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Un médico canario en el corazón de África

Luis Mateo López Rivero posando ante la cámara. (Cedida a Canarias Ahora).

Cristóbal D. Peñate

Las Palmas de Gran Canaria —

El médico cirujano Luis Mateo López Rivero (Teror, 1959) ha logrado en este último mes dos reconocimientos emblemáticos por parte del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Gran Canaria. Ha obtenido el Premio Canarias en su vertiente internacional, que recoge este lunes en el acto institucional del Día de Canarias de manos del presidente autonómico, Fernando Clavijo, y por otro lado el Roque Nublo de Solidaridad Internacional que otorga el cabildo grancanario y que recientemente le entregó el presidente insular Antonio Morales.

Fue propuesto para el Premio Canarias 2016, en su modalidad Internacional, por varias instituciones públicas y privadas, entre los que se encuentran los tres cabildos de la provincia de Las Palmas, ayuntamientos, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y los colegios de médicos y aparejadores.

El reconocimiento del doctor en Medicina y Cirugía es por “haber contribuido de forma notable a la fraternidad entre los pueblos, a la mejora de las condiciones de vida de los sectores más deprimidos de la sociedad y a la defensa de los valores y principios que presiden la convivencia en la comunidad internacional”. Desde hace unos años imparte clases, junto a otros médicos y profesores de su equipo, en universidades africanas para formar a los jóvenes en distinta especialidades.

Es doctor en Medicina y Cirugía, médico especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, especialista en Cirugía Torácica, Máster Internacional en Medicina Humanitaria y licenciado en Historia. En la actualidad, es jefe de la Sección de Cirugía Torácica del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria y profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Su labor asistencial y docente va ligada a su vocación altruista de ayudar a los países africanos con menos recursos.

Cursó un máster internacional en Medicina Humanitaria y luego se formó en Londres, Madrid, Oporto y Alicante antes de viajar a Mozambique, donde estuvo un mes en un hospital de monjas al norte del país africano. Su periplo en África le hizo recorrer países como Mauritania, Angola, Camerún, Chad, Namibia y Botswana. En Chad llegó a ser retenido dos semanas tras un golpe de estado. “Nos sacaron en jeeps hasta Camerún con otros cooperantes italianos, pero pudimos contarlo y al año siguiente ya estábamos allí otra vez”, afirma orgulloso.

Tras recorrer países como Chad, Bostwana, Angola o Namibia, desde 2010 ha desarrollado en Mozambique una importante labor al frente del proyecto de cooperación internacional con la Unizambeze (Universidad pública de Mozambique) para el desarrollo de la facultad de Medicina en la ciudad de Tete. Gracias a este programa, se han licenciado el último curso 27 mozambiqueños y al finalizar el presente se prevé que sean 33. Su programa de formación médica universitaria de países en desarrollo se denomina ULPGC-Unizambeze.

Proyecto de cooperación

El proyecto de cooperación Unizambeze-ULPGC se gestó en octubre de 2010, a raíz de la participación de representantes de la universidad mozambiqueña en el III Encuentro Internacional de Universidades con África (III EIUA), celebrado en Las Palmas de Gran Canaria. En esa oportunidad, la Unizambeze planteó la necesidad de contar con personal docente cualificado que le permitiera asegurar la formación de la titulación de Medicina, dado que disponían de profesorado para impartir los tres primeros cursos, pero imposibilitados para continuar la formación de cuarto, quinto y sexto por falta de especialistas docentes en las áreas Médicas, Quirúrgicas, de Pediatría, de Terapéutica y de Obstetricia y Ginecología.

“Como responsable del área de Sanidad de dicho encuentro, planteé al Rectorado de la ULPGC la posibilidad de estudiar que fueran profesores de nuestra institución los que colaboraran en este proyecto”, afirma el doctor López Rivero.

La Unizambeze es una universidad pública de Mozambique, de reciente creación (marzo de 2009), que oferta estudios de enseñanza superior para los habitantes de la región central del país, conocida como Zambezia. La sede rectoral se encuentra en la ciudad de Beira, donde se imparte la mayoría de las titulaciones, mientras que la Facultad de Ciencias de la Salud se ubica en la ciudad de Tete, en la provincia del mismo nombre, donde se imparte la formación en Medicina, Medicina Dentaria y Farmacia.

En primer lugar se evaluó la pertinencia del proyecto. Mozambique se encuentra entre los diez países peor situados en la clasificación mundial del Índice de desarrollo humano del PNUD. En concreto, en la provincia de Tete la esperanza media de vida es de 42 años y el número de médico por habitante es de 1/50.000, “lo que extrapolado a nuestro país supondría que para toda España habría unos 800 médicos”.

