Expediente de ruina para la casa modernista de Caleta de Famara

Manuel Riveiro

Arrecife —

La casa modernista de Caleta de Famara, el “hotelito” como la denominó su primer propietario, Luis Ramírez, va camino de desmoronarse. El peculiar edificio, con su fachada semielíptica y decorada en relieve con un pulpo, cangrejos, conchas o aguavivas, lleva desde mediados del siglo pasado en poder de la Diócesis de Canarias, que “ni hace ni deja hacer”, lamenta el alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort. El Ayuntamiento “está iniciando” el “expediente de ruina”, después de que el deterioro de la singular pieza arquitectónica se haya acelerado en los últimos años.

El alcalde explica que el Consistorio ha enviado a la Diócesis reiterados requerimientos para que al menos arreglen la fachada, pero solo ha obtenido “la callada por respuesta”. Juan Marrero Portugués, que fue director de la Caja de Ahorros de Canarias y ocupó numerosos cargos públicos, desde concejal de Arrecife a procurador de las Cortes, ha vuelto a poner el foco en una casa que se construyó en los años 20 cuando la Caleta era un pequeño pueblo de pescadores y que sigue llamando la atención casi un siglo después.

En su libro ‘César Manrique y Pepín Ramírez, dos líderes canarios en su contexto histórico’, Marrero Portugués destaca fragmentos del testamento de Luis Ramírez, un “bicho muy raro” pero “muy caritativo”, que falleció en mayo de 1950 en Barcelona, en el transcurso de un peregrinaje a Roma en el que, “por lo visto, portaba una colección de joyas que pensaba donar al Vaticano, desaparecidas en aquel viaje”.

En el testamento de Ramírez, otorgado 15 años antes de su muerte, se valora el “hotelito” en 5.000 pesetas de la época y se lega “a perpetuidad a la parroquia de la Villa de Teguise y con el exclusivo fin de que lo habiten los coadjutores” o, “en su defecto el párroco, regente o ecónomo de aquella”.

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