Fuerteventura suma contagios mientras la incidencia en Lanzarote cae y abre las puertas del nivel 1 de alerta

Mapa de la capacidad asistencial (círculos amarillos) en Fuerteventura y Lanzarote

Canarias Ahora

0

Fuerteventura y Lanzarote representan esta semana las dos caras de una misma moneda. La primera, en nivel 1 de alerta sanitaria desde finales de abril, ha ido experimentando un sigiloso aumento de su incidencia desde el mes de mayo; en la segunda, eternizada en el nivel 2, los contagios han ido decrescendo, de tal manera que las cifras de su incidencia hacen que la isla conejera esté bastante cerca de estar en riesgo bajo frente a la COVID-19. Las situaciones antagónicas de estas dos islas orientales pueden acarrear que el Ejecutivo canario, en un Consejo extraordinario de este lunes, decida imponer más restricciones en una y aliviarlas, por el contrario, en la otra.

Fuerteventura no empezó el año con buen pie y el repunte de los contagios en marzo llegó a hacer que su capital, Puerto del Rosario, protagonizara la mayor subida de contagios de todo el país, superando los 300 casos por cada 100.000 residentes en su incidencia acumulada (IA) a 14 días. Este puesto lo ocupó la pasada semana otra localidad canaria, Santa Cruz de Tenerife. En cualquier caso, después de la tormenta, que duró hasta abril, vino la calma, aunque no quiso quedarse durante demasiado tiempo. Desde mediados de mayo, la isla majorera se ha ido alejando poco a poco de los buenos datos en su incidencia, que llegó a anotar 18 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días antes del repunte, y comenzó a subir escalón a escalón hasta alcanzar este sábado una IA a dos semanas de 102,7 casos por cada 100.000 personas, un número parecido al que registraba en abril, cuando todavía estaba en nivel 2.

Sin embargo, la ocupación de los hospitales en Fuerteventura no se han hecho eco de este repunte, por el momento, algo que demuestran sus indicadores de capacidad asistencial (ocupación en UCI y en planta), que siguen en riesgo mínimo.

Este último dato es lo único en lo que se asemejan Fuerteventura y Lanzarote, cuyos hospitales también sienten un alivio de pacientes COVID. No obstante, Lanzarote ha protagonizado en junio una disminución importante de los contagios. Si decíamos que la isla vecina comenzó el año con mal pie, lo cierto es que Lanzarote lo comenzó mucho peor. El Ejecutivo se vio obligado en enero a elevar a la isla al máximo nivel de alerta sanitaria, el 4, debido al exponencial aumento de los contagios. Por ese entonces, su IA a 14 días estuvo a punto de alcanzar los 800 casos por cada 100.000 habitantes. Por otro lado, los repuntes de la isla siempre han sido puntuales y nunca se han alargado demasiado en el tiempo. Este también es el caso de la última escalada de los contagios, en mayo, mes en el que el mismo parámetro anteriormente nombrado llegó a los 197 casos por la misma escala poblacional. Sin embargo, aún sin terminar el mes, Lanzarote ya se fue recuperando lentamente de esta subida y sus datos se fueron acercando a los del resto de islas hasta alcanzar una IA a 14 días de 55 casos por cada 100.000 residentes, una cifra que la deja a un paso de bajar a riesgo bajo.

Las curvas epidemiológicas de Lanzarote y Fuerteventura se han cruzado, una con camino cuesta arriba y otra siguiendo el sendero de una buena evolución sanitaria. Precisamente, este cambio de los papeles puede originar que el Gobierno de Canarias también intercambie los niveles de alerta entre ambas islas o, por otro lado, que alivie solo las restricciones en una de ellas.

Etiquetas
stats