El médico valenciano encarcelado por error en Italia: lo más duro fue la “falta de comunicación”

GANDIA (VALENCIA), 6 (EUROPA PRESS)

El osteópata valenciano Vicente Piera, que permaneció ocho meses en la cárcel --tres en la de Soto del Real y cinco en la de Opera, al norte de Italia-- acusado de narcotráfico por un error de identificación, ya que fue confundido con un traficante colombiano que se había hecho con su pasaporte, asegura que lo más duro fue la “falta de comunicación” con su familia.

Los hechos ocurrieron en 2009 y tras ocho meses de sufrimiento, este hombre, Vicente Piera, pudo salir de la cárcel en diciembre de ese mismo año. Ahora, un tribunal italiano reconoce el error y obliga a indemnizar al español con 85.000 euros por los daños causados, los gastos en abogados-- que fueron alrededor de 40.000 euros-- y por la pérdida de la renta por su trabajo.

Esta indemnización “alegra” a Piera, especialmente por el hecho de que Italia “reconozca” su error, si bien señala que no compensa todo lo sufrido. “Parece mucho pero no lo es”, teniendo en cuenta todo lo que su familia se ha gastado en abogados. “Y quitarnos el sufrimiento tampoco lo quita, pues eso ya se ha vivido”, ha aseverado el médico a Europa Press Televisión.

Los problemas de Piera empezaron en abril de 2009. Un día le llamó la Policía para decirle que fuera a comisaría porque tenían una citación para él y acudió por la tarde pensando que sería por alguna cuestión de tráfico. “Allí me enseñaron una hoja y me dijeron que tenía una orden internacional de búsqueda y captura y que estaba condenado en Italia a 15 años de cárcel por narcotráfico”, relata.

Piera pensó en un principio que “era una broma” e, incluso, buscó alguna “cámara oculta”, ya que él nunca había estado en Italia, pero su gesto cambió cuando el policía mandó cachearle. “Ahí me puse ya nervioso, sin saber qué pasaba”, afirma.

El médico pasó la noche en el calabozo y de allí fue enviado a la Audiencia Nacional y, posteriormente, a la prisión de Soto del Real, en la que permaneció tres meses antes de ser extraditado a Italia. Los abogados de Piera, mientras, enviaron sus huellas y su fotografía a Italia pero el país trasalpino “no contestó”.

COMPROBACIONES

En este punto, Piera critica la actitud del Gobierno español, ya que considera que no debía haberlo enviado a Italia sin que aquel país hubiera comprobado su fotografía y sus huellas. Cree que la relación de mutua confianza entre países europeos “se rompe por el silencio de Italia”.

Piera estaba incluido en una orden de arresto de 134 personas en una trama de narcotráfico. Pero el Vicente Piera que buscaba la justicia italiana no era el médico español, sino un colombiano apodado 'El Gordo' que utilizaba el pasaporte del osteópata.

Y es que, un italiano que Piera había conocido en su consulta y con el que había entablado cierta amistad le había robado el pasaporte y se lo había vendido, al parecer, al narco colombiano. Pero fue precisamente este italiano el que sirvió de tabla de salvación para el médico español.

Ya en la prisión italiana de Opera, Piera coincidió con este hombre, que decidió enviar una carta a un amigo contando que el médico no es el narcotraficante que buscan. Este amigo, por su parte, envió otra misiva al español con el nombre del abogado que estaba llevando el caso.

“Fue una tremenda alegría porque en el momento en que me ve (el abogado), lo primero que me dice es que sabe que soy inocente”, indica Piera, que añade que esto fue muy importante, porque en Italia lo normal es que le dijeran que estuviera tranquilo e hiciera 'gallera' (cárcel), que eran 15 años.

APELACIÓN

Este abogado pidió un proceso de apelación que, por “suerte” se abrió a los cinco meses. Allí presentó las pruebas, fotos de Piera y de El Gordo, que es el que usaba el pasaporte del español. Piera, además, tuvo la 'fortuna' de que 'El Gordo' fue parado por la policía en Monza y puesto en libertad porque no le encontraron nada, y los agentes pudieron confirmar en el proceso que el Vicente Piera que ellos detuvieron no era el mismo que el que estaba en la sala.

Ese mismo día, Piera quedó en libertad, si bien tuvo que pasar por los juzgados en otras dos ocasiones. El tribunal de casación anuló en marzo de 2010 la condena de 15 años de cárcel. Ahora un tribunal de Milán obliga a indemnizar al español por el error.

Piera no entiende cómo pudo producirse el error, especialmente porque las autoridades italianas no hicieran las comprobaciones oportunas y en un “tiempo prudente” en esta época de “alta tecnología”.

El médico afirma que no sintió miedo en la cárcel, si bien sí tuvo el “temor” de que pasara “mucho tiempo” antes de poder demostrar su inocencia ya que, según dice, “hay muchos casos de ese tipo”.

Al respecto, comenta que en las cárceles italianas “no se vive bien”, si bien él confiaba en que todo se arreglara. “Tenía que mantener la cabeza en el sitio, era por mí y por mi familia que tenía que salir de allí y en condiciones, no peor de lo que había entrado”, asevera.

“CÁRCELES NADA AGRADABLES”

Para Piera sería “muy importante” que se verificaran todos los datos pues, según declara, “las cárceles italianas no son nada agradables”. “Las españolas no es que sean una fiesta, pero por comparación se está bien en España con respecto a Italia, que es muy, muy perversa”, agrega.

Para Piera, “lo más duro” de su estancia en prisión fue la “falta de comunicación” con su familia ya que, según afirma, sólo tenía derecho a dos llamadas al mes. Por ello, cuando vio que finalmente estaba libre sintió una “tremenda alegría”.

A pesar del sufrimiento, asegura que en la cárcel se aprende a valorar cosas que cuando se tienen “no eres capaz de verlas”. “Tener una familia que me ha ayudado mucho, mi hijo, mis amigos, mi trabajo..., al recuperarlo de nuevo te das cuenta de que eres muy afortunado”.

Piera espera que su caso sirva para que España “se involucrara un poquito más en ayudar a la gente” que está como él en cualquier parte del mundo, pero especialmente en Italia, donde la Justicia, dijo “no es igual que en el resto de Europa”.

“Que en todos los casos se preocupen de ayudar, porque hay momentos en que se pasa muy mal, y cuando alguien está en la cárcel, está él y toda su familia y amigos. No es sólo una persona, arrastra a muchos más y mucho más sufrimiento que a uno mismo”, concluye.

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