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La crisis lleva a enfermos renales a elegir entre comida sana y fármacos

El enfermero Óscar Rey, que trabaja en la Unidad de Diálisis del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria. EFE/Cristóbal García.

Efe

Santa Cruz de Tenerife —

Personal sanitario que atiende a pacientes con enfermedad renal crónica detecta que se “acelera” el empeoramiento de esta patología al no poder tomar la medicación adecuada ni poder seguir una dieta estricta porque, económicamente, no pueden afrontarlo.

El enfermero Óscar Rey, que trabaja en la Unidad de Diálisis del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, indica que deben activarse “mecanismos de compensación” para que personas como los inmigrantes o aquellas que estén en paro y pierdan la cobertura sanitaria sean capaces de acceder a la medicación que se les prescribe.

Refiere además que se deben promover medidas como el abaratamiento de la cesta de la compra para que familias y pacientes puedan comer sano.

El centro hospitalario, que dispone de una consulta de Enfermedad Renal Crónica Avanzada (ERCA) en la unidad donde trabaja Óscar Rey, ofrece no sólo asesoramiento en las fases iniciales de la enfermedad renal en la etapa pre-diálisis, sino que además lleva a cabo tratamientos como diálisis peritoneal y hemodiálisis.

En la fase inicial de la enfermedad o etapa pre-diálisis, cuando comienzan a fallar los riñones del paciente, los enfermeros se encargan del control de cifras de tensión arterial, control analítico y además llevan a cabo labores de educación y supervisión de los estilos de vida del paciente, incluida la alimentación.

“Dan consejos de qué y cómo comer, modos de preparación de los alimentos para que sean seguros para los enfermos renales e incluso recomiendan ciertos alimentos nuevos para hacer más llevadera la dieta que deben seguir”, precisa.

Comenta que el enfermero debe tener en cuenta en muchos casos el nivel económico de las familias a la hora de ofrecer alternativas, pues no todos los pacientes pueden comprar leche de arroz baja en sal para sustituir la leche normal.

Pero cuando los pacientes llegan a diálisis “son los que tienen más recursos económicos los que sobrellevan mejor la enfermedad”, apunta Rey, pues generalmente quien tiene un trabajo precario teme faltar continuamente o llegar tarde cuando tienen consultas de seguimiento, o complicaciones en su terapia.

“Prefieren faltar a su sesión de hemodiálisis con tal de que no les despidan”, lo que no ocurre con quienes tienen un trabajo con mayor flexibilidad o estabilidad, añade.

Además hay enfermos renales que para acudir a sus sesiones de hemodiálisis están a expensas del horario de las ambulancias y al respecto, Rey comenta que habría que “simplificar las cosas” a los pacientes, pues el sistema sanitario está burocratizado y se debe acudir a diferentes departamentos para un mismo trámite con lo que al final “su salud acaba siendo su trabajo”.

Ahora lo que se percibe es que, cuando ya han sido diagnosticados, muchos pacientes deben elegir entre sus prioridades económicas, entre la comida “sana y cara” o el medicamento que les protege de la hipertensión, por ejemplo.

Hay enfermos que están en paro y deben afrontar su enfermedad pero también “alimentar al resto de la familia”, asevera.

Esta situación lleva en ocasiones también a dejar “un poco de lado” las precauciones y recomendaciones, puesto que no para todo el mundo es fácil conciliar la búsqueda de trabajo, estar en paro o tener un trabajo precario con recomendaciones específicas, como meter en remojo las legumbres y la verdura la noche antes, cambiarles el agua al menos una vez y luego prepararlas con dos cocciones.

Rey, que también es miembro de la junta directiva del Colegio de Enfermeros de Santa Cruz de Tenerife, precisa que en su unidad hay 22 puestos de diálisis “ocupados mañana y tarde, de lunes a sábado”, lo que implica al mes unos 1.200 tratamientos sólo en hemodiálisis, a los que hay que sumar los 30 pacientes sometidos a diálisis peritoneal, aproximadamente.

Canarias se sitúa a la cabeza de las comunidades autónomas en materia de trasplantes renales, algo “admirable” pero que también implica “que somos los primeros en fracasar en medidas preventivas” puesto que la principal causa de enfermedad renal en Canarias es la diabetes.

En las islas siempre se ha ingerido muchos hidratos de carbono pero antes la población era más activa físicamente por lo que “o se modifica la dieta o se hace más ejercicio”.

Como ejemplo Óscar Rey indica que los niños son muy sedentarios y pasan demasiado tiempo con videojuegos, y por eso probablemente también “somos los primeros en obesidad infantil” y aunque hay medidas positivas, como quitar de los colegios las máquinas expendedoras de bollería, hay que ir “más allá” y eliminar la ingesta de refrescos.

Incluso hay que desterrar “malas ideas” entre algunos padres, que piensan que es más sano que los niños tomen jugos industriales que agua, precisa Óscar Rey.

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