“A la gente se le tapa la realidad con pantallas ficticias como el Carnaval o la Copa del Mundo”

Vista general de la arteria principal del Polígono de Cruz de Piedra. FOTO: Iago Otero Paz.

Iago Otero Paz

Las Palmas de Gran Canarias —

En el polígono de Cruz de Piedra las familias viven el día a día y no se hacen grandes planes de futuro ya que un 60% de la población está en desempleo. Si se habla de los jóvenes, el paro en este sector puede llegar hasta el 70%, con muchos de ellos que han vuelto al barrio tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Desde la Asociación de Vecinos 30 de mayo explican que muchos de los jóvenes pasaron de ganar cerca de 3.000 euros y ahora se ven sobreviviendo gracias a las ayudas de sus abuelos y padres, de la prestación de desempleo o a través de una economía oculta consistente en hacer trabajos relacionados con la carpintería o fontanería, e incluso, apuntan, que hay quienes realizan denuncias falsas para poder tener algo de dinero.

Hace un año esta asociación denunciaba en Canarias Ahora la desidia institucional en una información que radiografiaba la realidad de este barrio, algo que no ha cambiado en estos meses. Lo que más les molesta es la falta de trabajo y ver cómo hay alguna obra en el barrio pero realizada con gente que no es de él. Así, recuerdan con rabia cuando el Gobierno de Canarias descartó el proyecto presentado en 2013 para rehabilitar las viviendas del barrio y a la vez dar trabajo a unas 400 personas durante dos años y medio con contrato trimestrales por un presupuesto de unos cuatro millones de euros. Incluso el Ayuntamiento aprobó una moción para pedir al Gobierno de Canarias, que es el propietario de las viviendas, la rehabilitación de los edificios. Sin embargo, explican que la consejera de Empleo, Industria y Comercio, Francisca Luengo, les dijo que este proyecto “no era rentable políticamente” y lo descartó. Para estos ciudadanos esto fue un golpe duro porque les hizo ver que los políticos “actúan electoralmente, para su interés hacen uso del dinero público”. Este tema les resigna ya que la falta de voluntad política tras presentarles un proyecto para modernizar las casas y dar empleo ha impedido mejorar unas viviendas que fueron construidas por el Instituto Nacional de la Vivienda en 1973 y que tienen carencias en las azoteas, las fachadas y las cañerías, similar problema que las viviendas del Polígono de San José.

También recuerdan que en el año 2013 el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, visitó la asociación y se dio una vuelta por el barrio y tras ello aseguró que se iba “muy afectado” y tendrían noticias de él, unas noticias que siguen esperando. Mientras, explican que las juntas de distrito, lugar donde pueden realizar sus reclamaciones ante el concejal (Óscar Mata), “no merecen la pena” ya que “no hay participación ciudadana” porque se tienen que presentar las propuestas con semanas de antelación y a la hora de exponer el tema el concejal “te lo acepta o lo rechaza”, mientras que en los plenos del Consistorio indican que el alcalde “no da la palabra”. Sobre la Concejalía opinan que no existe labor de divulgación de las actividades que realizan, aunque ven estas escasas y recalcan que tampoco hay relación fluida entre la asociación de vecinos y los servicios sociales.

Sobre todo les afecta la poca labor social que hay en el barrio, ya que no hay actividades “ni orientación laboral y mucho menos empleo”. Así, uno de los portavoces de la asociación de vecinos recalca que el Consistorio “tapa realidades y mejora la ciudad exteriormente, pero en el interior no, lo bonito son los barrios turísticos, pero los cuartos trasteros no. A la gente se le tapa la realidad con pantallas ficticias como el Carnaval y la Copa del Mundo”, exclama. Además, señalan que son muchos los que están volviendo al trapicheo de drogas en las calles (durante la visita al barrio la Policía Nacional cacheó a varios jóvenes sentados en la parte trasera del local de esta asociación) y que la gente adopta cada vez más una actitud individualista que no ayuda para nada a luchar por mejorar este vecindario.

Esta situación de emergencia social se vive también en las escuelas del barrio, donde los niños van a los colegios a beneficiarse de las ayudas del Gobierno de Canarias de desayuno y almuerzo escolar. Y es que los menores también están en riesgo de exclusión y gracias a esta labor “callada” se ayuda a que la población infantil pueda tener un plato de comida al día. A ello se le añade la labor del Banco de Alimentos y Cáritas que ayudan a sostener la “realidad social aplastante”. Los vecinos también indican que no solo en las escuelas se dan de comer a los alumnos, sino que padres y madres acuden a aprovechar la comida sobrante para poder llevársela a las casas.

La limpieza es algo que les molesta porque es muy superficial y se ciñe a las calles principales mientras las traseras están llenas de excrementos de perros e incluso bolsas de basura tiradas en las aceras. El parque para ejercicio físico se ha convertido en el pipican del polígono y el suelo acolchado ha sido arrancado por algunos vándalos. Los jóvenes que juegan al fútbol en la cancha de césped artificial junto a la Carretera del Norte está en mal estado, aparte de acumular basura en las esquinas, una basura que está presente en algunos de los patios comunes de los edificios. “El Ayuntamiento limpia y arregla para hacer ver que todo está bien, pero no es real”, indican desde la asociación, y reconocen que es un problema de civismo, pero esto no es excusa para dejar a los jardines desatendidos y no limpiar las aceras.

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