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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Cuando el plato está vacío y la comida del Banco de Alimentos acaba en la basura

Carros en el Banco de Alimentos.

Macame Mesa

Las Palmas de Gran Canaria —

Arroz, tarritos y cereales infantiles, leche entera y en polvo, garbanzos, alubias, aceite de oliva y galletas, son algunos de los alimentos poco perecederos a los que pueden acceder los canarios en riesgo de exclusión social a través del programa de ayuda alimentaria, financiado en un 85% por el Fondo de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas (Fead) y el resto por el Gobierno central.

La imagen de la nevera vacía es una realidad diaria para miles de familias que han recurrido a este tipo de ayudas en el Archipiélago. Sin embargo, desde que comienza el proceso hasta que termina en las casas de los más necesitados, los productos pasan por varias purgas.

El último de estos procesos lo lleva a cabo el propio beneficiario, tal y como relata Elena, que usa un seudónimo al preferir quedar en el anonimato para contar su relato. Madre de tres hijas, Elena afirma a Canarias Ahora haber llegado a coger comida suficiente como para llenar un carro de la compra, para después descubrir que el mal estado de los alimentos los hacía incomestibles.

Leche y yogures caducados y espaguetis “con bichos” son algunas de las cosas con las que asegura haberse encontrado tras un año acudiendo a un centro ubicado en la calle Pedro Infinito de Las Palmas de Gran Canaria. Al no poder pedir lo que necesitaba, sino recibir la bolsa y tener que tirar la mayoría de las cosas, decidió quitarse de la lista de beneficiarios, confiar en los comedores escolares para alimentar a sus pequeñas durante el día y pedir ayuda a un familiar.

Asegura no ser la única a la que le ha ocurrido y sin embargo admite no haber puesto una reclamación, porque a las personas que sí preguntaban en la ONG que repartía las cajas se les decía que “esto es lo que había”, mantiene.

45 toneladas a la basura en Fuerteventura

Según se desprende del Plan de 2015, Canarias es la quinta comunidad autónoma que más alimentos recibe del programa, después de Andalucía, Cataluña, La Comunidad Valenciana y Madrid.

Una vez culmine la vigente tercera fase del Plan de 2015, que finalizará el primer trimestre del presente año, las islas habrán recibido en teoría unas 6.400 toneladas de comida destinada a casi 100.000 beneficiarios, lo que supone una inversión de unos 6,2 millones de euros. Cruz Roja y la Federación Española de Bancos de Alimentos son las encargadas de almacenar y distribuir los productos a las Organizaciones de Reparto de Alimentos (OAR). Se trata de cerca de 150 entidades y ONG ubicadas en cada provincia del Archipiélago que se ofrecen de forma voluntaria a dar a los más necesitados las cestas en mano.

Sin embargo, una gran cantidad de esos kilos se pierden por un camino que debería acabar en los platos de las familias. Es el caso de la parroquia del municipio majorero de Puerto del Rosario, que recientemente anunció que dejará de formar parte del reparto al trascender que se vio obligada a tirar 45 toneladas a la basura por haberse cumplido la fecha de caducidad y por la aparición de gorgojos en su almacén.

Esta incidencia ha puesto en duda la efectividad del proceso y llevó inicialmente al delegado del Gobierno en Canarias, Enrique Hernández Bento, a centrar el problema en dos puntos “el retraso de los ayuntamientos a la hora de hacer los listados de las personas en situación desfavorecida y la gestión de los alimentos que, por estar durante mucho tiempo almacenados, pueden sufrir problemas de caducidad”.

Preguntado al respecto del primer caso, el concejal de Cohesión Social de Las Palmas de Gran Canaria, Jacinto Ortega, asegura que el Ayuntamiento no tiene una “lista de espera” para que los ciudadanos obtengan la carta de derivación y por lo tanto, no se producen demoras.

Bento sumó el miércoles a la lista un nuevo escollo que se comprometió a superar, y es que tanto Cruz Roja como el Banco de Alimentos ya habían advertido en diversas ocasiones - sin conseguir resultado alguno hasta la fecha- que la comida no se compra en Canarias, sino que tiene que cruzar los más de 1.200 kilómetros que separan a las Islas de la Península.

Un proceso de purgas

El presidente del Banco de Alimentos de Las Palmas, Pedro Llorca, precisa que el Gobierno central saca a subasta pública una cesta de alimentación compuesta por unos 15 productos no perecederos y a cada provincia se le asignan las cantidades a razón del número de desfavorecidos que tienen registrados.

