El estrés por paro aumenta las consultas en los hombres

Los hombres en edad laboral que se han quedado en paro frecuentan más las consultas de Atención Primaria por tener síntomas de estrés.

Esta es, al menos, la experiencia de la médico de Atención Primaria en la isla de Gran Canaria, Margarita García, quien ha percibido en el último año y medio un incremento en la llegada de hombres a la consulta.

“También es verdad que me siguen llegando pacientes que no había visto nunca, llevo siete años donde trabajo, y hombres que a lo mejor nunca habían ido a la consulta y ahora te vienen porque tienen un cuadro de ese tipo relacionado con el estrés que le ha producido perder el trabajo, y mujeres también”, indicó García.

Así, insistió en que este perfil de paciente “no era habitual”, ya que “antes un hombre en edad laboral era raro” que fuera a la consulta sino había tenido un accidente o se encontraba “muy mal como para tener que coger una baja y tener que ir al médico”.

De todos modos, puntualizó que a los que han despedido acuden a la consulta “cuando llevan 3 ó 6 meses y empiezan a ver que lo que ellos esperaban que ocurriese, pues no ocurre”.

En concreto, señaló que el perfil son hombres de entre 45 y 60 años. Agregó que las personas jóvenes desempleadas se plantean otras alternativas, ya que “tienen otra forma de ver las cosas pero cuando tienes una edad, que es difícil de encontrar trabajo, es cuando se empiezan a agobiar”.

Por otra parte, las personas que mantienen su puesto laboral “aunque estén siendo 'explotados' es tanta la necesidad que hay de trabajo que tampoco se plantean venir a consulta, todo lo contrario están sacando como pueden” sus funciones.

Además, puntualizó que quienes trabajan visitan la consulta del médico “después de trabajar pero no se plantean bajas sino medicamento”.

Un cambio en la vida

Margarita García explicó que cuando existe un cambio en la vida como puede ser la pérdida de empleo o que el trabajo que antes hacían tres personas ahora lo hace una, conlleva un proceso de adaptación en los seres humanos.

Añadió que dicho proceso de adaptación “a veces conlleva un aumento de estrés y, a lo mejor, aumenta el insomio, perder el apetito, estar más preocupado, no concentrarse en determinadas cosas, no prestar atención a otras cosas que antes sí eran importantes, todo eso son cambios adaptativos de ese cambio de situación”.

En este sentido, invitó a ver “las crisis” desde la perspectiva de la oportunidad de cambio, ya que “no todos los cambios por ser un cambio tienen que ser malos”.

Finalmente, apuntó que si en el cambio que se produce “lo ves todo como negativo, normalmente lo que viene detrás también es todo negativo”, por ello aconsejó que se vea desde una perspectiva de “posibilidad de mejora, de oportunidad para hacer otra cosa distinta”.

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