Las Kellys majoreras saltan al terrero de lucha

Protesta de las Kellys de Fuerteventura.

Diario de Fuerteventura

Eloy Vera —

Amparo Pacheco llegó en 1998 a Fuerteventura en busca del sueño dorado. Su nombre, como el de miles de paisanos gallegos, no tardó en incorporarse a la nómina del turismo. Eran años en los que la prosperidad iba ligada al sector, escaseaban las viviendas, los hoteles incrementaban plantillas y las camareras de piso no tenían necesidad de movilizarse.

Con la crisis todo cambió y Amparo terminó un día buscando la palabra kellys en Google. Junto a seis compañeras decidió aparcar por unos minutos los carros de sábanas para comenzar la rebelión “de las que limpian los hoteles majoreros”.

Esta gallega recuerda cómo hasta hace unos años su gremio disfrutaba en la Isla de unas buenas condiciones laborales. Las camareras de piso no tenían miedo a perder su trabajo. Al contrario, se movían de un hotel a otro en busca de mejores ofertas y el buen rollo entre compañeras se extendía a unos jefes dispuestos a dialogar.

Con la crisis el buen rollo terminó desapareciendo. El número de habitaciones y los contratos temporales se incrementaron y también el miedo a perder el trabajo tras convertirse muchas de ellas en cabeza de familia después de que sus maridos terminaran en la cola del paro por culpa del ladrillo.

Amparo señala cómo algunas pasaron de 19 a 23, incluso más, habitaciones diarias, se incrementaron el número de salidas, los hoteles comenzaron a reducir plantilla y empezaron a aumentar los diagnósticos por depresiones entre algunas de ellas. “En el caso de mi hotel, en el sur de la Isla, antes de la crisis éramos 270 trabajadores fijos y hoy son unos 120”, explica.

Mientras Amparo hacía habitaciones en un hotel majorero, el investigador Ernest Cañada publicaba el libro “Las que limpian los hoteles”, donde describía la realidad de las casi 100.000 camareras de piso que hay en España, y en Lloret de Mar (Girona), Laly y María Ángeles creaban un grupo de Facebook: ‘las Kellys’, en el que intercambiaban opiniones, quejas, ofertas de trabajo y experiencias.

El grupo no tardaría en extenderse por otras regiones. En Fuerteventura habría que esperar hasta este 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, para que el movimiento de las Kellys tomara forma. Ese día Amparo acudió al homenaje que el colectivo al que pertenece, Señoras Feministas en Fuerteventura, daba a las camareras de piso. Allí, decidieron crear un grupo de Facebook y comenzar a visibilizar su problema.

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