Encuentran en La Palma una especie de lagarto gigante que se creía extinguida

El lagarto gigante de La Palma, una especie que se creía extinguida y que se buscaba desde hace más de un decenio, se ha encontrado, aseguró José Antonio Mateo, biólogo del Centro de Recuperación del lagarto gigante de La Gomera.

Mateo explicó que unas fotografías tomadas durante el pasado verano demuestran la existencia de este gran lagarto, el último animal de estas características de las islas occidentales del Archipiélago canario que quedaba por descubrir.

Doctor en Biología por la Universidad de Sevilla, Mateo sostiene que las fotos son una evidencia tangible de la supervivencia del lagarto gigante de La Palma, una especie que estaba descrita por los expertos como Gallotia auaritae, tras los análisis de restos encontrados en los yacimientos de La Puntilla, del Roque de Mazo o de Los Tilos.

Cuenta Mateo que el 13 de julio de este año Luis Enrique Mínguez, del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), en un recorrido a pie por el noreste de La Palma, se sorprendió ante la presencia de un lacértido de gran tamaño localizado junto a una pista ubicada a unos 45 metros sobre el nivel del mar.

El lagarto, que estaba a una decena de metros del observador, apenas se inquietó ante su presencia y se desplazó sin sobresaltos entre la vegetación próxima al camino, una actitud que permitió realizar una serie de fotografías con teleobjetivo.

Destaca Mateo que al analizar las imágenes pudo concluirse que el lacértido presentaba el porte y el aspecto de un macho de lagarto canario de coloración dorsal muy oscura y sin manchas de colores.

Mateo, junto con un equipo de expertos, se desplazó al lugar del hallazgo, donde las referencias visuales próximas al animal (piedras y plantas) permitieron estimar que el lagarto mide entre 157 y 167 milímetros del hocico a la cloaca, con una longitud total media de entre 301 y 312 milímetros.

Asegura el experto que si se le aplican los parámetros del lagarto gigante de La Gomera este tamaño corresponde a un animal de unos 4 o 5 años y de un peso aproximado de 170 gramos.

Subraya que enseguida se evidenció que no se trata de un tizón de La Palma, que tiene manchas azules en la garganta, que presenta siempre un porte menos robusto y que nunca sobrepasa los 120 milímetros de longitud entre el hocico y la cloaca.

La forma del cráneo, menos afilada, la ausencia de tonos ocres en la garganta y un diseño dorsal diferente también descartan que se corresponda con un ejemplar del lagarto de Gran Canaria, una especie de mediano o gran tamaño que ya había sido señalada con anterioridad en La Palma.

Por ello, dice que puede tratarse de un ejemplar de la especie Gallotia auaritae, endémica de La Palma, y cuyo aspecto externo se desconocía.

Comenta Mateo que en octubre los expertos volvieron a la zona en la que se hizo la observación e hicieron una búsqueda concienzuda, incluyendo algunos acantilados costeros cercanos.

No se obtuvieron nuevos indicios de la presencia de grandes lagartos, aunque, según dice, es posible que se debiera a la tardía fecha en la que se llevó a cabo la exploración y al mal tiempo que había esos días.

Programa intensivo de búsqueda

El biólogo asegura que lo importante es que un equipo con base en La Palma desarrolle un programa intensivo de búsqueda centrado en la zona del hallazgo, un lugar del que ya se disponían testimonios que hablaban de la existencia de lagartos de gran tamaño.

José Antonio Mateo recuerda que antes de la llegada del Hombre al archipiélago canario hace unos dos mil años, las cinco islas más occidentales de Canarias, Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, El Hierro y La Palma, estaban pobladas de lagartos gigantes, cuyo tamaño podía sobrepasar en ocasiones los 1.500 milímetros de longitud total.

Se trataba de animales preferentemente vegetarianos que ocupaban la franja litoral y las medianías de las islas, y cuyas características demográficas no soportaron bien el profundo impacto de la actividad humana y la de vertebrados como ratas, perros y sobre todo gatos que llegaron con él.

Los grandes lagartos de Tenerife, La Gomera, La Palma y El Hierro se fueron haciendo más y más raros, hasta que a mediados del siglo XX se les dio a todos por extinguidos.

En el último cuarto del siglo XX el creciente interés por los reptiles permitió comprobar que esos procesos de extinción no se habían completado, y poco a poco se fueron descubriendo pequeñas poblaciones de grandes lagartos en tres de estas islas.

Así, en 1971, Alfredo Salvador pudo demostrar la supervivencia del lagarto gigante de El Hierro y en 1995 Efraín Hernández probó la existencia del lagarto gigante de Tenerife en los acantilados de Teno y Guaza.

En junio de 1999 biólogos de la Universidad de La Laguna capturaron el primer ejemplar del lagarto gigante de La Gomera, en el pie de monte del risco de La Mérica, en Valle Gran Rey.

La Palma quedó, de esta manera, como la única isla occidental en la que supuestamente se habían extinguido los lagartos gigantes, unos animales cuya supervivencia parece ahora demostrada.

Concluye Mateo que las fotografías demuestran que estaríamos ante otra especie canaria severamente amenazada que requeriría de una protección activa de las administraciones competentes.

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