El naufragio de los jóvenes canarios en 'el Titanic de los pobres'

El naufragio de los jóvenes canarios en "el Titanic de los pobres"
Efe/ Laura Herrera —

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 Familias de toda Canarias recuerdan esta semana a los parientes cuyos sueños de prosperar en América se perdieron para siempre hace un siglo camino de Cuba cuando el mar se tragó a los 488 pasajeros del Valbanera, la muchas veces olvidada tragedia del llamado “Titanic de los pobres”.

El vapor Valbanera, que partió el 21 de agosto de 1919 hacia La Habana desde Las Palmas de Gran Canaria, no llegó a alcanzar su destino: se hundió el 10 de septiembre a tan solo cien millas del puerto cubano donde se esperaba su atraque, desapareciendo para siempre todo su pasaje y tripulación. Ningún cuerpo se recuperó.

Los estudiosos de ese naufragio, que a día de hoy sigue siendo la peor tragedia de la navegación española en tiempos de paz, sospechan que el número de víctimas fue incluso mayor, dado que la relación de pasajeros, en su mayoría jóvenes emigrantes canarios, era “una lista políticamente correcta” creada para acreditar que el pasajero disponía de permiso de viajar y para trabajar en el país receptor.

Así lo ha explicado el presidente de la Asociación Salsipuedes, promotora en Canarias de los actos de conmemoración del centenario de esta tragedia, José Gilberto Moreno, en un acto conmemorativo celebrado esta tarde-noche en el Museo de Historia de la capital grancanaria, con la presencia de familiares de las víctimas.

“Había muchos viajeros que viajaban por segunda y tercera vez en el Valbanera que no fueron registrados en esa lista oficial porque ya disponían de ese permiso”, además de “muchas mujeres que tampoco fueron puestas en la lista oficial porque no podían acreditar que fuesen a trabajar”, ha añadido Moreno.

La mayoría de los fallecidos en el naufragio del transatlántico español, de 121 metros de eslora, procedían de todas las islas, “incluso de La Graciosa, que era un pueblo de pescadores”, ha asegurado el marino mercante natural de Telde Julio González, para añadir que, por ejemplo, “de El Hierro había 22” personas a bordo.

Cuando el Valbanera partió hacia Cuba desde Canarias después de hacer escalas en los puertos de Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de La Palma, más de 1.200 personas viajaban en sus bodegas y cubiertas; el transatlántico atracó después en Santiago de Cuba y, a pesar de saber de la cercanía de un ciclón, zarpó el 7 de septiembre de 1919 hacia La Habana, a donde nunca llegó.

Durante la estancia del barco en el puerto de Santiago, más de 700 pasajeros abandonaron el barco, algunos porque tenían conocidos esperándolos y otros para seguir su viaje a pie o en el novedoso ferrocarril, ha detallado Julio González, quien ha hecho hincapié en el gran número de personas procedentes del municipio grancanario de Teror que bajaron aquel 7 de septiembre del Valbanera.

Según este marino mercante, ello pudo deberse a que los terorenses quisieran acercarse hasta la Virgen de la Caridad en la isla del Caribe, que celebra su fiesta el 8 de septiembre, coincidiendo con el día grande de su pueblo natal, la festividad de la Virgen del Pino, patrona de Gran Canaria.

Ninguno de los cuerpos de las casi 500 personas que viajaban en el barco fue nunca rescatado y “una de las curiosidades es que no hay ni siquiera un intento de botar un bote, ni una llamada de socorro” debido a que el ciclón que sorprendió al barco en el Banco de la Media Luna, a cien millas de La Habana.

En esas circunstancias, no hubo posibilidad alguna de escapar para los pasajeros del barco, que solo pudieron refugiarse en el interior y aguardar.

“La muerte de estas personas tuvo ser horrible porque tuvo que ir entrando el agua poco a poco”, ha lamentado González.

Medio millar de personas, muchas muy jóvenes, perdieron la vida hace casi un siglo viajando en busca de un destino mejor que el que les esperaba en la sociedad isleña de la época, un hecho recordado por miles de familias de todos los rincones del archipiélago como el símbolo de la emigración canaria. 

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