Canarias, donde menos cesáreas se practican

El País Vasco y Canarias son las regiones españolas con menores tasas de cesáreas, del 11 y el 18%, frente a la media nacional, que es del 22%, lo que se produce además con bajos índices de mortalidad perinatal, que oscila entre el 4 y 5 por mil en Gran Canaria.

Así lo destacaron este martes el jefe del servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Materno Infantil de Gran Canaria, José Ángel García, y el ginecólogo de este servicio Domingo Madera, en la presentación del XXI Congreso de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Canarias, que se celebra desde el jueves y hasta el sábado en el sur de la isla.

En esta cita, que reunirá a 220 ginecólogos, se debatirá sobre la corriente avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomienda que el nacimiento se acompañe de la mínima intervención asistencial, siempre que se trate de un parto normal, lo que implica la menor realización de cesáreas, -su tasa no ha de rebasar el 15%- y también la menor dispensación de la epidural, la única técnica que quita el dolor al cien por cien, dijo García.

Esto no quiere decir que se fomente el parto natural, sino que se trate a los partos en función de su complicación y no por igual, como si todos fueran de alto riesgo, subrayó García.

Tanto García como Madera destacaron que de nada sirve que un hospital registre una baja tasa de cesáreas, como la del 12% del Materno Infantil de Gran Canaria, si luego existe una alta incidencia de mortalidad perinatal, e indicaron que lo que se persigue es practicar las técnicas “que hay que hacer para obtener los mejores resultados en el niño con la menor morbilidad para la madre”.

Domingo Madera recordó que una cesárea no es una intervención inocua, sobre todo cuando se quiere tener embarazos sucesivos, mientras que García precisó que esta técnica tiene cuatro veces más riesgos de sangrado y cinco veces más riesgos de infecciones, además de que si se repite existe una probabilidad de perder el útero.

Endometriosis

Otra de las cuestiones que se abordarán en este congreso será el importante absentismo laboral que causa en la mujer trabajadora la endometriosis, una enfermedad incapacitante que, sin llegar a ser un cáncer, es para toda la vida y para la que de momento sólo hay tratamientos paliativos.

Según explicó el catedrático en Ginecología y Obstetricia José Ángel García, la endometriosis consiste en la formación de quistes de endometrio por localizarse fuera de la matriz las células que lo recubren, que son las que se desprenden todos los meses con la menstruación.

Como esas células no pueden salir al exterior se acumulan y producen una reacción inflamatoria del organismo, que intenta aislar esa secreción, lo que deriva en la formación de quistes que terminan siendo dolorosos y de adherencias intestinales.

Esta enfermedad genera menstruaciones muy dolorosas, no desaparece hasta la menopausia y además se asocia con la esterilidad, de forma que el 30% de las mujeres estériles tiene una endometriosis.

Domingo Madera abordará la reintroducción de las terapias hormonales sustitutivas para tratar los trastornos que acompañan a la menopausia, después de que se haya demostrado, dijo, que en los casos indicados mejoran la calidad de vida de la paciente y no aumentan los cánceres de mama y endometrio y analizará la importancia de prevenir la osteoporósis, ya que es más barato que curar sus consecuencias.

Otra de las materias que se estudiarán en este congreso serán las nuevas técnicas laparoscópicas que se aplican en oncología ginecológica.

El eterno debate sobre edad y fertilidad también estará sobre la mesa y sobre él García y Madera insistieron en que después de los 35 años no es recomendable un embarazo porque a esas edades aumentan las complicaciones para la madre y para el niño, que puede nacer con bajo peso, con lo que ello conlleva.

Esto es así a pesar de que la sociedad esté planteando embarazos a los 50 años y los 66 años, unos casos novedosos que el mundo científico no tiene muy claro, aseveró Madera.

José Ángel García apuntó que desde agosto de 2009 el Hospital Materno Infantil de Gran Canaria, que solía asistir años antes unos 8.000 partos al año, comenzó a detectar un descenso de entre 400 y 500 al año, algo que relacionó con la crisis económica y que ha hecho que en la actualidad el centro, que es la única maternidad pública de la isla, asista unos 6.300 alumbramientos anuales.

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