El acusado de matar a un conocido en la calle Ferreras de la capital grancanaria alega “legítima defensa”

Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria. (ALEJANDRO RAMOS)

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

El hombre que mató de una puñalada a un conocido suyo en la calle Ferreras de Las Palmas de Gran Canaria ha afirmado este lunes ante un Tribunal del Jurado que sólo intentó defenderse de la víctima porque que le había atacado e intentado robar y que está “totalmente arrepentido” de su muerte.

En la primera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Las Palmas contra Fermín G.A, de 62 años, el acusado ha declarado que sentía miedo de la víctima porque le acosaba continuamente y le había amenazado muchas veces, y que por ese motivo no quería nada con él.

La tarde del 21 de marzo de 2016, según ha relatado, se encontró de manera fortuita con la víctima, a la que ni siquiera vio, y esta le amenazó, le intentó quitar su bandolera y le tiró al suelo de un golpe con una muleta que siempre llevaba.

En el suelo, la víctima, Manuel Gómez Ruiz, continuó pegándole con la muleta y por eso él sacó su navaja y le pinchó, ha afirmado el procesado, quien ha dicho que se quedó “de piedra” cuando le comunicaron que había fallecido en el hospital, tres horas después de la agresión.

Uno de los policías locales que actuó en su detención ha explicado al tribunal que fue la propia víctima quien señaló como autor de la puñalada al acusado, que había vuelto de forma casual al escenario del homicidio.

El procesado le contó que la víctima le iba a robar su bandolera y que le molestaba siempre, según el agente, quien también ha indicado que una señora le había dicho que el acusado estaba en el suelo y le estaban agrediendo.

Otro policía local que también intervino en su detención ha declarado que una mujer se le acercó alterada porque una vigilante de seguridad estaba pegando al detenido para retenerlo.

En esta primera sesión ha declarado un policía nacional que le tomó declaración al día siguiente y ha indicado que el acusado se acogió a su derecho a no dar testimonio, si bien le comentó que la víctima se le abalanzó y le agredió, por lo que se defendió con su navaja.

El procesado se enfrenta a una condena de 20 de años de prisión, ya que la Fiscalía, por el contrario, considera que se trató de un ataque sorpresivo que se produjo durante una discusión.

El abogado de la defensa solicita su absolución, porque sostiene que actuó en legítima defensa, sentía un miedo insuperable hacia la víctima y además tenía afectadas sus facultades mentales, pues sufre una alteración psíquica reconocida al tener una discapacidad mental del 37%, y además tomaba a diario ansiolíticos y antidepresivos y ese día había bebido cerveza.

El juicio continuará este martes con la declaración de más testigos, los informes forenses y, posteriormente, con la presentación de las conclusiones finales de la acusación pública y la defensa

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