Canarias da la bienvenida a 'Mr. Hollywood'

Rodaje de Moises, en Fuerteventura

Macame Mesa

Las Palmas de Gran Canaria —

Desde que en 1899 la Sociedad Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria inaugurara un cinematógrafo con sesiones de media hora y entradas a 25 y 50 céntimos, como recuerda Jorge Gorostiza en El cine en Canarias: una versión crítica, hasta la llegada a las Islas de directores de la talla de Ron Howard o Ridley Scott, ha llovido mucho.

Tras años de estancamiento en la evolución de una industria que parecía ser demasiado grande para un Archipiélago que se jactaba de hermosas vistas, al mismo tiempo que dejaba escapar el talento y únicamente proporcionaba incentivos traducidos en subvenciones puntuales, la llegada de los gigantes americanos parece ser anunciadora de una posible consolidación de Canarias como estudio de cine.

Puede ser pura coincidencia que tanto Scott como Howard hayan coincido en el tiempo de sus grabaciones y no hayan notado sus respectivas presencias al encontrarse el primero en Fuerteventura y el segundo entre La Gomera y Lanzarote. Sin embargo, su estancia no ha pasado inadvertida para los canarios, que cada vez se acostumbran más a leer en los periódicos que una superproducción se ha fijado en los encantos de las Islas.

El motivo, según aseguran fuentes del medio, no es otro que los incentivos fiscales aprobados por el Parlamento en 2009 y que tienen a la Zona Especial Canaria (ZEC) y a la Reserva de Inversiones para Canarias (RIC) como protagonistas. Dichos incentivos han atraído en los últimos años rodajes cargados de millones de dólares y estrellas, como El dictador, con Sacha Baron Cohen paseándose por las dunas de Corralejo, en Fuerteventura; Furia e Ira de Titantes, con Sam Worthington en pleno apogeo tras el estreno de Avatar, A todo gas 6 con Vin Diesel y que coprotagonizó el recientemente fallecido Paul Walker; y la próxima versión de Don Quijote anunciada por el actor y director británico Terry Gilliam, uno de los miembros del grupo cómico Monty Python. Sin olvidar a producciones españolas, como El Niño, de Daniel Monzón; REC 4 y sus zombies o Del lado del verano, de Antonia Sanjuán.

Los beneficios que este tipo de grabaciones dejan en las Islas son cuantiosos y el despliegue organizado para el Moisés de Ridley Scott suma ya unos siete millones de euros gastados en Fuerteventura, según afirma el director del centro de Arte Juan Ismael, Horacio Umpiérrez, que recuerda el trabajo llevado a cabo con Volcano Films y otra serie de productoras que están constantemente en busca de “condiciones ventajosas”.

Siete millones que se comenzaron a invertir con la preproducción iniciada el pasado agosto y que, según precisa, se han quedado en las empresas necesarias para desarrollar el trabajo, como el transporte o especialistas para el cuidado de caballos. Sectores que en la actualidad se encuentran prácticamente ocupados en su totalidad, lo que ha supuesto “un shock interesante” para la Isla a nivel económico.

Umpiérrez recuerda que el territorio majorero se ofreció para el rodaje de la última de A todo gas, filme que se terminó grabando en Tenerife y Gran Canaria, momento en que comenzaron las negociaciones con los ejecutivos 20th Century Fox que “han venido en varias ocasiones al Cabildo a hablar con el presidente y hemos comprometido siempre rigidez, agilidad y apoyo logístico”.

Preguntado por la rigidez, dice referirse a la protección jurídica de los espacios naturales y la propuesta de alternativas “cuando las productoras piden rodar en zonas complicadas”. “Nunca pondríamos en riesgo, por ninguna producción, las zonas de especial conservación”, puntualiza Umpiérrez, que señala la presencia de especialistas insulares del territorio durante el rodaje de Scott que “ejecutan las medidas de control correctamente”.

Para Umpiérrez, una de las claves de la llegada del cineasta, aparte de los incentivos fiscales impulsados desde el Gobierno regional y la campaña publicitaria llevada a cabo por el mismo, se basa en 30 años de trabajo para la conservación del territorio, que es “lo que buscan esas productoras”. Algo que dudan expertos en la materia, que son conscientes de la magia del cine y la capacidad actual de los efectos especiales, capaces de crear un universo con personajes integrados a partir de un cubículo con paredes pintadas de verde.

El director del Centro de Arte es consciente de que un elevado número de superproducciones están mirando a Canarias por sus incentivos fiscales, una herramienta que califica de “sofisticada”. “No nos engañemos, hay que saber que las malas condiciones que sufren sitios como Egipto benefician también a Canarias en un doble sentido, no sólo en el turístico”, apostilla.

En referencia a la promoción turística que supone la película, el director asegura que se ha solicitado a la productora que la Isla figure en los créditos finales. Respecto al área administrativa a la que corresponde la llegada de los americanos, Cultura o Turismo, recuerda que a finales de la década de los 80 y principios de la siguiente, con la incursión de Teodoro y Santiago Ríos, responsables de largometrajes como Guarapo, “se inició una gran discusión sobre esto, porque hablamos de que el cine es Cultura, es Industria y es Turismo”.