Para una población de unos dos millones de habitantes cuentan con un cirujano, dos internistas, un ginecólogo y dos pediatras, a lo que se añade la eventual presencia de médicos cooperantes de otros países. “Con estos datos es evidente la necesidad de incrementar el número de titulados en Medicina en la zona”.

Durante 2011 se formuló el proyecto docente del segundo ciclo de la carrera de Medicina, “con la participación de la vicerrectora y el decano de la Facultad de Medicina de la Unizambeze y la mía, como director del proyecto de cooperación. El temario se diseñó de acuerdo a la realidad sanitaria del país, adaptando nuestros proyectos docentes y utilizando como referencia obligada los programas de la Facultad de Medicina de la Universidad Eduardo Mondlane de Maputo”, dice.

Modelo docente inofensivo

Ante la imposibilidad de conseguir un número suficiente de profesores universitarios, o incluso especialistas con experiencia, que abandonaran sus proyectos profesionales y personales para residir durante el curso lectivo completo en la ciudad de Tete, “decidimos trabajar en base a un modelo docente intensivo y modular, ya utilizado en algunas universidades africanas”.

En base a este modelo elegido, en lugar de impartir cada día una hora de cada asignatura, ésta se imparte de forma exclusiva durante un mes o mes y medio, de acuerdo a su carga docente, tanto la teoría como las prácticas. “Con esta duración de las estancias en nuestra facultad se ofrecieron a participar un número suficiente de profesores, sin retribución económica y en la mayoría de las ocasiones dedicando su tiempo libre a participar en el proyecto”, señala.

En febrero de 2012 la ULPGC y la Unizambeze firmaron un Convenio Específico con el objetivo de fortalecer las capacidades institucionales y de formación de la Facultad de Medicina de la Unizambeze, a través de la labor de docentes de la ULPGC y centros colaboradores, en las áreas Médicas, Quirúrgicas, de Terapéutica, de Pediatría y de Obstetricia y Ginecología de los cursos de cuarto, quinto y sexto, dotando a los futuros licenciados de la formación y herramientas metodológicas necesarias para ejercer como médicos en su país.

La universidad canaria se encarga del transporte y del seguro de los profesores, mientras que la mozambiqueña cubre los gastos de alojamiento y alimentación de los docentes durante su estancia en Tete. Para ello, mantiene una casa alquilada donde viven y pueden comer diariamente. Desde febrero de 2012 a noviembre de 2015 se han desplazado unos 45 docentes hasta Tete, donde han permanecido por periodos de tres a cuatro semanas como media.

Cooperación internacional al desarrollo

El traslado de los docentes se ha gestionado desde el Vicerrectorado de Internacionalización y Cooperación de la ULPGC, a través del CUCID (Centro Universitario para la Cooperación Internacional al Desarrollo). El cronograma de actuación ha sido el siguiente: en el curso escolar 2012 se impartió docencia a 30 alumnos de cuarto curso. “Al final del año se evaluó el grado de satisfacción de estudiantes y profesores mediante una encuesta. El resultado fue muy satisfactorio en ambos grupos”.

En el curso escolar 2013 se impartió docencia a 52 alumnos de cuarto y 28 de quinto curso y en el curso escolar 2014 se impartió docencia a 53 alumnos de cuarto, 48 de quinto y 28 de sexto curso.

Con la intención de conseguir la sostenibilidad local de la enseñanza de la Facultad de Medicina de Tete, diez alumnos de sexto curso se desplazaron dos meses para formarse en los Servicios de Obstetricia y Ginecología, Pediatría, Cirugía y Medicina Interna de los hospitales Universitarios de Gran Canaria, Insular, Materno Infantil y Dr. Negrín.

Estos alumnos fueron seleccionados en base a su expediente académico, a una entrevista personal y a sus preferencias de especialización futura. Asimismo, se consideró favorecer la presencia de mujeres, dado su escaso número en las primeras promociones. En estas rotaciones cada alumno hizo lo establecido en el programa específico desarrollado por los tutores de cada servicio. “Ellos serán los que, tras la preceptiva especialización, nos sustituyan en nuestra labor docente”.

En el curso escolar 2015 se impartió docencia a 72 alumnos de cuarto, 50 de quinto y 35 de sexto curso. Se graduó la primera promoción de licenciados en Medicina: 27 titulados. Diez de ellos han sido contratados en el Hospital Provincial de Tete.

Brote de cólera

os nuevos licenciados atendieron y controlaron el brote de cólera que sufrió la provincia de Tete a principios de año. Ocho alumnos de sexto curso realizaron su periodo de formación de dos meses en los hospitales de Gran Canaria. En el curso escolar 2016 se imparte docencia a 46 alumnos de cuarto, 54 de quinto y 39 de sexto curso.

