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Imputado por homicidio el joven que se autoinculpó de la muerte del bebé

El juez del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 3 de Puerto del Rosario (Fuerteventura), Alberto López, ha imputado este martes un presunto delito de homicidio a Iván G.P. -hermano de un joven coacusado de matar a la bebé de seis meses de su compañera sentimental-, que ha reconocido que la pequeña se le “cayó de las manos” la noche del 4 al 5 de enero de 2007, pero no relacionó directamente la caída de la menor con su muerte, según informaron fuentes judiciales.

Iván G.P. compareció durante aproximadamente una hora en calidad de imputado no detenido y asistido por un abogado de turno de oficio. Tras prestar declaración, el juez acordó su imputación y no ha adoptado medidas cautelares respecto al imputado, según informó el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) en un comunicado.

Después de 2 años de silencio, Iván G.P. reconoció de forma sorpresiva los hechos la semana pasada cuando declaró en calidad de testigo en el juicio en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas contra su hermano Yeray G.P., de 23 años de edad, y la novia de éste y madre del bebé, María Inmaculada V.G., de 20 años de edad, que quedaron en libertad provisional imputados por dos supuestos delitos de homicidio y otros dos presuntos delitos de maltrato habitual.

El nuevo imputado se ratificó este martes en su declaración de la semana pasada, cuando admitió que la niña estaba llorando la noche del 4 al 5 de enero, él se despertó y, sobre las cuatro de la madrugada, fue a la habitación donde estaba el bebé, su madre con su pareja -a la vez su hermano- y la otra hija, cuando éste la cogió “se le fue de las manos”.

“Cogí a la niña, la saqué de la cuna, la agarré, me hizo un hipo extraño, me asusté y se me fue de las manos. Cayó en la cuna y se oyó un 'plof'. La niña dejó de llorar y se calló. A lo mejor fui yo quien la maté”, dijo Iván G.P., que añadió que entró en el dormitorio a oscuras y que la pareja no se despertó.

“No sé cómo se cayó, fue un accidente”

Iván G.P. creyó que la menor no se murió en el momento y, al ser cuestionado por la demora de su confesión, afirmó que reconocía lo ocurrido para “tranquilizar” su conciencia y debido a que con el paso del tiempo ha ido recordando lo acontecido aquella noche, por lo que pensó que “tenía que decir la verdad”, indicaron fuentes judiciales.

“No sé cómo se cayó, fue un accidente”, afirmó el joven que al día siguiente del suceso no atribuyó que “la muerte de la bebé fuera como resultado de la caída que sufrió”. Explicó que se levantó molesto por los llantos del bebé, la cogió y se le cayó “sobre la base de la cuna que tiene hierros y que es posible que allí se diera el golpe, no cayó en el suelo”.

Durante el interrogatorio, Iván G.P. se mostró “tranquilo” y “sin ningún arrepentimiento”, además de que aseguró que es consumidor habitual de hachís, apuntaron las mismas fuentes.

Episodios de sonambulismo

Asimismo, Iván G.P. hizo alusión a que de pequeño tenía “episodios de sonambulismo no reconocidos médicamente pero sí a través” de sus familiares que se lo han dicho. No obstante, matizó que sí recordaba lo ocurrido con el bebé.

Por otro lado, no culpó a su hermano ni a la novia de éste ni a ningún otro familiar que vivía en el domicilio de los presuntos malos tratos que sufrió el bebé. Negó haber visto dicha violencia hacia la niña, aunque sí denunció la “dejadez” que su madre, María Inmaculada V.G., mostraba hacia ella.

Tras la declaración de Iván G.P. continuará el procedimiento judicial, se solicitarán nuevas pruebas y se reanudarán algunas declaraciones de modo que se lleve a cabo una instrucción suplementaria a la realizada para conseguir esclarecer el fallecimiento del bebé.

La madre culpó a su otra hija

Durante el juicio celebrado la semana pasada, María Inmaculada V.G. culpó en el juicio a su otra hija, que entonces tenía un año y medio, de los moretones y mordeduras del bebé, así como atribuyó las lesiones a su novio, quien, según ella, “tenía excusas para todo” y el día de los hechos jugaba a la “play station” mientras debía cuidarlas.

“Siempre creí que los cardenales y mordeduras en el cuerpo” de la niña se los hacía “mi otra hija”, aseguró la procesada, quien aseguró que no sabía que sus hijas “corrían peligro”. “No pensé que fuera a pasar esto. Yo siempre tenía a mis hijas bien cuidadas porque las quiero a las dos por igual”, agregó M.I.V.G., que consumía hachís, mientras que su pareja, que era consumidor habitual de cocaína, negó haber agredido al bebé. “Yo no la toqué nunca ni una mijita y no sé quien fue”, afirmó el coacusado.

Igualmente, María Inmaculada V.G. dijo que no había inscrito a su bebé en el registro civil porque ella en aquel entonces era menor de edad y “por dejadez”, así como admitió que nunca llevó a su pequeña al médico por “miedo” a que se la quitaran y la culparan de “los cardenales”.

Indicó que su niña había estado vomitando días antes y el 5 de enero el bebé “comió poquito”. “Yo con mis hijas no me pongo nerviosa, no la zarandeé, la dejé acostada en la cuna en pañales y me fui a trabajar”, apuntó, al tiempo que hizo hincapié en que su hija “estaba viva” cuando abandonó el hogar. Al llegar al trabajo, presentía que “había pasado algo malo”, llamó a casa y su pareja le dijo que fuera porque su hija estaba “muerta”.

Por su parte, Yeray G.P. dijo que convivió con María Inmaculada V.G. durante cinco meses y se hizo cargo del bebé. Explicó que el día de los hechos se levantó a las 10.30 horas y fue al salón para jugar con la play station, mientras la chica le daba de comer al bebé. El procesado entró en la habitación sobre las 15.30 horas para ver cómo estaba la pequeña, a la que vio “boca abajo” y al darle la vuelta se percató de que “no respiraba y tenía los labios y las uñas moradas”. Acto seguido, alertó a su hermano Iván G.P.. “No sé cómo se ha podido producir la muerte”, añadió Yeray G.P. que entró en contradicciones y se negó a contestar a preguntas de la abogada de su ex novia.

Síndrome del bebé zarandeado

Por otro lado, declararon también ocho peritos, algunos de los cuales manifestaron que las lesiones del bebé cuadran con el “síndrome del bebé zarandeado”. Incidieron en que la niña “fue zarandeada y como consecuencia de ello sufrió hemorragias cerebrales”. Un médico agregó que la muerte del bebé “no fue inmediata” sino que tuvo un “período de supervivencia en el que se le pudo salvar y no se hizo”.

Asimismo, los médicos constataron que las mordeduras que presentaba en el cuerpo la niña eran de un “adulto” y una de ellas coincidía “cien por cien con la dentadura de la madre”. Descartaron que Yeray G.P. hubiera producido esas lesiones y rechazaron que las mordeduras pudieran corresponder a la niña mayor.

La joven pareja permanecía en prisión provisional por esta causa desde el 10 de enero de 2007 acusados de dos supuestos delitos de homicidio y dos delitos de maltrato habitual, por los que la Fiscalía y la acusación particular del Cabildo de Fuerteventura reclamaban antes del juicio 18 años de cárcel para cada uno, mientras que los letrados de la defensa pedían la libre absolución.

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