Votar en el corazón del incendio de Gran Canaria

Una empleada de correos con papeletas electorales en Valleseco.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

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Tres meses después de que se diera por controlado el último de los tres incendios que asolaron el corazón de Gran Canaria y que, en total, quemaron 10.000 hectáreas, los municipios afectados han regresado a la normalidad. Los vecinos han vuelto a llenar de vida las calles que se quedaron vacías durante los días de agosto en los que 8.000 personas fueron evacuadas. Ahora, con las elecciones generales en el horizonte, muchos manifiestan su intención de ir a votar, pero reconocen el hartazgo o el hastío con el que acudirán a las urnas el próximo domingo, después de la falta de acuerdo para formar gobierno tras las elecciones de abril de este año.

“Siempre es lo mismo”, declara Ramón Rodríguez en el bar Mi Cielo, en el municipio de Valleseco, donde se originó el último incendio. Cuando las llamas se acercaron, tuvo que abandonar su vivienda y trasladarse a Telde, al este de la isla. Ahora, cree que saldrá “lo mismo, ningún partido va a tener mayoría y va a haber una abstención tremenda”. Aunque manifiesta sus dudas, reconoce que a pesar de todo irá a votar, pero opina que con ese acto no se solucionará nada de su vida cotidiana. “Llevo dos años esperando a que me den cita para operarme la rodilla y ni siquiera me han llamado”, se queja.

El camarero Juan Manuel Rodríguez tuvo que cerrar el negocio por el incendio y marcharse a Las Palmas de Gran Canaria, la capital de la isla. Se muestra rotundo de cara a los comicios de este domingo: “Claro que voy a ir, no quiero que se rían de mí y, si lo hacen, que no sea con mi consentimiento”. Añade que le parece “fenomenal” que haya elecciones porque su negocio mejora al acudir más clientes. “Ojalá hubiera elecciones cada domingo”, declara, aunque reconoce estar un poco “cansado” de que no se consiguiera acuerdo para formar gobierno.

Mientras desayuna, Salvador Díaz, trabajador del Ayuntamiento, admite que “nunca” vota en las generales, solo en las locales. “Ningún partido cumple sus promesas ni su programa”, dice, al tiempo que aboga por un cambio en el sistema electoral: “Que sea por listas abiertas, votar a personas, no a partidos”.

En un día lluvioso, por las calles de este municipio grancanario, en el que viven cerca de 4.000 personas, transita Amada Navarro bajo su paraguas. A su alrededor ve mucha desafección con la política: “Todas las personas con las que he hablado en el pueblo me han dicho que no van a ir a votar”, pero ella, que también tuvo que abandonar su casa por el incendio, reconoce que si irá.

En su taxi, José Antonio Arencibia espera por clientes que no llegan. Confiesa que desarrollar su labor en el pueblo es cada año más complicado y no cree que votar el próximo domingo le vaya a dar alguna solución.

El municipio de Artenara, de 1.261 habitantes, se vio afectado por dos incendios casi seguidos y sus vecinos tuvieron que dejar sus viviendas en las dos ocasiones. Juan Díaz Ramos trabaja como vigilante en el parque natural de Tamabada, pulmón verde de la Isla que fue afectado en un 32% de su superficie por el fuego. Recuerda que perdió a cuatro perros durante los hechos, pero ahora tiene claro que irá a votar porque es fiel a un partido y, esta vez, también, por la amenaza de Vox: “Los jóvenes no saben lo que es la extrema derecha, no vivieron el franquismo”, enfatiza

María Luisa Gil, dependienta en una tienda de Artenara, reconoce que Vox le da “miedo”, pero también considera que hace falta “un cambio” en la política. Tuvo que marcharse en dos ocasiones de su casa por el incendio que comenzó en su municipio y, posteriormente, por el que arrancó en Valleseco. Pero no tuvo que lamentar daños. Dice que lo sucedido en la isla no le condicionará a la hora de votar, porque cree que el dinero para reparar los daños llegará, pero sí estima que “lo que realmente influye” es Catalunya.

En Tejeda (2.201 habitantes), uno de los pueblos más bonitos de España según una conocida encuesta, los vecinos también tuvieron que ser evacuados ante los incendios. Luz Divina Ramos, que trabaja en una pastelería que abrió en diciembre, recuerda que los terrenos de su familia se vieron afectados por el fuego. Aunque está “cansada” del bloqueo político en España, afirma que irá a votar, porque es fiel a un partido al que apoya en el ámbito local, insular, regional y nacional.

Sergio Navarro es taxista en el municipio grancanario. También tuvo que abandonar su casa por el fuego y declara que no solo irá a votar, sino que no entiende a quien no vaya. “No votar es peor, es acomodarse”, proclama.

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