Canariedad durante la Hispanidad con aires de tango

Más vale tarde que nunca, reza el refrán, así que los emigrantes canarios y sus descendientes en Argentina aprovecharon la jornada festiva en conmemoración del descubrimiento de América, trasladada en esta ocasión del 12 al 11 de octubre, para honrar a las dos patronas del Archipiélago.

Retrasadas por cuestiones de agenda y de reformas en la sede de la colectividad isleña en la capital federal, la fiesta por las vírgenes de la Candelaria (15 de agosto) y del Pino (8 de septiembre) se celebró pues en vísperas de Nuestra Señora del Pilar o Día de la Hispanidad, aunque el calendario oficial argentino incluye como no laborable la fecha bajo la denominación de Día de la Raza. Hasta este año, claro. A partir de 2011, la jornada festiva se conocerá como Día Respeto a la Diversidad Cultural, una modificación legislativa similar al decreto sancionado durante 2002 por Hugo Chávez en la República Bolivariana de Venezuela para denominar la fecha como Día de la Resistencia Indígena con el objetivo de evitar la exaltación del colonialismo y el racismo en el subcontinente.

Razones políticas o convicciones religiosas al margen, decenas de canarios se reunieron este lunes para festejar, en definitiva, su origen común, allá en la otra orilla del océano Atlántico, alrededor de unas papas arrugadas, rancho isleño y truchas de batata. A pesar de la ausencia de ron o vinos canarios, también ostentan merecida fama los caldos argentinos, por cierto, la sobremesa del almuerzo se extendió en el Centro Archipiélago Canario de Buenos Aires hasta la caída del sol gracias, por supuesto, a la música y bailes tradicionales del Archipiélago. Eso sí, no faltó tampoco en la sede isleña del porteño barrio de Flores la interpretación de tangos, que la fiesta canaria se celebró en suelo argentino y uno es tanto de donde nace como de donde pace.

Precisamente, el presidente del Centro Archipiélago, Álvaro Acosta (El Sauzal, 1932), subrayó: “Estoy muy agradecido a la Argentina, pero también debe estarlo el país al que di los mejores años de mi vida”. Tras abandonar Tenerife a los 16 años junto a sus padres y cinco hermanos “por el motivo de todos los emigrantes, buscar nuevos horizontes económicos” en tiempos de carestía, Acosta Martín trabajó en una tienda de frutos secos, montó después su propio comercio del ramo y, finalmente, fundó una fábrica para abastecer su red de ventas y exportar a otros países latinoamericanos. Sin olvidar nunca sus raíces isleñas mediante su temprana vinculación al Centro Archipiélago de Buenos Aires, pionero entre la colectividad canaria del exterior merced a su fundación en 1941, constantes viajes al Archipiélago e, incluso, recientes inversiones en su tierra natal.

Tras cumplir 69 años de existencia en 2010, el Centro Archipiélago Canario de Buenos Aires inauguró el pasado junio las nuevas instalaciones, en un edificio con dos plantas de su propiedad desde 1958, tras la inversión realizada por el Gobierno autonómico, que ya concedió en 2003 a la institución la Medalla de Oro de Canarias durante el mandato de Román Rodríguez. Aunque el actual jefe del Ejecutivo canario, Paulino Rivero, acudió al acto inaugural durante un viaje de apenas 48 horas por Uruguay y Argentina y su figura todavía permanece en el salón principal gracias a una enorme fotografía protocolaria colocada por entonces, Álvaro Acosta, presidente durante 42 años de una institución con alrededor de 400 socios, prefirió este lunes expresar su condolencia por el reciente fallecimiento del ex presidente Adán Martín.

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