La portada de mañana
Acceder
La confesión de la pareja de Ayuso desmonta las mentiras de la Comunidad de Madrid
El plan del Gobierno para indemnizar a las víctimas de abusos agita la Iglesia
Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal

''Squire permite conectar fácilmente Internet con la televisión''

Su oficina es su propio domicilio particular, un piso de La Minilla, en las Palmas de Gran Canaria, en el que trabaja de madrugada para atender a sus clientes de Estados Unidos. Fernando García Torcelly nació en Sevilla en 1980, pero hace diez años el amor se cruzó en su camino y se fue a vivir a Las Palmas de Gran Canaria, donde culminó sus estudios de ingeniería industrial y encontró además el apoyo decisivo de la Fundación Universitaria de Las Palmas (FULP) para poder despegar como emprendedor.

Hoy dirige Sylion, la empresa que fundó en 2009 junto al diseñador gallego Jonatan Castro, vende en medio mundo aplicaciones como LuxyLight, una linterna para el smartphone, y FlightCard, una tarjeta de embarque electrónica que informa a cada instante del estado del vuelo, y goza del reconocimiento de gigantes como Apple. Torcelly, encuentra tiempo además para tocar el piano y la guitarra y aprender violín, mientras trabaja en el inminente lanzamiento de su producto estrella, Squire, un servicio que permite aprovechar fácilmente la oferta de cine y vídeo de internet para verla por televisión.

¿Dónde realizó sus estudios de ingeniería industrial?

Empecé en la Universidad de Sevilla, entretanto conocí a la que hoy es mi mujer, que es de Gran Canaria. Vine en el 98, me gustó mucho la isla y decidí quedarme a vivir aquí. Culminé los últimos años de carrera en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), donde me titulé en 2008.

¿Cuál fue su primera experiencia profesional?

En 2008 continué el software que había desarrollado en mi proyecto de fin de carrera, relacionado con el cálculo de estructura, en el Instituto SIANI (Sistemas Inteligentes y Aplicaciones Numéricas en Ingeniería) de la ULPGC. En el SIANI se trabaja muy a gusto, hay un equipo muy bueno, pero me dí cuenta que mi campo no era el de la investigación académica. Entonces me matriculé en uno de los cursos del Centro de Emprendedores Universitarios de la FULP y esto me ayudó muchísimo. Es un curso que te ayuda a adquirir la experiencia que todo emprendedor necesita para comenzar a desarrollar su idea de negocio.

¿Qué idea de negocio llevaba usted?

Inicialmente mi propósito era desarrollar software para otras empresas, pero pronto comprendí que lo que me atraía era el modelo norteamericano, desarrollar aplicaciones dirigidas al cliente final. Yo vendo directamente a la gente de la calle. La idea que desarrollé es Squire, un proyecto que pretende llevar fácilmente al televisor toda la potencia de contenidos de internet. Entonces, hablamos del año 2008, no existía Google TV, el Apple TV que había era muy básico?

¿Su proyecto estaba dirigido a todo tipo de usuarios?

Sí. Lo poco que existía estaba dirigido a ingenieros, tenías que comprarte un ordenador, configurarlo, ponerle los equipos? Eran soluciones muy complicadas y, en la medida de mis posibilidades, yo buscaba una solución sencilla. Lo que hice fue un ordenador para el salón, muy pequeño, que, ya adaptado, se conectaba al televisor y se manejaba con un mando a distancia con cuatro botones. Por eso lo llamamos Squire -además de por la sonoridad del nombre- porque en inglés esta palabra quiere decir acompañante, guía, escudero. Y Squire es todo eso. Te ofrece todo en bandeja para que no tengas que preocuparte por lo mínimo. Sólo tienes que sentarte y ver.

Entiendo que pensaba más en el usuario habitual de internet, que en alguien que solo consumiera productos televisivos

Si, me dirigía sobre todo a un cliente que se manejara bien en internet, aunque no fuera un especialista, para que esos vídeos que veía en su habitación con un ratón y un teclado pudiera verlos fácilmente también en el salón ante el televisor. En ese momento era el boom de las series. Mucha gente se descargaba los capítulos de Perdidos o House que todavía no se habían pasado en las televisiones españolas. Squire ordenaba toda esa información, ponía las portadas de las películas y las series, para que pudiera consumirse fácilmente.

