Las dunas de Maspalomas podrían desaparecer en treinta años

El litoral costero de arena y el sistema de dunas que forman el mayor atractivo turístico de Maspalomas, al sur de Gran Canaria, tal como se conocen ahora, desaparecerán previsiblemente en treinta años por falta de flujos de arena suficientes, según investigadores de la Universidad insular.

Éstos han constatado, de hecho, que ya “en la línea de playa de Maspalomas se han perdido más de cien metros de costa desde el año sesenta hasta la actualidad”, y afirman que esa tendencia a que el litoral retroceda parece inexorable, según se concluye en el estudio Maspalomas: claves científicas para el análisis de su problemática ambiental, presentado públicamente este jueves.

Un estudio que, promovido desde la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), ha contado con la colaboración de expertos de otras instituciones académicas españolas, la de Sevilla, la de Valladolid y la Católica de Valencia, que han trabajado juntos entre 2003 y 2006 analizando las dinámicas existentes en la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas.

“Uno de los escasos sistemas dunares que ha pervivido en Canarias” pero que, de acuerdo a los análisis de los referidos especialistas, acabará también por ser víctima de la erosión, tanto de origen natural como derivada de la acción humana, en sólo unas décadas, declaró el profesor de la ULPGC Luis Hernández, investigador del Grupo de Geografía Física y Medio Ambiente.

Como uno de los responsables del estudio y su presentación, destacó que los modelos de comportamiento de la zona que han establecido los investigadores constatan que la costa de Maspalomas “en los últimos cuarenta ó cincuenta años ha retrocedido de manera importante”, pero, sobre todo, que, si bien “está cambiando ya, cambiará más rápidamente”.

“Hasta el punto de que dunas de doce o catorce metros de altitud se convertirán en dunas de dos a cuatro metros” en el interior de la reserva natural.

“Es decir, habrá un descenso importante del volumen de arena, que, además, repercutirá también en la línea de costa”, concluyó.

Hernández recalcó que al borde del agua el problema se agrava por el hecho de que también disminuye cada vez más el flujo de arena que recibía desde el mar.

De las causas de una y otra disminución no concluye nada, en cualquier caso, el estudio, que sólo apunta a que, en lo tocante a la acción humana, “la urbanización de Playa del Inglés, cuando se construyó, interfirió en un sistema que ya estaba perdiendo arena, le dio la puntilla, al producir otro descenso en la cantidad de arena que llegaba a la playa, esta vez desde el interior”.

Sin embargo, sobre el origen del descenso de la arena que fluye desde el mar, Hernández señaló que debería ser analizado “en otro tipo de estudio” y que, entretanto éste no se haga, no es posible decir si se debe a actuaciones del hombre, como la construcción de diques o puertos, o a que, “simplemente, el banco de arena que alimentaba esa zona se haya agotado, así de sencillo”.

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