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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Confirmada la condena a los tres patronos del cayuco arribado a La Gomera

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha ratificado la condena de ocho años y medio de cárcel para cada uno de los tres autores de la peor tragedia ocurrida durante la llegada de un cayuco a las costas canarias. La embarcación partió entre el 5 ó 6 de julio de 2008 de Mauritania en un viaje que duró cinco días durante los cuales llegó a morir un número indeterminado de personas durante la travesía, aunque cuatro aparecieron sin vida al arribar a La Gomera el 11 de julio y otro más falleció poco después.

En el texto de la sentencia se indica que la embarcación empleada era “absolutamente inadecuada para la travesía realizada por cuanto se trataba de una barca de pequeñas dimensiones de un solo motor y que sin embargo fue utilizada para realizar una singladura por alta mar, sobrecargándola con 59 personas. Esta embarcación, tal y como se pudo comprobar, carecía de ningún tipo de instrumento que permitiera comunicarse con el exterior en caso de que fuera necesario, así como de chalecos salvavidas o cualquier otro elemento que permitiera prevenir las contingencias que pudieran presentarse”.

En el texto de la sentencia se indica que “dada la dureza de la travesía, la escasez de alimentos y de agua, de la que eran conscientes los acusados el pasaje se sumió en una situación generalizada de debilitamiento y deshidratación ya que al tercer día se acabó el agua y la comida”. La condena se basó en las declaraciones de los viajeros quienes relataron no sólo las penalidades sufridas durante la travesía, sino que además identificaron a los ahora condenados como los responsables de la expedición. Así se pudo comprobar que durante el viaje éstos, junto con otro menor, ejercieron funciones de mando y organización capitaneados por un de ellos, distribuyendo alimentos y agua, dirigiendo la navegación y arrojando al mar a los cuerpos de los fallecidos.

El Supremo, por lo tanto estima que los acusados no sólo son responsables de la promoción de un tráfico ilegal e inmigración clandestina de personas, carentes de autorización y requisitos legales para ello, sino que pusieron en peligro concreto y grave la vida o cuanto al menos a la salud de las mismas. “Peligro que se vería concretado en el fallecimiento de varios de los ocupantes de la embarcación, en un número indeterminado cuyos cadáveres fueron arrojados durante la travesía en alta mar, más cuatro que se encontraban a bordo cuando el cayuco fue interceptado por la policía en costas de nuestro país y otro más que moriría luego”. Los acusados alegaron como atenuante que la expedición únicamente intentaba ayudar a estas personas a salir de la pobreza.

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