¿Qué ocurrió a continuación con Squire?

Cuando se acababa el curso de emprendiduría, la FULP escogía una serie de proyectos para que se presentaran ante inversores y me invitó a mí a presentar el mío. Tuve la suerte de que gustara y gané en 2009 el premio a la Mejor Iniciativa Empresarial que convocan la FULP y la ULPGC. Eso tuvo cierta repercusión en los medios y me abrió las puertas a los primeros inversores.

Y este impulso le dio pie para crear su empresa, Sylion

Sí. Una vez que te dan el premio tienes que echar a andar tu proyecto. Para ello en 2009 creé Sylion y produje el primer prototipo de Squire. En ese momento la mayor dificultad que uno tiene es el dinero. En Canarias no hay financiación para proyectos como el mío. Yo, al menos, no lo encontré.

Se habla continuamente de innovación pero sigue sin haber conciencia entre los empresarios de que hay diversificar la economía del Archipiélago hacia el I+D.

Cuando te pasas un mes en Silicon Valley, conoces el área de Stanford, toda la zona de capital riesgo que hay en Estados Unidos, te das cuenta de que en Canarias el mundo de la inversión es tremendamente primitivo. Lo que hay aquí ni es capital ni es riesgo. Los emprendedores tenemos que empaparnos de La Meca de la cultura emprendedora, que es Estados Unidos, pero los profesionales de la inversión deberían de hacerlo también. Hay más carencia de cultura empresarial entre los inversores que entre los emprendedores. Están más acostumbrados a invertir en lo que se ve, como los aerogeneradores, que en lo que no se ve. No comprenden que hoy en día las inversiones más potentes, las que crecen más rápido, son las que están relacionadas con la tecnología, la información, los servicios en internet que la gente consume en su iPod o su iPhone.

¿Cómo empezó a desarrollar los primeros productos que comercializó?

Había conocido al que hoy es mi socio, el diseñador Jonatan Castro, que vive en Orense, porque lo había subcontratado para algunas tareas de Squire. Pero la química que se generó entre nosotros hizo que nos asociáramos y desarrollamos otros productos secundarios que comercializamos para poner en marcha la empresa. Así nacieron LuxyLight y FlightCard.

¿En qué consiste LuxyLight?

Jonatan y yo decidimos hacer una prueba para conocer mejor el comercio por internet. Pensamos en un producto muy sencillo que no eliminaba el riesgo de equivocarnos, pero de ahí aprenderíamos también, y se nos ocurrió hacer una linterna para el smartphone. LuxyLight exige que el iPhone tenga luz flash incorporada, pero éste es un requisito que cumplen el iPhone 4 y el iPhone 4S, que son los modelos que Apple tiene en el mercado desde hace unos años. De modo que licenciamos a Sylion en el programa de desarrolladores de Apple para presentar LuxyLight en su escaparate y, para nuestra sorpresa, tuvimos más de 35.000 descargas en los primeros meses. Estuvimos varios meses en el ránking que hace Apple de las doscientas aplicaciones más vendidas en España, Italia, Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

Hábleme de FlightCard

Después de nuestra experiencia con LuxyLight nos dijimos: 'Bueno, ahora que sabemos qué es esto vamos a hacer algo más serio, más grande'. Pensamos que una información muy útil para quien viaja es poder conocer en cada momento el estado de su vuelo. En ese momento los productos que proporcionaban este servicio eran muy complicados, con muchos botones, muchas opciones, y la filosofía que tenemos en Sylion es hacer que los productos sean sencillos, fácilmente manejables. ¿Qué es lo más sencillo cuando hablamos de vuelos? Pues una tarjeta de embarque. FlightCard no es más que eso, una tarjeta de embarque que va cambiando en función del estado del vuelo.

¿Qué respuesta tuvo esta aplicación?

Muy buena también. Un día un colega que había comprado FlightCard me mandó una foto desde Roma, donde se celebraba en ese momento la conferencia sobre dispositivos iOS que Apple daba alrededor del mundo. En la foto podía verse como un ingeniero de Apple ponía FlightCard como ejemplo de simplicidad, de producto innovador pensado para el cliente final.

