Un millón y medio de canarios respiraron aire contaminado en 2016

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Europa Press

Las Palmas de Gran Canaria —

Un millón y medio de habitantes de Canarias respiraron aire contaminado durante 2016, según el Informe anual de Calidad del Aire de Ecologistas en Acción, que concluye que tres cuartas partes de la población de las islas estuvieron expuestas a unos niveles de contaminación que superan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El cambio climático, el repunte del tráfico, el fraude en las emisiones de los automóviles y la apuesta por las energías sucias en detrimento de las renovables son las principales causas de un problema que afecta a la salud de la ciudadanía, tal y como se desprende de un informe que analiza los datos recogidos en 700 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español, entre ellas 54 situadas en Canarias.

En lo que respecta al archipiélago, entre sus principales conclusiones destacan que en 2016 se ha producido una reducción general de los niveles de contaminación de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2), ozono troposférico (O3) y dióxido de azufre (SO2), recuperando aparentemente la tendencia decreciente iniciada en 2008 con la crisis económica.

La contaminación generada desde las principales ciudades, las autovías y autopistas y las centrales térmicas de cada isla se extiende por el territorio afectando a zonas más alejadas y rurales en la forma de ozono troposférico.

El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación establecido por la Unión Europea. De acuerdo a esos niveles, el aire contaminado afectó en 2016 a tres cuartas partes de la población de las Islas Canarias.

Si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, no habría población que respira aire contaminado por encima de los límites legales. No obstante, éstos se superaron en la estación de Las Galletas, al sur de Tenerife, en relación al contaminante partículas PM10.

Las partículas (PM10 y PM2,5) y el dióxido de azufre (SO2) son los contaminantes que presentan una mayor extensión y afección a la población, con especial incidencia en Gran Canaria, en Fuerteventura y Lanzarote y en el sur de Tenerife. Según el informe, siguen siendo una seria amenaza para la salud, a pesar de que el año pasado se recuperó la tendencia a la baja de estos contaminantes que se inició en 2008, con la crisis económica. Un problema específico de Canarias es la proximidad al continente africano, que explica los elevados niveles de partículas PM10 por polvo sahariano, perjudiciales para la salud.

El descenso de la contaminación del aire fue consecuencia en primera instancia de la coyuntura meteorológica, caracterizada por una menor estabilidad atmosférica, y en menor medida de la reducción de la producción eléctrica en centrales térmicas. No obstante, del informe se desprenden señales preocupantes, como el repunte del tráfico por carretera (el consumo de combustibles de automoción en 2016 fue superior al de los cuatro años anteriores), el fraude en los sistemas de certificación de las emisiones de los automóviles o dieselgate, el aumento del consumo de electricidad (recuperando los niveles de 2008), y el abandono de las energías renovables.

Problema de primer orden

La contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden, tal y como se deriva del Informe elaborado por Ecologistas en Acción. Cada año se registran más de 24.000 muertes prematuras en el Estado español por afecciones derivadas de la contaminación del aire, de acuerdo a las últimas estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente.

Los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica representan al menos 50.000 millones de dólares al año, un 3,5% del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.

La información a la ciudadanía por parte de las administraciones públicas no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema. Las principales vías de actuación para reducir la contaminación del aire son la disminución del tráfico motorizado, la reducción de la necesidad de movilidad y la potenciación del transporte público. Es necesario además dar facilidades a la bicicleta en las ciudades, así como la adopción generalizada de las mejores técnicas industriales disponibles y la reducción drástica de la generación eléctrica por centrales térmicas.

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