Miles de personas rinden su ofrenda a la Virgen del Pino

Decenas de miles de personas confluyeron este viernes en Teror por la Romería Ofrenda a la Virgen del Pino, Patrona de la Diócesis de Canarias y Gran Canaria, que reunió a más de 4.000 representantes de todos los municipios y de las demás Islas, sólo entre carretas y grupos folclóricos.

Más de una veintena de carretas, una por cada uno de los veintiún municipios de grancanaria y una del Cabildo, y más de una decena de agrupaciones folclóricas llegadas de toda Canarias integraron la comitiva que desfiló ante la imagen de la Virgen del Pino. No faltaron a la cita los presidentes del Gobierno Autónomo y de la corporación insular, Paulino Rivero y José Miguel Pérez.

Una autoridad ésta última que, desde su cargo de presidente del Cabildo de Gran Canaria y en el marco de la habitual ronda de discursos que puso punto y final a la romería, se felicitó porque “la fiesta siga siendo una expresión de la unidad” de los isleños e hizo votos para que continúe siendo así en el futuro.

Tanto José Miguel Pérez como Paulino Rivero cumplieron escrupulosamente con el ya tradicional requisito de acudir ataviados con trajes típicos canarios a la romería, la cita más multitudinaria del amplio calendario festivo que cada verano se desarrolla en la Villa de Teror en el marco de las celebraciones en honor a la Virgen.

El Ayuntamiento estima que pasarán por Teror unas 200.000 personas entre este viernes y el sábado. Y sin descontar la noche, ya que el flujo de peregrinos a pie, en guagua o en coche no cesa en dirección a la villa para sumarse a la fiesta aún está en marcha. Así, no se prevé que se interrumpa con la caída del sol ni, horas después, con la nueva aurora.

Y es que, tras la ofrenda de este viernes, que dejó a los pies de la Virgen del Pino multitud de productos de la tierra que distribuirá ahora la Diócesis entre personas necesitadas, aún están pendientes la Misa Solemne y la posterior Procesión que culminarán las jornadas mayores de las fiestas de Teror.

Un municipio donde volverán a darse cita este sábado diversas autoridades, entre las que no volverá a faltar el presidente del Gobierno Autónomo, Paulino Rivero, que acudirá a los actos de esta jornada como representante de Su Majestad El Rey.

En esa calidad de representantes de Don Juan Carlos I, Rivero será objeto de un acto de rendición de honores por parte de una compañía del Ejército. Algo que sucede en Teror cada 8 de septiembre, aunque este año con la peculiaridad de que, según anunció la Jefatura de Tropas de Canarias, la compañía que rendirá honores partirá poco después hacia Afganistán para participar en operaciones bajo mandato de la ONU.

Teror no se olvidó del drama de la inmigración

La tragedia vivida la mañana de este viernes, cuando diez inmigrantes perecían a escasos 20 metros de la costa de Agüimes, en el sureste de la Isla, estuvo presente en la romería. Sin embargo, los colores, el sonido de los timples y laúdes, las carretas y los animales, la chiquillería con sus trajes típicos y los vivas a la Virgen siguieron haciendo de la Romería a Nuestra Señora del Pino, en la Villa de Teror, el mejor punto de encuentro de todos los grancanarios con su Patrona.

En la alegría contenida del pueblo, sin estridencias pero sincera, parecía que todos se apiadaran de sus almas y guardaran, en sus rezos, un ruego a la Virgen del Pino. Las autoridades no pudieron evitar, en sus declaraciones, un recuerdo al drama.

Después de que el propio Obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, dedicara un Ave María a los fallecidos para “hacerles presentes” en la celebración, las tradicionales ofrendas de todos los municipios de Gran Canaria hicieron su esperada entrada en la plaza ante la expectante mirada de miles de personas que se torraban al sol de las cuatro de la tarde.

“Madre aquí tienes a tus hijos”, fueron las palabras de Cases antes de que los animales arrastraran ante la imagen de la Virgen las carretas repletas de ofrendas, entre bailes típicos al son de parrandas, folías o isas. Cerca de la plaza, el salto del garrote desde balcones de más de cuatro metros asombraban a los presentes.

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