Un inmigrante, ''desesperado'', se quema a lo bonzo en Castellón

El hombre de nacionalidad rumana que este martes se prendió fuego frente al edificio de la Subdelegación del Gobierno lo hizo para protestar por la situación económica en la que se encuentran en España tanto él como su familia, a la que ya había comunicado su idea de lanzarse desde una altura para suicidarse.

El hombre, de entre 40 y 50 años de edad, se roció con la gasolina que portaba en una botella de agua y utilizó un mechero para quemarse “a lo bonzo” después de que su mujer y su hija, Isabella, intentaran disuadirle de su intención, según informó ésta última.

La hija del herido señaló tras lo ocurrido que su padre, que se encuentra en estado grave en un centro hospitalario, estaba “desesperado” por la situación que atraviesan en España, donde viven desde hace poco más de tres meses.

Isabella explicó que su familia quiere regresar a Rumanía y que para ello necesitan que alguien les preste cerca de cuatrocientos euros para pagar los billetes, un dinero que ellos se comprometen a devolver.

La joven insistió en que su familia no llegó a España con ánimo de robar o de prostituirse, sino con el propósito de trabajar, y señaló que durante un tiempo se dedicaron a vender latas de refrescos en la playa, pero dejaron de hacerlo cuando supieron que esa actividad está prohibida.

Añadió que, a través de diferentes trabajos, lograron reunir el dinero suficiente para poder comprar los billetes de vuelta a su país, pero alguien les estafó, por lo que, dijo, ahora ya no confían en nadie.

Además, Isabella explicó que cada vez que han llamado a la Policía Local para reclamar ayuda, éstos se han puesto en contacto con los servicios sociales, quienes, a su vez, han llamado a la Cruz Roja, de forma que el proceso que convierte en un círculo al que nadie pone fin.

Etiquetas
stats