Punto de inflexión

Es cierto que Canarias ha sido históricamente escenario de producciones internacionales, como En el Silencio de la tormenta, de 1921, Escala en Tenerife, Cuando los dinosaurios dominaban la tierra, Moby Dick con Gregory Peck paseándose por la playa de Las Canteras o Enemigo Mío, con un jovencísimo Dennis Quaid.

Tal y como apunta el profesor de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna (ULL) Domingo Sola en ¿Hollywood en Canarias? Proyectos para el establecimiento para una industria cinematográfica, en todos los casos se venía buscando la benignidad y la variedad del clima, que venían a suplir en cierto modo la carencia de infraestructura. Sin embargo, Sola apunta que a pesar del alto número de largometrajes rodados desde los años veinte a los ochenta, que cifra en unos 50, en ningún momento se desarrolló la idea de Canarias como estudio cinematográfico.

De este modo, el docente puntualiza que la Administración regional “parecía continuar una política carente de continuidad, basada en subvenciones esporádicas a productos que por alguna razón, a veces muy oscura, pudieran tener rentabilidad económica para las Islas”. Sin embargo, sitúa a 1992 como un año “fundamental” en que se produjo un paso adelante para la normalización del sector, en referencia a un frente común de los cineastas canarios hacia “un nuevo despropósito” de la Viceconsejería de Cultura y Deportes, que decidió subvencionar una producción de San Francisco Films denominado Ciudadano Max por medio de la Sociedad Canaria de las Artes Escénicas y de la Música (Socaem).

La indignación del colectivo, que dudaba de los intereses de la Administración por una producción de cuestionada calidad cultural y potencialidad económica, mientras los proyectos isleños seguían a la espera, supuso la organización de unas Jornadas sobre producción audiovisual en las que se propuso la creación de una Comisión entre Cultura, Industria y Turismo para impulsar el cine en el Archipiélago. Además, nació la Asociación de Empresas de Producción Audiovisual en Canarias (AEPAC), que junto con la Asociación Canaria de Escritores Cinematográficos (ACEC) se marcaron el objetivo de defender los proyectos regionales.

En noviembre del año siguiente se constituyó la Comisión Asesora del Cine y Audiovisuales del Gobierno de Canarias que proyectó la elaboración de una normativa que regulase el plan de ayuda al audiovisual canario, que consiguiera acabar con el vacío legal existente en la Comunidad. Además, se planteó la creación de la Film Commission.

Film Commission

María Teresa Sandoval recuerda en Historia de las Film Commissions y del Movie Tourism en Canarias que la primera oficina del cine en Canarias y en España se llevó a cabo dentro de la empresa pública Sociedad Anónima de Promoción del Turismo, la Naturaleza y el Ocio (Saturno) dependiente del Gobierno de Canarias, en el marco de una serie de acciones iniciadas por el entonces consejero de Presidencia y Turismo del Gobierno de Canarias, Miguel Zerolo.

A pesar de los pasos dados por el organismo, que editó la primera Guía Audiovisual de Canarias, en la actualidad se encuentra dividido entre Tenerife y Gran Canaria y ha terminado dependiendo de los cabildos, especialmente de su área turística. Sandoval apuesta por un resurgimiento de la Canary Islands Film Comisión que aglutine los esfuerzos de las islas mayores y favorezca a las menores, que no cuentan con este tipo de servicios especializados.

En este punto, la Coordinadora del Departamento Audiovisual de Canarias Cultura en Red, entidad perteneciente a la Administración regional, Natacha Mora, indica a Canarias Ahora el “mano a mano” existente entre los distintos organismos para atraer a las producciones cinematográficas. Si bien las Film Commission son las que normalmente reciben las llamadas de los interesados, “algunas producciones a lo mejor contactan con nosotros en primer lugar”, afirma.

Sin embargo, Mora puntualiza que el contacto con Canarias Cultura en Red se hace necesario cuando las productoras quieren inscribirse en el Registro de Empresas Audiovisuales de Canarias impulsado en 2009, para así obtener el Certificado de Obra Audiovisual Canaria y poder obtener los deseados beneficios fiscales.

Plan Canario Audiovisual

Las mencionadas herramientas forman parte del Plan Canario Audiovisual, que un año antes de que terminara la primera década del siglo XXI dio un salto cualitativo y, además, quiso afrontar el reto de la internacionalización mediante un convenio de colaboración con Proexca.

La inscripción en el Registro de empresas es una condición imprescindible para proceder a la materialización de la RIC, tal y como establece el Reglamento de Desarrollo de la Ley 19/1994 de modificación del Régimen Económico y Fiscal de Canarias (REF). Por lo tanto, la RIC se puede materializar en la producción de largometrajes, cortometrajes, series o documentales, cuando se hayan efectuado en las Islas.

