La generación del 'botellón' se convierte en la nueva usuaria de la Obra Social de Acogida y Desarrollo

Los jóvenes que inauguraron el botellón en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en la segunda mitad de la década de los 80, “muchachos que actualmente sufren patologías muy serias de alcoholismo”, hoy piden ayuda a la Obra Social de Acogida y Desarrollo buscando un arma certera contra su adicción. Son datos de la institución humanitaria, declarada de utilidad pública por el Ayuntamiento de la capital, que cumple 20 años, este domingo.

La Obra Social de Acogida y Desarrollo nació en plena coyuntura de superación de una crisis económica y justo este domingo cumple dos décadas atravesando otra. “Curioso. pero la misión no ha cambiado”, dice Jesús García Barriga, su presidente. Atienden a dos bloques especialmente vulnerables a la pobreza: las personas con trastornos o discapacidad e indocumentados abandonados al alcohol.

Su labor se centra en la formación profesional de los primeros y la valoración y sometimiento a terapia social de los segundos, “en un espacio común”. Al principio “eran ocho muchachos y 20 indocumentados, hoy son más de 300 personas las que reciben apoyo”, dice García, que asegura que el próximo reto se dirige hacia la adquisición de una casa para atender exclusivamente a mujeres.

En total, aproximadamente 2.500 personas que no eran nadie para la sociedad, ganaron autoestima, salieron del alcohol y consiguieron un trabajo gracias a la Obra Social de Acogida y Desarrollo. “Son 2.500 nombres de personas que estuvieron en la cresta de la ola y lo perdieron todo o que nunca tuvieron nada; carne de cañón”, puntualiza García.

Talleres y apoyo

El presidente observa, después de 20 años, que en todos los casos, los que acuden a la institución, necesitan orientación para salir de un bache profundo y oscuro, “allí donde no llegan las miradas de la sociedad”. La Obra Social lo sabe y cada día se preocupa por superar el índice de un 80% de éxito en la reinserción de estas personas gastadas.

La clave de la recuperación pasa por la acogida, la asistencia y por un desarrollo integral con talleres profesionales para la reinserción social. La Obra cuenta con el taller de comunicación, el de marquetería y tapicería y decoración y el de arte y restauración.

Recientemente, sus responsables han incluido un taller nuevo: el de agricultura ecológica, que se imparte en un terreno de 6.000 metros cuadrados. Se trata de un curso diseñado para aquellos que vienen de un entorno rural pero “han fracasado en su adaptación urbana”.

Los objetos y alimentos que elaboran y cultivan los usuarios de la institución se comercializan en tres tiendas: en el rastro de la calle Pelota, en El Rincón del Lector, junto a la Catedral de Santa Ana; y en el rastrillo especial en la calle Juan de Quesada.

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