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Los extremos de la báscula

Mujer midiéndose la cintura.

Romina Cabeza Izquierdo

San Sebastián de La Gomera —

En pleno siglo XXI vivimos en una sociedad donde el cuidado, la salud y el culto a la belleza han pasado de ser un medio a convertirse en un fin. Algunos hablan de epidemia y para otros es simplemente salud o mantener una imagen con la que sentirse a gusto consigo mismos. Y la pregunta que nos debemos hacer es ¿Dónde está el límite entre estética y salud? Aquí se entremezclan numerosos términos como belleza, actitudes, estética, cuerpo perfecto, bienestar o imagen. Actualmente y desde algunos años asistimos al culto y la perfección por el cuerpo que ha creado una tendencia, así como una creciente demanda de técnicas vinculadas a fines estéticos para buscar lo que se considera la perfección física.

Así es que la preocupación por el cuerpo y su modificación a través innumerables tipos de dietas ha pasado a ser un hábito para muchos. Horas de gimnasio diarias, ejercicio físico, bebidas energéticas y un largo etcétera que llevan a preguntar ¿Dónde está el margen que separa la salud y el cuidado con la insatisfacción corporal o culto al cuerpo? Más de una vez hemos escuchado el llamado cuerpo 10. Para algunos, la salud ha pasado a formar parte de la industria del bienestar que pretende satisfacer mediante el consumo de determinados productos y servicios comerciales. Un canon de belleza fijado por la delgadez con las consecuencias que ello supone, como son las dietas milagrosas, el consumo excesivo de los alimentos llamados light, la fama y facilidad con la que se recurre a la cirugía estética o la elevada demanda por los gimnasios.

Un debate social sobre dónde fijar el límite del cuidado al cuerpo sin llegar a una excesiva preocupación corporal acompañada de dietas, así como trastornos en la conducta alimentaria. Este interés por la imagen no es una exclusiva de nuestros días, pues cada periodo y momento de la historia ha tenido sus estándares de belleza. Además, cada cultura cuenta con diferentes conceptos sobre esta. Por tanto, debemos tener en cuenta que la visión que existe sobre la belleza se encuentra marcada por diferentes aspectos socioculturales, biológicos y ambientales.

Actualmente, existen unos patrones basados principalmente en modelos con determinada delgadez que arrastran un factor de riesgo para el desarrollo de alteraciones de la imagen. Como así lo han demostrado numerosos estudios, la insatisfacción corporal es un problema mundial que cada vez presenta una mayor influencia tanto en los países desarrollados como lo que se encuentran en vías de desarrollo.

Belleza y publicidad

En los últimos años la preocupación por mantener un buen cuerpo, por el aspecto exterior o por alcanzar los cánones de belleza fijados ha aumentado sin precedentes. En este campo se mueven grandes cantidades de dinero, así como un sin fin de anuncios publicitarios y programas vinculados a lo mismo que tratan de captar la atención de los espectadores sin saber las repercusiones sobre la salud que en ocasiones puede acarrear. En la cultura occidental ha aumentado el predominio de la extrema delgadez, así como un pensamiento colectivo por todo lo relativo al peso corporal. Una prueba de ello es el elevado número de tratamientos dirigidos a modificar el cuerpo. Los medios de comunicación cumplen en este sentido un papel protagonista al difundir en la sociedad unos valores vinculados a la imagen. Y es aquí donde cabe destacar que los anuncios de belleza se sitúan en tercer lugar por volumen de facturación con más de 500 millones de euros, según la lista InfoAdex de inversión correspondiente a 2008.

Cada día se muestran imágenes a través de la publicidad con múltiples productos para aquellas personas que presentan una insatisfacción corporal o frustración con su peso. Ante esto se crea un determinado miedo al no pertenecer a lo que se considera el estándar social, ya que se compara su cuerpo con el que se refleja en las revistas de moda o campañas publicitarias. Hasta hace relativamente poco eran las mujeres las que tenían el papel principal sobre el culto al cuerpo, sin embargo en los últimos años hemos sido testigos de cómo los hombres también han experimentado un cambio en su estilo de vida y una mayor preocupación por la apariencia física. A raíz de ello han surgido conceptos para definir esta tendencia, como es el caso de metrosexualidad para referirse a aquellos que independientemente de su orientación sexual, cuidan de manera minuciosa su apariencia. No obstante, sea cual sea el término correspondiente para mencionado fenómeno, lo que si está claro es que la búsqueda por la perfección de manera excesiva puede llegar consigo la manifestación de múltiples trastornos.

Como así ha considerado la psicóloga especialista en trastornos alimentarios, Maria Dolores Méndez “estamos ante un canon de belleza irreal, pues estar sometidos a dietas estrictas que ponen en peligro la salud, además de tener que pasar varias horas diarias en el gimnasio supone dedicar tu vida a ello, a la imagen y la apariencia”. Asimismo, resaltó que es una moda en la que se han puesto de acuerdo marcas y empresas para reafirmar un mismo patrón a seguir.

