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Las víctimas de Spanair piden apoyo en la calle como “última vía” para que el Estado atienda sus peticiones

Los familiares de las víctimas del accidente aéreo de Spanair ante la escultura de Martín Chirino en la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria para exigir "verdad y justicia" sobre lo ocurrido en ese vuelo. EFE/Elvira Urquijo A.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

A las 19:00 horas de este jueves 20 de abril, unas 150 personas aproximadamente se concentraron con pancartas, documentales titulados JK5022 Una Cadena de errores y camisetas en la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria, junto al monumento La Espiral de Viento de Martín Chirino, propiedad del Ministerio de Fomento.

Durante dos horas gritan consignas (“nos asiste la razón, comisión de investigación”; “escucha, Senado, aquí nos has congregado”; “desde esta espiral luchamos por la verdad”; nuestras respuesta va en el viento, Ministerio de Fomento“) reparten folletos y tratan de vender la información a los ciudadanos que pasean por una de las vías más transitadas de la capital grancanaria para poder financiar las concentraciones todos los 20 de cada mes, día del accidente un agosto de hace casi nueve años en el Aeropuerto de Barajas, en Madrid, en el que fallecieron 154 personas.

El vocal de la junta directiva y primer presidente de la Asociación de Víctimas, Federico Sosa, ante la ausencia de la presidenta Pilar Vera por problemas de salud, ha explicado por qué: “Queremos conseguir que se cree una Comisión de Investigación en el Parlamento para, por un lado, determinar las causas que provocaron el accidente, depurar responsabilidades y tomar determinaciones que mejoren la seguridad aérea; y por otro, crear un organismo multimodal de investigación de accidentes y grandes tragedias que sea independiente del poder Ejecutivo, porque la actual CIAIAC depende del Ministerio de Fomento”.

Apostados a los largo de la calle, varios miembros de la Asociación iban repartiendo los panfletos con la información buscando personas que se sumasen, como Natividad Vallesillo, quien, aunque no ha sufrido la pérdida de un ser querido en el accidente, acude “para apoyar” porque “es lo que hay que hacer ante las injusticias, luchar unidos”.

Según Sosa, quien perdió a su hermana, su cuñado y sus dos sobrinos en la tragedia, quieren esclarecer lo ocurrido porque considera que tras todo el tiempo transcurrido aún no se sabe la verdad, es decir, que todo fue una cadena de errores atribuidas a diferentes responsabilidades que conllevó que el “cacharro volante” no pudiese levantar el vuelo y no, como publicó el Ministerio de Fomento en un informe, culpa de los pilotos exclusivamente.

Lo han intentado por la vía judicial, que se cerró en primera instancia en el juzgado de instrucción número 11 de Madrid. Después la Audiencia Provincial impidió recurrir al Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional tampoco atendió sus pretensiones. Quedaba Europa, y en Estrasburgo obtuvieron la misma respuesta, cerrando la vía penal.

La lucha siguió y recurrieron a tres Proposiciones No de Ley que “fueron aprobadas por unanimidad en el Parlamento de Canarias, la Asamblea de Madrid y las Cortes de Castilla y León”. Pero posteriomente la Comisión de Fomento del Senado se negó el pasado 14 de marzo a aprobar esa misma demanda, con el voto en contra tanto el PP como del PSOE, los mismo partidos que sí la habían respaldado en las tres cámaras autonómicas.

Esta situación ha provocado que Mari Cabrera, que perdió a dos hijas y un nieto en el accidente, haya acudido para reclamar, junto a su marido, “justicia para todos”, en un camino que sabe que será largo y difícil para lograr algo del Gobierno de España. “Hoy es solo el primer paso”, ha afirmado casi nueve años después.

“Nosotros podemos ganar esta batalla, pero no nos vamos a sentir vencedores nunca, porque lo que teníamos que perder lo perdimos el 20 de agosto de 2008. Cada día 20 le lanzaremos nuestro mensaje al Ministerio de Fomento, al Parlamento Nacional y al Senado desde La Espiral del Viento, para que sepan que no nos vamos a rendir. Nosotros no queremos más palmaditas, ni más palabras amables. Somos ciudadanos que no tenemos ninguna necesidad de salir a la calle, nos han sacado las instituciones con su negativa y dejación de sus responsabilidades, que no permiten que se sepa la verdad, se depuren responsabilidad y se adapten las medidas de seguridad que mejoren las condiciones de la gente que coge un avión todos los días”, detalla Sosa.

Por ello, la lucha no sólo se circunscribe a esclarecer los hechos, sino que la finalidad es tratar de evitar más muertes por las mismas o similares causas, para que nadie sufra las consecuencias de una tragedia similar.

“Algo habrá que intentar”, afirma Soraya Ortega, que perdió a tres hermanas y dos sobrinas en el accidente, “no se puede aceptar la injusticia y quedarse sentado en el sofá, por eso salimos a la calle”.

El trayecto de Gran Canaria-Madrid dura aproximadamente dos horas, el mismo tiempo simbólico que usa la Asociación para su concentración, que cerró con un manifiesto leído por Federico Sosa. La indiferencia de unos, devolviendo los folletos, la solidaridad de otros, parando sus quehaceres para escuchar y mostrar su apoyo, y las lágrimas de algunos de los afectados por un dolor que no cierra confluyeron en la primera concentración de una lucha en la que más importante aún que el resultado, llegue o no, es mostrar que no se rinden.

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