¿Y en términos de venta?

Estuvimos de nuevo en los doscientos primeros puestos en las tiendas de Apple de Bélgica, Holanda, Turquía, Estados Unidos, Bahrein, Reino Unido, Finlandia? Además fue recomendada por blogs tecnológicos internacionales tan prestigiosos como Gizmodo.

Entretanto, ¿qué pasó con Squire?

Los ingresos que obtuvimos con LuxyLight y FlightCard los invertimos en el desarrollo de Squire, que es nuestro gran proyecto. Pudimos subcontratar parte del diseño y del desarrollo. Pero, antes de seguir más allá, Jonatan y yo decidimos en 2011 que teníamos que comprobar si íbamos por buen camino. Y qué sitio mejor para comprobarlo que Silicon Valley. Viajamos hasta allí y entramos en contacto con ingenieros y diseñadores de Apple, Google, Facebook y HP que conocían nuestro trabajo. Les mostramos Squire para ver qué nos decían- En España la gente tiene mucho miedo a contar su idea y yo siempre digo que hagan al revés, que se la cuenten a todo el mundo porque el éxito de la empresa no se basa sólo en la idea sino en su implementación. Estuvimos un mes allí, le mostramos nuestro trabajo a todo el mundo y aprendimos lo que aquí nos llevaría dos años aprender. Llegamos incluso a sentarnos con sociedades de capital riesgo del Valle y comprendimos que Squire es un buen producto, pero que había que reconducirlo para adaptarlo a la mentalidad norteamericana. Más que ofrecer un producto, lo que teníamos que ofrecer entonces era un servicio. Y creamos el nuevo Squire. Ahora lo que vamos a ofrecer es minimizar el tiempo desde que te sientas a ver la televisión hasta que encuentras la película o la serie que te gusta. Enciendes el programa y, en lugar de una cantidad enorme de películas, Squire te enseña ocho películas que te pueden gustar. Se simplifica la búsqueda, la navegación. Para que la televisión sea inteligente tiene que enseñarte lo que te gusta, no abrumarte.

La comercialización de esta primera versión de Squire es inminente

Queremos lanzarla en el mercado norteamericano a finales de agosto o principios de septiembre.

¿Cuentan ahora con respaldo financiero?

Tenemos conversaciones para ello en Londres y San Francisco.

¿Le gustaría implicar a inversores canarios?

Con sinceridad, a mí dónde me gustaría seguir viviendo y trabajando es en Canarias. Al final tú quieres emprender en tu país, no tener que emigrar. Ahora con la crisis el paisaje financiero ha cambiado un poco, pero nos hemos acostumbrado a crear empresas a partir de subvenciones. No quiero que nadie me subvencione, ni tampoco quiero que los organismos públicos te ayuden y te pongan zancadillas al mismo tiempo. El sistema fiscal que hay en España asfixia a los pequeños emprendedores como yo. Es muy difícil que puedas capitalizar tu empresa por la cantidad desorbitada de impuestos que tienes que pagar.

¿Qué otros horizontes profesionales tiene ahora mismo Sylion?

Estamos desarrollando para otras empresas aplicaciones de su negocio para que las pongan en dispositivos que están en manos de todo el mundo como el iPhone o el iPad, encargos que recibimos sobre todo de empresas de Nueva York y Chicago. Hoy en día si no tienes una aplicación que hable de tu negocio en un iPhone o en un iPad estás muerto.

¿Qué le diría a quien se esté planteando hacerse emprendedor en Canarias en este momento tan duro?

En primer lugar, que si emprende lo haga con algo que le apasione, porque el camino es muy duro, pero cuando amas lo que haces puedes disfrutar por el camino. Y, luego, que el mundo ha cambiado y que, aunque viva en Canarias, puede lograr su objetivo. Yo vivo en Las Palmas, mi socio en Orense y subcontratamos a gente en Suiza y San Francisco. Hoy en día tenemos las herramientas para emprender donde queramos. La crisis económica es el mejor momento porque las perspectivas de trabajo por cuenta ajena son tan negras que realmente lo que arriesgas es poco.

Etiquetas
stats