César Espino, el hombre que rescató a la ballena: “Tengo un compromiso con el océano”

César Espino rescatando a la ballena

Lourdes Benítez

En los primeros minutos de una conversación con César Espino ya se adivina la personalidad aguerrida y generosa de este joven, convertido en un auténtico héroe tras el rescate en alta mar de una ballena de 15 metros atrapada en un palangre, hace unas semanas, a dos millas de Morro Jable, al sur de Fuerteventura. El vídeo de su logro ha dado la vuelta al mundo, rondando ya los cinco millones de visitas en Internet y recibiendo el reconocimiento de personas anónimas y entidades ecologistas o ambientales de todo el planeta.

“Tengo un compromiso natural con el océano”, explica el patrón del barco 'Odyssee3' y guía turístico cuando se le pregunta qué le llevó a lanzarse al agua, realizando inmersiones a pulmón durante casi 90 minutos para liberar al cetáceo de su trampa. “Sinceramente, lo hago a menudo, encontramos multitud de estas artes de pesca que en Canarias están prohibidas, pero que llegan desde Marruecos, sobre todo con tiempo Este”, indica. “En ellas quedan enredados zifios y tortugas, que también hemos liberado y, de todas formas, si vemos este tipo de artes yo mismo las recojo para evitar problemas”, dice, asegurando que el día del rescate de la ballena su compañero le advirtió seriamente sobre su intención de tirarse al agua “con dos coj..es”.

“He crecido por y para el mar de Fuerteventura. No concibo otra forma de comportarme con este medio”, responde. “Es verdad que es una acción complicada porque en esta zona ya hay horcas y tiburones y es un riesgo que se corre, además, los animales suelen removerse cuando empiezan a notarse libres y eso dificulta mucho la actuación porque incluso puedes quedar tú atrapado en los anzuelos, pero con la ballena todo fue bien, parecía que el animal sabía que le estabas ayudando y colaboró quedándose quieto hasta el final”, recuerda César, que se regaló nadar unos metros junto al mamífero a modo de cordial despedida.

A sus 27 años, este joven se encarga del barco de visión submarina, propiedad de la empresa de su familia, radicada en Morro Jable (Pájara). “Estudié en la Escuela de Pesca en Lanzarote y guardo muy buenos recuerdos de esa isla en la que residí tres años, aunque yo me hago querer”, bromea el joven que, no obstante, tiene su propia teoría sobre el trato al turista. “Probablemente somos el único barco de estas características en las islas que ofrecemos un plus a los clientes, con una especie de show marino, cuando avistamos animales”, dice. “Hoy mismo, hemos visto delfines y yo me suelo colocar detrás del barco, con un cabo, dentro del agua, a modo de esquí acuático, con mis gafas y mi tubo, así que a veces puedo ir con ellos”, cuenta.

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