Cuatro médicos de la primera promoción, que trabajan en el Hospital Provincial de Tete, han sido contratados como profesores del primer ciclo de la Facultad de Medicina, colaborando en la formación práctica de los estudiantes en el hospital y con los profesores de la ULPGC desplazados y en labores docentes y administrativas.

Entre los proyectos para este año 2016 se encuentra iniciar el desarrollo de un sistema de teleformación interactiva, que disminuya los desplazamientos y facilite la sostenibilidad del proyecto. La principal dificultad son las malas infraestructuras locales, en lo que respecta a la conectividad. Se ha comenzado a trabajar en tres proyectos de investigación, relacionados con la coincidencia de malaria y preeclampsia en primíparas, protocolo de atención y tratamiento de un brote de cólera en la provincia de Tete y estudio coste-efectividad y coste-beneficio social del proyecto.

Por indicación de la AECID se desarrolla una propuesta para formar médicos especialistas en el ámbito de actuación y colaboración de las dos universidades. “Este proyecto ha sido y es posible gracias a los docentes, que han participado de manera absolutamente voluntaria y altruista”.

Financiación universitaria

La financiación del proyecto se realizó en sus fases iniciales fundamentalmente por la universidades implicadas y por la FULP (Fundación Universitaria de Las Palmas). Asimismo, colaboraron instituciones canarias, tanto públicas (Cabildo Insular de Gran Canaria y la Federación Canaria de Municipios) como privadas (Clínica San Roque) y fundaciones como la Fundación Mapfre, la Fundación Canaria Ágora y la Fundación de la SEPAR.

A partir de 2014 la financiación fundamental la realiza la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que a través de su Convocatoria para ONGD 2013 aprobó una subvención para cubrir los gastos de los docentes en el periodo de febrero de 2014 a febrero de 2016.

“En fechas recientes la AECID nos ha concedido una nueva financiación en su convocatoria 2015 de proyectos de innovación para el desarrollo, para el período 2016-2017. La razón básica para concedernos dichas ayudas es que con el presupuesto de este proyecto se habría podido financiar la estancia de tres médicos en Tete por un período de cuatro años”.

En base al desarrollo de la acción comentada, por el momento hay 63 nuevos médicos mozambiqueños que continúan las acciones financiadas para 2016 y 2017. “Garantizaremos la formación de unos 200, la mayoría de los cuales ejercerán su profesión en su país. Y es que el viejo aforismo ”es mejor enseñar a pescar que llevar pescado“ está tan cargado de razón”, declara el médico terorense más internacional.

Formación de médicos mozambiqueños

El proyecto del doctor López Rivero de formar médicos en Mozambique está subvencionado por la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo. Lo ha hecho durante dos años y lo ha renovado dos años más. Antes de Mozambique trabajó en otros países africanos. “Sí, pero desde 2010 estoy en Mozambique. Ya hay 30 licenciados y diez de ellos ya están contratados en el hospital. La segunda promoción ya terminó y ahora falta que presenten el trabajo de fin de proyecto y saldrán como otros treinta y algo”. El objetivo es que al finalizar el programa, en 2017, haya 200 médicos licenciados en dicha universidad.

Empezó en este proyecto en noviembre de 2010. “Tuvimos que adaptar el temario a su realidad porque no podíamos copiar el de medicina de aquí. Las enfermedades son distintas. Con una esperanza de vida de 42 años el Alzheimer no tiene mucho juego. Y por ejemplo en mi especialidad, en torácica, el cáncer de pulmón no lo vas a explicar como aquí sino que necesita un tiempo distinto”.Por todo ello han tenido que adaptarse a las necesidades del país. “Tuvimos que adaptar el programa docente. La dificultad que teníamos era conseguir especialistas que se fueran el año entero a dar clases. Era imposible. Cambiamos entonces el modelo docente, copiado de algunas universidades. En vez de dar cada día una hora de una asignatura, las juntamos y en un mes dábamos la asignatura completa. Así un mes ellos están inmersos en cirugía, por ejemplo, o en ginecología, y de paso la estancia de los profesores es más corta”.

Los 40 años

Luis Mateo inició este proyecto cuando cumplió cuarenta años. “Quizá fue con la crisis de los cuarenta cuando me decidí a hacer un Máster en Medicina Humanitaria porque estoy convencido de que para cooperar hay que estar formado. La situación es muy compleja como para ir allí sin ningún tipo de formación. Pensaba que era más operativo enseñar a pescar que llevar el pescado. Es una frase muy tópica pero es real”.

Su proyecto de fin de máster fue sobre enseñanza de medicina en países en desarrollo. “No concretamente este modelo, porque luego fue surgiendo lo que surgió, pero la idea era esa. La pude ejercer temporalmente pero mi trabajo como cooperante hasta 2010 era más asistencial, más como cirujano”.