La guía de incentivos a las producciones audiovisuales en Gran Canaria informa de que el sistema fiscal propio de Canarias hace que las producciones cinematográficas se beneficien de créditos fiscales de hasta un 38% del total del presupuesto, incluyendo el gasto realizado en la Isla y fuera de ésta. Para la consideración de Obra Canaria, la producción debe ser realizada por entidades audiovisuales regionales o que actúen en coproducción con, al menos, una empresa canaria inscrita en el Registro, contando con la participación técnica o artística de residentes en el Archipiélago.

Un punto que fomenta la creación de una industria en Canarias aupada por empresarios de las Islas. Sin embargo, aunque entre los objetivos del Plan Audiovisual se encontraba la mejora de la información a las fuentes de financiación, parece que ésta llega a cuentagotas y todavía no se ha consolidado un tejido empresarial canario en el sector.

“Todo se mueve muy lentamente (poco dinero, irregular voluntad política, escasa coordinación entre administraciones) lo que hace que los ambiciosos planes para crear o poner en pie esta industria se retrasen año tras año” señalaba hace dos años Aurelio Carnero en 'La producción audiovisual en Canarias'.

El productor, distribuidor y exhibidor cinematográfico Francisco Melo Jr. afirma que el panorama canario ha mejorado especialmente desde que el grancanario Adrián Guerra, productor de largometrajes de éxito como Buried, Luces rojas, y la reciente Grand Piano, ha actuado como mediador entre los empresarios canarios, que finalmente se han animado a participar en los proyectos.

Junior hace mención a las ventajas que las grandes producciones tienen en la formación y el trabajo de los profesionales canarios, que se han metido de lleno en los rodajes, y pueden abrirse camino en el sector. “Si los políticos no lo fastidian ahora” podrían cimentarse las bases de las Islas como estudio cinematográfico, no solo para rodajes exteriores, sino también interiores y las posteriores tareas de postproducción, ironiza.

Sin embargo, tanto el productor como la directora canaria Dunia Ayaso mantienen que el tejido empresarial canario desconoce todavía los beneficios que podrían obtener de apostar por el cine, y consideran necesario que desde las administraciones se aporte más información al respecto.

Dunia Ayaso: “No se está creando industria”

La directora de cine canaria Dunia Ayaso, responsable junto a Félix Sabroso de conocidas películas, como Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí, La isla interior, Chuecatown, o Los años desnudos dice haber notado una evolución en el panorama cinematográfico de las Islas y señala que “donde quiera que viajes hablan de los beneficios fiscales de rodar en Canarias”.

Ayaso, sin embargo, duda de que se cuide lo suficiente la necesidad de crear industria en el Archipiélago y aboga por que se apueste en introducir a más trabajadores canarios en las producciones internacionales y que estos alcancen puestos de relevancia, como jefes de equipo. “No hay que regalarlo todo”, puntualiza.

En ese sentido, la directora alaba la calidad de los trabajadores canarios, con los que desarrolló La Isla interior en Gran Canaria y mostraron “no solo potencial, sino también entusiasmo, veo gente perfectamente preparada”. Asimismo, recuerda la época en que se tuvo que desplazar a Madrid, porque entre otros aspectos “había más carencias”. “Ha habido varios intentos de hacer de Canarias un plató de cine y la intención se ha ido desinflando” apostilla.

La directora canaria es consciente del hándicap que supone trasladar el material al Archipiélago por su carácter insular, algo que en territorio continental resulta más sencillo, lo que hace que la competencia con equipos de otros territorios sea desigual.

Por otro lado, Ayaso considera que la industria del cine es competitiva y denota falta de información en las productoras que tratan de entender el Decreto que regulariza el Registro Audiovisual para poder acceder a los incentivos fiscales, “nadie termina de entenderlo muy bien”.

En este punto, se muestra crítica al afirmar que “no se está creando industria canaria, es más una expectativa hacia los americanos, que al igual que en Bienvenido Mister Marshall, podemos decir que pasaron por aquí”.

Ayaso, que acaba de terminar de rodar un corto en el sur grancanario y dirige una obra de teatro asegura que en breve anunciará el rodaje de su próximo largometraje junto a Sabroso, que planifica que se ruede en la Isla.

Gran Canaria Film Comission

Fruto de todas las acciones realizadas en 2012 y en 2013 la Gran Canaria Film Commission observa un claro interés por sus paisajes. Tan solo cinco rodajes de los elaborados en ese intervalo de tiempo han efectuado un gasto 1,3 millones de euros en la Isla:

Asímismo se han rodado los siguientes proyectos: WAX-The X Generation; Las Cartas de Malex; el corto Estela; El Niño, de Daniel Monzón; REC 4; Grand Piano; video clip de El Langui; el cortometraje La Rosa del Desierto; el corto El Banjo, de Morena Films y Fast & Furious 6.

A mediados de marzo de 2014, la BBC proyecta grabar en la Isla el proyecto piloto de la serie Woody.

Para 2014, Gran Canaria Film Commission tiene en cartera hasta el momento un total de 13 nuevos proyectos de cine y televisión de importantes productoras europeas y americanas. En la actualidad se están cerrando las localizaciones y las fórmulas de financiación.

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