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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Enrique Rojas: ''Las drogas han venido para quedarse''

Enrique Rojas es considerado un médico humanista, de esos que lo mismo describen una patología que recitan un poema de los clásicos o enumeran las denominaciones de origen de los vinos que se venden en la tienda londinense que hay muy cerca de su casa. Sus libros sobre el amor, la depresión y los trastornos de la personalidad se han traducido a varios idiomas (El amor inteligente acaba de aparecer en ruso).

Este viernes ofreció una conferencia en Las Palmas de Gran Canaria para arropar a la Fundación Forja, que lleva desde 2004 trabajando con personas con problemas de adicción. Una adicción es “todo aquel comportamiento que le hace a alguien perder la libertad, convertirse en esclavo”, define en lenguaje sencillo Enrique Rojas. Y adicción no es sólo alcohol, drogas o ludopatía. También incluye en ese catálogo a la pornografía, el teléfono móvil, los juegos electrónicos... las dependencias no químicas.

A juicio de este cateratico de Psiquiatría y Psicología Médica de la Complutense, los caminos que llevan a las drogas hay que encontrarlos en las antiguas civilizaciones, en el mito de ambrosía, el néctar de los dioses que hacía inmortales a quienes lo tomaban. “Lo quiero todo y lo quiero ya”, recalcó a modo de grito de guerra. Las modernas civilizaciones se adentran en el mundo de las drogas “por curiosidad, por el ansia de aventura, por el deseo de descender a los sótanos de la personalidad, por conocer los paraisos interiores”, indicó el especialista en una rueda de prensa anterior a su conferencia.

Ese descenso a los sótanos de la personalidad acostumbra a producirse en las edades “en las que la personalidad no está aún fraguada”. Y se acrecienta con corrientes vitales como las que explica Gianni Vattimo y su teoría sobre el pensamiento débil, algo que Rojas encuadra en los alrededores del hedonismo.

Con la Fundación Forja, sus promotores tratan de informar de lo que es la droga, buscar soluciones que incidan en el ambiente social en que el individuo adquiere esa adicción y encontrar salidas al vacío existencial, al desajuste de la personalidad que la drogadicción provoca.

“El vino es cultura”

Enrique Rojas se alinea a favor de los que consideraron un disparate el proyecto de ley del Gobierno de España de limitar el consumo de alcohol entre la población joven. Pero situó sus críticas sólo en torno al vino, que considera “una cultura, una tradición, un elemento más de la dieta mediterránea”.

Tras recordar que en España hay sesenta denominaciones de origen y que los caldos del país están considerados entre los cinco mejores del mundo, aseguró que el vino no puede ser considerado una droga. “Por eso el presidente se quitó encima la ley con un telefonazo a la ministra”, resumió.

Pero Enrique Rojas no sólo habla de adicciones. También habla del amor. “Las rupturas conyugales son partes de guerra”, indicó cuando fue preguntado por qué las considera una epidemia moderna. “No hay felicidad sin amor y no hay amor sin sufrimiento”, enfatizó en medio de varios versos del Siglo de Oro español.

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