comunicación y a las redes sociales, de la alarma social generada pese a que el Gobierno “ha hecho lo correcto” y “las medidas han sido adecuadas y proporcionadas al riesgo”.

Una omisión de responsabilidad política y de la gestión de la crisis que ha indignado a la oposición hasta el punto de que en los pasillos del Parlamento empezaron a hacerse corrillos para analizar la posibilidad de presentar una reprobación conjunta a Baltar y Barreto.

Y, aunque no lo decían en la convocatoria solicitada, también se tiene el temor de que en el fondo la Trichodesmium erythraeum mengüe los pingües beneficios que está generando en las Islas su principal motor económico: el turismo de sol y playa. No en vano, la extraparlamentaria Alternativa Nacionalista Canaria (ANC) no tiene “ninguna duda” de que el Gobierno canario “ocultó” información “para no afectar a los negocios de unos pocos, poniendo en riesgo la salud de miles de personas”.

“Los intereses de la industria turística -vinculada al saqueo del territorio, la sobreexplotación de los recursos naturales, como el agua, y la explotación laboral de mano de obra barata- está detrás de ese llamado al silencio de Clavijo y de la desinformación”, aseguraban los de ANC el 27 de agosto en un comunicado.

Y es que no ha sido tanto la microalga sino la gestión que de su aparición en las costas ha hecho el presidente Clavijo lo que ha causado indignación, máxime cuando su gabinete no prohíbe el baño en las zonas de afectadas al mismo tiempo que sus técnicos y los del Banco Español de Algas confiesan públicamente que no se bañarían “por sentido común”.

Más o menos como hace el propio Gobierno con el carguero británico a la deriva Cheshire, del que no tienen información (el propio Clavijo lo hundió rápidamente mientras seguía navegando), pero no quieren que se acerque a ningún puerto canario, o el concurso de informativos de Radiotelevisión Canaria, del que se declaran incompetentes tras habilitar una partida presupuestaria para que el presidente del ente, Santiago Negrín, lo impulsase.

Y si bien es cierto que estas cianobacterias no favorecen la aparición de tumores o hepatitis A, tampoco se puede negar que no conviene bañarse cerca de ellas porque producen un irritante amonio como desecho cuyo contacto puede producir dermatitis y no sirve, como hasta ahora ha hecho el presidente y sus consejeros, mirar hacia otro lado esperando que las microalgas se desintegren en la mar océana.

Superalimento contra la malnutrición

Toda esta polémica ha hecho que las microalgas aparezcan de repente en el mapa mental de la población, que hasta hace semanas no sabía casi ni que existían, pero (como pasó con el telurio) ahora todo el mundo habla de ellas con el temor pendiendo sobre las cabezas.

Sin embargo, no todos estos organismos son dañinos para los humanos, incluso la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha recomendado el uso de microalga spirulina contra la malnutrición porque es un superalimento y una excelente fuente de proteínas digeribles, comparables en cantidad con lo que es ingerir carnes de res.

Si la trichodesmium erythraeum oferta amonio, la spirulina cuenta con un alto nivel proteico y aporta vitaminas B y ácidos grasos esenciales. Debido a su contenido en selenio, clorofila, tocoferol y retinoides cuenta con una buena capacidad antioxidante, en pacientes con diabetes tiene efecto antihipertensivo, controla el colesterol y fortalece el sistema inmune en hipertensos y pacientes con cáncer oral.

El ITC y el ITER

Y sin ir muy lejos, el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) creó hace años la empresa público-privada Alglimento S.L con el objetivo de preindustrializar la producción de alimentos elaborados a partir de microalgas productoras de carotenos y ácidos grasos omega-3. Para ello, el ITC tiene una planta de cultivo de microalgas en sus instalaciones de Pozo Izquierdo.

Hasta tal punto el ITC cree en este proyecto alimentario que elaboró un aperitivo, el VeggieBo, a partir de microalgas que ganó el primer premio de Écotrophélia España 2015, certamen organizado por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) que premia el carácter innovador en la elaboración de productos alimentarios.

Por su parte, el Instituto Tecnológico de Energías Renovables (ITER), con su proyecto Spiterm, pretende aprovechar las características de las aguas geotermales de las galerías de Tenerife para reducir los costes de producción comercial de la microalga spirulina, pues considera que “Canarias es la región europea más competitiva para el cultivo de spirulina, ya que dispone de altas tasas anuales de irradiación y temperatura, así como de aguas saladas o salobres no contaminadas”.

Las algas han sido un ingrediente base en la gastronomía de países como Japón, donde ha sido una pieza fundamental en la preparación de una gran cantidad de recetas y alimentos. La industria alimentaria, por ejemplo, las ha incorporado a flanes, helados o mermeladas y desde hace tiempo los científicos han estado investigándolas al suponer una fuente potencial de compuestos bioactivos, ser ricas en vitaminas, aminoácidos y polisacáridos, ingredientes que contribuyen a combatir las carencias nutricionales y ayudando así a equilibrar los déficits en defensas.

30.000 especies

Diversas investigaciones calculan en cerca de 30.000 las especies de microalgas existentes, consideradas como uno de los recursos más importantes de la tierra debido a su contribución en el balance de oxígeno, generando por lo menos un 50% de la actividad de la fotosíntesis global.

En Medellín, por ejemplo, investigan si las microalgas pueden cumplir un papel esencial en el tratamiento de aguas residuales y la producción de energéticos renovables. Las investigaciones están lideradas por Empresas Públicas de Medellín (EPM), la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) y la Universidad de Antioquia (UA).

Y es que las microalgas depuran las aguas residuales debido a que se alimentan de los agentes contaminantes y también se usan en la producción industrial de biocombustibles, como sucede en el Instituto de Ingeniería de la Universidad de México (UNAM) o el departamento de Ingeniería Química y Bioprocesos de la Universidad Católica de Chile. La Universidad de Almería coordina desde 2016 el proyecto Sabana para conseguir nuevos biofertilizantes y biopesticidas alternativos a los productos químicos mediante el empleo de microalgas, lo que posibilitará una agricultura “más segura” para el consumidor y el medioambiente, mientras que investigadores del grupo de Fotobiología y Biotecnología de Organismos Acuáticos (Fyboa) de la Universidad de Málaga (UMA) lideran un proyecto, que cuenta con la colaboración de la Universidad de Almería, en el que estudia el uso pionero de microalgas para la depuración de granjas porcinas, con el objetivo de reducir el olor y la contaminación de las aguas subterráneas.

Biodiesel, biofertilizantes y bioplaguicidas

Por su parte, el grupo de investigación de Biotecnología de Algas (Bital) de la Universidad de Huelva, está inmerso desde hace un año en dos proyectos con financiación europea sobre las posibles utilidades de las microalgas para la elaboración tanto de bioplásticos como de biodiesel a fin de eliminar la dependencia de petróleo para la elaboración de estos productos.

Desde 2010, la empresa de biotecnología Biorizon Biotech ha investigado en las múltiples aplicaciones de las microalgas en el campo de la agricultura intensiva y ecológica, creando biofertilizantes y bioestimulantes con base microalgal y bioplaguicidas sin residuos para la agricultura, que son compatibles con lucha biológica.

Estos son solo unos ejemplos de que, mientras en Canarias las microalgas han aparecido rodeadas de temor y recelo, en el resto del mundo se las estudia y cultiva para utilizarse en alimentación, piensos animales, cosmética, energía e incluso plásticos porque, además de poder producir urticarias, tienen su lado bueno.

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