Hacer 'clic' después de los cincuenta

A los cinco años un niño no lee con fluidez, puede perder el equilibrio si golpea fuerte un balón y todavía siente miedo de la oscuridad. Pero este ser tan vulnerable no tiene problema para encontrar juegos en un teléfono móvil de última generación o manejar una tableta con pantalla táctil a su antojo. El funcionamiento intuitivo de estos dos dispositivos es la clave que permite a los pequeños entenderlos sin que nadie se los explique, aprovechando la gran plasticidad de su cerebro.

Los mayores no tienen ese privilegio de los niños, y están acostumbrados a un aprendizaje más racional y reglado. En consecuencia muchos de ellos no se atreven a manejar ordenadores o les cuesta un gran esfuerzo. En España menos del 20% de los mayores de 65 años utilizan el ordenador. En Canarias, tres cuartas partes de esa franja demográfica nunca ha tocado un computador. Por este motivo, el Gabinete Literario y la Fundación Vodafone han puesto en marcha de aquí a noviembre una serie de cursos de alfabetización digital para personas mayores, desempleados e inmigrantes, que son considerados colectivos de difícil acceso a las mismas.

Teresa Cheo tiene 76 años y ha sido actriz toda su vida hasta este año, que se jubila. También es una de las participantes de la primera convocatoria de estos cursos, que comenzó la semana pasada. “No quiero ser analfabeta digital”, reconoce. “Había dado mis primeros pasos con mi hija, sobre cómo manejar el ratón. Ella está en América y quiero hablar con ella por Skype”.

Como explica el profesor John Gaze, encargado de los cursos, en general las mujeres tienen un enfoque más social de Internet que los hombres, ya que su objetivo es estar en contacto con otras personas. En cambio los hombres lo suelen ver más como una herramienta, por ejemplo para aficiones como la fotografía. “Pero todos los casos hay que trabajar con mucha comprensión, paciencia y cariño”, apunta.

Los cursos se distribuyen en grupos de 14 personas, y está orientado a cuestiones muy básicas, desde el manejo del ratón hasta aprender a manejar el sistema operativo, cada uno con su ordenador. Se plantea como un juego, moviendo el ratón hasta un punto o utilizándolo para matar marcianitos. “Lo hacemos como si se tratara de amigos que estamos divirtiéndonos, que venimos para pasarlo bien”, explica el profesor. A partir de ahí, se aprende a utilizar el sistema operativo, el correo electrónico, las páginas web y un procesador de textos sencillo.

Alumnos como Ana Teresa Báez, de 73 años, se quejan de que estuvieron pagando academias, en este caso cuatro meses, para enseñarles de un ordenador “como eran los tornillos”. Gaze lo confirma. “Muchos cursos están mal enfocados, se insiste en los aspectos técnicos, que no les interesan en absoluto ni los necesitan. Se trata de dar respuesta a sus necesidades reales”, comenta.

Ramón Castro, de 65 años, trabajó en su empresa con un programa de facturación, pero nunca hasta ahora ha entrado en Internet. Cada vez que saltaba un mensaje desconocido en la pantalla, tenía que pedir ayuda. Ahora se le explicará cómo navegar por la red, y si lo solicita, el profesor le ayudará a crear su propio perfil en Facebook.

“Muchas veces te preguntan la dirección de correo”, explica Mari Carmen Álvarez, otra de las asistentes, quien comenta que todo el mundo da por sentado el manejo de las tecnologías de la información. Pero también reconoce que hoy en día es fundamental incluso para relacionarse con los nietos. “El otro día iba en la guagua y un niño le dijo a su abuela si quería que le abriera una carpeta para poner todas las fotos”, recuerda.

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