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El talón de Aquiles del nacionalismo canario

Urna electoral / Foto: EFE

Enrique Bethencourt

Las Palmas de Gran Canaria —

En las elecciones del 20 de noviembre de 2011 el PP arrasó en el Archipiélago. Sus listas al Congreso de los Diputados obtuvieron el apoyo de 445.000 ciudadanos y ciudadanas (el 48% de los votos válidos), casi 75.000 papeletas más que PSOE y CC-NC conjuntamente. Eso le permitió conseguir nueve diputados frente a los cuatro socialistas y a los dos nacionalistas. En el Senado la victoria fue también aplastante: siete senadores conservadores frente a los tres del PSOE y uno de CC-AHI. El partido de Soria ya había ganado en número de votos las autonómicas por delante de CC y PSOE. Ahora el panorama es muy distinto, tras el descalabro del PP en las elecciones del 24M en Canarias, el retroceso de CC y el mantenimiento a la baja del PSOE, mientras Nueva Canarias crece y emergen con ímpetu nuevas fuerzas, como Podemos y, en menor medida, Ciudadanos. Es imposible hacer un traslado de los datos de las autonómicas a las generales, pero algo ayuda a conocer el comportamiento del electorado isleño en el pasado más reciente.

El nacionalismo canario en las elecciones generales se ha ido debilitando. En 1993 y 1996 consiguió aglutinar el voto de uno de cada cuatro electores de las Islas y en 2000 superó sus cifras hasta alcanzar casi un tercio de los sufragios. Pero en 2008 ya se colocó por debajo del 22% y en la última convocatoria electoral, la de 2011, solo mereció el apoyo del 15% de los que acudieron a votar aquel 20 de noviembre.

La debilidad del nacionalismo en las generales no se produjo en las iniciales participaciones tras el nacimiento de Coalición Canaria. En junio de 1993, pocos meses después del asalto al cielo del Gobierno de Canarias y en su primera cita con las urnas, CC obtuvo 207.077 votos, el 25,39%, consiguiendo cuatro diputados y cinco senadores.

En las elecciones adelantadas de 1996 se mantuvo en torno al 25% de sufragios, con más de 220.000 papeletas, y cuatro diputados, cifra que repetiría en 2000 pero con más votos (248.261) y casi el 30%.

Es justo en la etapa final del siglo XX cuando CC logra sus mejores resultados en autonómicas, generales y europeas. Estas recientes elecciones autonómicas de 2015 debieran encender la luz de alarma, por la significativa pérdida de espacio del nacionalismo y el paralelo avance de fuerzas de obediencia estatal, aunque el mantenimiento de CC al frente del Gobierno canario parece que nubla una realidad que debiera resultarles muy preocupante.

Las circunstancias comenzaron a cambiar tras la llegada de Adán Martín al Ejecutivo canario. La crisis y posterior poda del nacionalismo se notó en los comicios de 2004 (235.221 votos; 24,19% y cuatro escaños en el Congreso), pero, sobre todo, a partir de la ruptura: en 2008 con más de 212.000 votos entre CC (174.629, dos escaños) y NC-CCN (38.624, cero); conjuntamente llegan solo al 21,15%.

Voto volátil

Todo indica que el nacionalismo canario tiene un voto más volátil que el vasco o el catalán. Se produce un desplazamiento masivo de votantes hacia otras formaciones estatales cuando llega la hora de elegir la representación en las Cortes e, indirectamente, al Gobierno y al presidente español. Este se ha acentuado en los dos últimos comicios generales.

En 2007, el nacionalismo canario logró conjuntamente en las autonómicas más de 311.000 votos (225.878 de CC, 50.749 de NC y 36.975 de Centro Canario; estas dos últimas quedaron sin representación en el Parlamento); los primeros puestos en apoyo ciudadano en las urnas los habían conseguido el PSOE con 322.833 y el PP, con 224.883.

Los resultados en las generales de 2008 fueron bien distintos. Los socialistas triunfaron con 387.138 sufragios, por delante de PP (346.796), CC (164.255) y NC-CCN (38.624).

El PSOE creció en 65.000 papeletas tras su gran éxito en las autonómicas, el PP lo hizo en más de 120.000 y los nacionalistas, que se presentaron por separado, bajaron en casi 75.000 votos. CC lo hizo en un 27,28% y NC-CCN en un 25,1%, aunque habría que corregirlo con el aporte del CCN.

Unidad

Las cosas empeoraron aún más para el nacionalismo en 2011. Pese a la unidad alcanzada a última hora entre CC y NC, enhebrada con buena voluntad en medio de una profunda desconfianza y apenas meses después de una dura campaña electoral con mutuos enfrentamientos.

El nuevo escenario de unidad, por coyuntural que fuera, no fue entendido por muchos votantes e incluso por militantes de las dos organizaciones que se fijaron más en las heridas abiertas por las confrontaciones previas que en el valor de que Canarias tuviera voz propia en Madrid.

En los comicios generales de 2011 el PP triunfó contundentemente en el Archipiélago, con 445.637 votos (48%), muy por delante del PSOE (230.475; 24,84%) y CC-NC (143.550; 15,46%). Pocos meses antes los datos de las autonómicas habían arrojado un resultado bien distinto: PP (289.381), CC (222.948), PSOE (190.028) y NC (82.148).

El nacionalismo, que concurrió conjuntamente a las generales, pasó de los más de 300.000 votos de las autonómicas a los 143.550 de las generales. Es decir, redujo sus sufragios en un 53%. Proceso contrario vivieron PP y PSOE. Los conservadores incrementaron sus apoyos en un 54% y los socialistas en un 21%.

Los resultados experimentados en las recientes autonómicas, donde CC obtuvo 164.458 votos (casi 60.000 menos que en 2011) y Nueva Canarias (93.634, algo más de 11.000 que hace cuatro años) exponen una panorama complicado para el nacionalismo en las generales.

Conjuntamente sumaron el 24M un total de 258.092 votos, unos 47.000 menos que en 2011. Si se repitiera la sangría en las generales del 20N en relación con las autonómicas se colocaría en torno a 130.000 sufragios. Aunque es cierto que las circunstancias no sean las mismas que hace cuatro años.

Incógnita

Hasta ahora se mantiene la incógnita sobre cómo acudirá el nacionalismo canario a las próximas generales. En caso de decidir ir por separado, CC mantendría su diputado por Santa Cruz de Tenerife y NC podría hacer lo mismo por Las Palmas. NC no tiene ninguna posibilidad en la circunscripción occidental y CC tampoco tiene fuerza suficiente en las islas orientales para aspirar a un escaño, especialmente por su enorme debilidad en Gran Canaria.

De concurrir conjuntamente podrían aspirar a garantizar los actuales escaños y tratar de mejorar la presencia en un panorama de mayor fragmentación que el de 2011 donde, al igual que en el Parlamento canario, la representación isleña en las Cortes será mucho más plural que hasta ahora, con cuatro o cinco fuerzas políticas.

En cualquier caso, la conformación de un grupo parlamentario nacionalista en las Cortes resulta hoy un objetivo muy difícil de conseguir.

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