Medidas aplicadas

Ante el panorama actual y la epidemia de enfermedades que se pueden originar por el culto al cuerpo, el Ministerio de Sanidad y Consumo encargó un estudio antropométrico de la población femenina para conocer las medidas reales de las españolas. El objetivo fue unificar el tallaje de la ropa para adaptar las tallas al cuerpo de la mujer, de tal forma que lo puedan utilizar todos los diseñadores, fabricantes y distribuidores y contribuir así a combatir los trastornos alimentarios producidos por la presión que ejercen los cánones de belleza. Con mencionado estudio también se pretendía promover una imagen de belleza saludable adaptando los maniquíes de pasarela y escaparate a las dimensiones de la población real. Por esta razón se realizó un acuerdo con empresas y asociaciones de trabajadores del sector textil para que estos se comprometieran a adaptar tanto los modelos que desfilan en pasarela, como los maniquíes utilizados para la exposición de prendas de vestir en los locales comerciales, a las tipologías corporales más comunes y ofrecer a los consumidores una información más veraz.

Para el correspondiente análisis se registraron las dimensiones antropométricas de 10.415 mujeres de entre 12 y 70 años y los resultados desvelaron que en la actualidad no existe un sistema de tallaje homogéneo. Asimismo, el nivel de satisfacción de las mujeres con su cuerpo y el hecho de que ocho de cada diez esté en un índice de masa corporal considerado convencional y no preocupante desde el punto de vista de la salud, chocó frontalmente con el dato de que el 40% de ellas presenta problemas para encontrar su talla. En cuanto a franja de edad se refiere, las que muestran una mayor satisfacción con su cuerpo con un porcentaje del 73% son las niñas entre 12 y 13 años, a diferencia de las chicas de entre 16 y 19 años donde sólo un 59% se sienten contentas. Cabe destacar que el 54% de las mujeres con sobrepeso está a gusto con su físico, tratándose de un porcentaje que decrece según aumentan los kilos.

Además de la información física sobre las medidas del cuerpo de las mujeres en España, el estudio recogió otros datos, de carácter sociológico. Entre ellos, que la mayoría de las participantes en el estudio se confesaba satisfecha con su cuerpo.

Todo por la salud

Las medidas que se han llevado a cabo para combatir los patrones que ensalzan la extrema delgadez han sido numerosas, entre ellas el Gobierno emprendió desde hace algunos años la lucha contra la obesidad y un estilo de vida saludable para todos los ciudadanos. A través de la estrategia NAOS (Estrategia para la Nutrición, la Actividad Física y la Prevención de la Obesidad) impulsada desde 2005 por el Ministerio de Sanidad y Consumo se pretende sensibilizar a la población del problema que la obesidad supone para la salud, así como impulsar todas las iniciativas que contribuyan a lograr que los ciudadanos desarrollen hábitos de vida saludables, principalmente a través de una alimentación sana y de la práctica regular de actividad física, es decir, cuidar del cuerpo siempre dentro de un límite.

Como así ha indicado Méndez “existe una polémica sobre la imagen que transmiten determinadas modelos con excesiva delgadez y lo que ello puede ocasionar entre las jóvenes. Por este motivo me parece coherente que ya en algunas comunidades se fije 18 el índice de masa corporal mínimo para participar en dicho desfile de moda. Por tanto, en una mujer de 1,75 su peso ideal sería 56 kilos”. Un índice basado en lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera mínimamente saludable y todo ello con el objetivo de evitar que la moda transmita cánones de belleza asociados a riesgos para la salud.

La búsqueda por alcanzar el modelo de belleza actual lleva a mujeres y hombres a realizarse innumerables transformaciones, pues estamos ante un mundo donde las posibilidades son infinitas. Desde decorar el cuerpo con tatuajes o perforaciones, borrar arrugas de expresión con toxina botulínica, añadir volumen en determinadas localizaciones mediante sustancias de relleno para corregir la silueta. ¿Tiene esto algo de malo? Realmente no, siempre que sea llevado profesionales cualificados. En definitiva, querer tener una imagen mejor o ser físicamente más atractivo corrigiendo un defecto que preocupa no supone que se tenga que padecer para ello ninguna enfermedad o un trastorno.

Preocupación corporal según género

El fragmento de edad donde más preocupa el peso corporal y la figura es en los adolescentes dependiendo del género. Mientras que los varones jóvenes están más obsesionados por la delgadez y sentimientos vinculados a la ineficacia, en las mujeres predomina la ansiedad. Conviene resaltar que la edad media para comenzar a hacer dieta se sitúa en los 12 y los 14 años tanto para chicas como para chicos. Las diferencias entre géneros también se aprecian cuando hay que elegir alimentos, ya que los hombres optan por productos de origen animal y lácteos, puesto que su objetivo es normalmente ganar músculo y las mujeres prefieren más verduras y frutas. Aunque el control del peso durante la juventud puede disminuir el riesgo de padecer enfermedades crónicas en la vida adulta, la preocupación excesiva por estar delgado puede llevar a prácticas negativas para la salud que suponen un factor de riesgo para la desnutrición.

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