Amaziges de Canarias
‘Fuego amigo’ entre arqueólogos, en la próxima entrega de Amaziges de Canarias
El poblamiento de Canarias es la asignatura pendiente de la historia del archipiélago. Sabemos el origen de los primeros pobladores –entre las comarcas centrales y occidentales del norte de África-, y también cuándo llegaron -en los primeros siglos de la Era común, durante el dominio de Roma de esa amplia región del continente-. Incluso, estamos al corriente de que hubo contactos previos a la Era, como pone de manifiesto el taller de tinte de púrpura que los romanos montaron en el islote de Lobos, en torno al año 40 antes de la Era. Y sin duda, sabemos que los guanches, benahoaritas o los majos tuvieron contacto con los romanos porque, en primer lugar, enterraban a sus difuntos de la misma manera que hicieron sus antepasados que convivían con aquella gente venida de la otra orilla del Mediterráneo, de Roma, y, en segunda lugar, porque en su equipaje trajeron una letras de origen latino, como hemos visto en los tres primeros capítulos de Amaziges de Canarias, historia de una cultura, la investigación periodística realizado por el reportero Luis Socorro durante dos años.
Pero lo que no sabemos, y probablemente jamás lo sabremos, es por qué esa gente recaló en nuestras islas. ¿Buscaban simplemente una vida mejor o el poder romano decidió colonizar unas islas cuya existencia ya se conocía gracias a las expediciones financiadas por Juba II? La opinión mayoritaria de la comunidad académica es que una migración de tal magnitud tuvo que estar bien organizada. Fuera como fuese, el capítulo 4º - El poblamiento, ¿simultáneo, en una o varias oleadas? -, que publicará conjuntamente este periódico y ElDiario.es el sábado, entra de lleno en el apasionante asunto del poblamiento, entendido como la ocupación de un territorio y posterior creación de una sociedad.
Para ello, el autor de este completo reportaje de once entregas pulsa la opinión, sólo para este capítulo cuarto, de veintiún profesionales –algunos sólo opinan de aspectos muy concretos de sus investigaciones sobre el proceso de colonización de las islas o cómo era Canarias hace 2.000 años- y se cita a siete más, algunos lo hace el periodista y a otros los propios arqueólogos e historiadores para apoyar sus hipótesis.
Con un lenguaje “claro y directo del pasado indígena de Canarias”, como señaló Nona Perera durante la presentación de la serie, en su calidad de directora general de Patrimonio Cultural, Socorro expone los diversos planteamientos de tal manera que guía al lector por las luces y sombras de sus interlocutores. El periodista huye de abrir polémicas con los investigadores que han accedido a colaborar con esta investigación -inédita hasta ahora, porque jamás un trabajo periodístico había abordado el análisis de la sociedad prehispánica desde su contexto histórico hasta la Conquista-, pero “ha sido inevitable”, nos cuenta Luis Socorro, “que afloren contradicciones y algunas debilidades en los argumentos de algunos investigadores”. Además, añade el autor de Amaziges de Canarias, historia de una cultura, “ha sido de manera espontánea, ya que son los propios profesionales los que hablan del trabajo y de las opiniones de unos y otros”. Con todo, prevalecen los razonamientos sólidos y bien documentados de la comunidad científica.
El autor no se ha limitado a exponer los argumentos e investigaciones de los expertos, sino que ha hilvanado las declaraciones de sus interlocutores con la habilidad necesaria para dar ritmo y fluidez al relato, pero sin perder solidez y coherencia. “He intentado abrir flancos y caminos para acercar las posibles certezas, con la máxima objetividad y sin ideas preconcebidas, porque un servidor es un simple periodista, con el objetivo último de difundir el trabajo de los científicos canarios. Ellos y ellas son los protagonistas”. Sin sus investigaciones, sentencia Socorro, “mi trabajo jamás se hubiese podido realizar”.
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