El presidente de Cruz Roja en Canarias, Gerardo Mesa, considera que “todo es susceptible de mejorarse, sobretodo teniendo en cuenta los problemas que estamos viendo en Canarias; problemas de retraso o tardanza en la distribución de estos alimentos que da lugar a que entren plagas en ellos”.

Algunos productos, señala, atraviesan el norte de la Península metidos en un contenedor con una cierta temperatura, para luego llegar a Gran Canaria y Tenerife en las bodegas de los barcos y posteriormente ser enviados al resto de islas. “Todo esto hay que agilizarlo”, apostilla.

Una vez los contenedores alcanzan el Puerto de La Luz, por ejemplo, la ONG tiene que verificar que la comida llegue en condiciones adecuadas o, en caso contrario, levantar un acta de destrucción. El presidente del Banco de Alimentos de Las Palmas afirma que de no llegar algo en buen estado, se le comunica a la unidad de control de la Delegación del Gobierno para que el proveedor se haga cargo y lo reponga. “Yo no tengo constancia de que hallamos rechazado un cargamento, porque venía en mal estado”, asevera.

Al tiempo de espera hay que añadir, según explica Mesa, que “si nos llega un contener de arroz a nuestro almacén, no vamos a llamar a las ONG para que vengan a buscarlo, y mañana vuelvan a por los garbanzos, y el siguiente a por los fideos, porque no tienen facilidades de transporte, sino que esperamos a que se levante acta de que todo llegó en buen estado - y eso tarda un tiempo - para después distribuirlo”.

Las ONG no solo tienen en ocasiones dificultades con el almacenamiento, sino que a veces tienen que esperar a que los beneficiarios cuenten con los susodichos informes de los Servicios Sociales municipales para poder entregar la comida. A juicio de Mesa, “los municipios deben de atender que a sus ciudadanos no les falte comida, a lo mejor, antes de hacer una carretera. O facilitar que estos alimentos que reciben gratuitamente, les lleguen lo antes posible a los ciudadanos”.

Comprar al agricultor y distribuidor en Canarias

Al respecto, Llorca precisa que municipios como Las Palmas de Gran Canaria o Telde han puesto a disposición del Banco de Alimentos un transporte para trasladar las cajas. Algo que no ocurre en todos los municipios, donde “nos produce una distorsión el que programemos entregas y que luego resulte que la entidad no tenga un camión lo suficientemente grande para llevarse todo lo que se tiene que llevar”. Un problema que ha trasladado al Gobierno de Canarias y otras administraciones públicas.

Llorca y Mesa recuerdan que llevan tiempo proponiendo que el programa de ayudas compre los alimentos directamente a los productores canarios, lo que derivaría en que llegaran de forma más rápida y que los cultivos fueran más frescos. El presidente del Banco de Alimentos de Las Palmas señala que “todavía no lo hemos conseguido, porque el Gobierno central considera que tiene más capacidad administrativa y de gestión”.

“Nosotros siempre hemos dicho que el caso de Canarias es singular respecto al del resto de España y nos parece que lo más lógico es que ese dinero viniese a la Delegación del Gobierno e hiciera la misma subasta dentro de los productores e importadores de las Islas, comprando la parte proporcional que nos correspondiese”, puntualiza.

Inspectores para verificar el estado de las entregas

El Banco de Alimentos cuenta con diversas campañas y colaboraciones de entidades canarias para “evitar el despilfarro”, por lo que recibe una gran cantidad de donaciones de productos del Archipiélago. Asimismo, cuenta con inspectores que visitan las entidades y ONG que reparten los alimentos para verificar que todo lo que se entrega está en buen estado.

En este punto, Llorca afirma no haber recibido ninguna queja formal de los beneficiarios alertando de que alguna entidad u ONG ha entregado alimentos caducados. En caso de recibirla, asegura que los inspectores acudirían a verificar el estado del almacén y las fechas de entrega.

El concejal del Cohesión Social de la capital grancanaria, que mantiene contacto con algunas de estas entidades, afirma no haber recibido tampoco quejas al respecto y aboga porque las mismas se pongan en conocimiento del Banco de Alimentos, porque “puede pasar que una asociación no entregue en tiempo y forma la comida”.

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