El programa se desarrolla a través de un acuerdo universitario; es un acuerdo entre las universidades de Las Palmas de Gran Canaria y la pública de Mozambique. “Esta universidad nos pidió ayuda porque no contaban con profesores para dar cuarto, quinto y sexto de medicina al no tener especialistas. La ciudad donde esta la facultad, que es la capital con dos millones de habitantes, tenía solo 30 médicos cuando empezamos. Es como si en Canarias, que tiene también dos millones de habitantes, tuviera 30 médicos. Un médico para cada 60.000 habitantes, más o menos. Había solo un cirujano para toda la provincia, que es como si hubiera un solo cirujano para toda Canarias”.

Esta aventura empezó tras un foro de universidades africanas y españolas que se celebró en la capital grancanaria. “El rector de la universidad de Mozambique planteó la necesidad y yo, que en ese momento coordinaba la parte de salud de esa reunión, propuse intentarlo a la Universidad de Las Palmas. Nos apoyaron al principio y empezamos. Además tengo una asignatura que promoví yo que se llama Cooperación al Desarrollo, que se da también en la Facultad de Medicina”.

Licenciado en historia

Este médico tan ocupado es además licenciado en Historia. ¿De dónde saca el tiempo? “Es que estoy malito, tengo un lupus. Como me quedé un poco atascado físicamente y estaba aburrido, me dio por matricularme en Historia. Los períodos de enfermedad son también tiempos de estudio”.

En su experiencia africana notó el contraste entre la sanidad canaria y la mozambiqueña. “Sí, claro. No somos conscientes. Estaremos en crisis, pero no nos damos cuenta de lo bien que vivimos, de que somos el 5% de la población mundial que vive mejor. Estamos tan acostumbrados a tener tantas cosas que no valoramos ni tan siquiera lo que es tener agua y luz cada día. Pensamos que es una cosa natural y que toda la humanidad la tiene, pero no. Aquí tenemos hospitales en los que te dan de comer, aunque la gente se queje de la calidad o variedad de la comida, pero en África no te dan de comer cuando vas y casi nunca te pueden dar asistencia. Que se muera la gente a los 40 años no es razonable ni justo”.

Por eso es lógica la emigración. “Claro, es normal que la gente se vaya porque en su país no tienen los servicios básicos que te permiten vivir con un mínimo de dignidad. Si lo quieres hacer tienes que irte. Es lógico que haya emigrantes y refugiados. Por eso creo que toda inversión que hagamos en educación es básica porque es la más rentable. A nosotros nos financió el proyecto la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo, a pesar de estar en plena crisis. Yo pensaba que no nos iban a financiar porque en equivalencia nosotros íbamos a titular en dos años a unos 60 médicos y con el dinero que nos daban podían desplazar tres médicos en ese mismo período”.

¿Y cómo tiraban antes de esa ayuda? “Los primeros años, en 2012 y 2013, fuimos escapando con el dinero de la ULPGC, el Cabildo de Gran Canaria, la Fecam, la clínica San Roque, la Fundación Mapfre-Guanarteme… Al principio estuvimos buscando dinero de todos lados porque el gasto que hacemos es solamente de avión. Los profesores no cobran y el alojamiento nos lo da la universidad local”.

Profesores de la ULPGC

Los profesores son de la ULPGC. Algunos no trabajan en la universidad directamente pero colaboran con la docencia. “Al principio íbamos unos quince, luego treinta y ahora como cuarenta. Los profesores, que van sin cobrar, se dan cuenta lo afortunados que son cuando van a África”.

A pesar de las claras diferencias con el tercer mundo, en las islas la gente se sigue quejando de la sanidad. “Sí, es normal. La gente debe quejarse porque si no lo hace no consigue lo que pretende. Hasta en la vida cotidiana te sorprende ver contentos a aquellos mozambiqueños, a pesar de que no tienen prácticamente nada.

Aquí ves a la gente comprando en El Corte Inglés, que debería ser un acto de felicidad, pero está como enfadada. Allí no tienen dinero ni bienes, pero los ves más contentos“.

En Canarias, a pesar de todo, la gente se sigue quejando de las listas de espera. “Debemos reclamar que se dediquen más recursos, que los hay. Aquí hay listas de espera en cirugía, pero no es razonable que los quirófanos estén cerrados por la tarde, teniendo médicos para las intervenciones. Pero allí en África no los hay. Allí hay un médico para dos millones de habitantes y pueden entenderse las listas de espera, pero aquí es solucionable. Uno de los motivos que tenemos para cooperar es el deber moral que tenemos para formar a esa gente, para que tengan la posibilidad de tener una asistencia cercana a la nuestra. Ellos viven en condiciones ínfimas y por eso es lógico que se quieran ir”.

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