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La personalidad del paciente afecta a su adherencia a la medicación

MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

La personalidad tiene un impacto en cómo de propensa es un persona a tomar fármacos, según un estudio único realizado por investigadores de la Universidad de Gothenburg, en Suecia, el primer gran trabajo de este tipo que se publica en la edición 'on line' de la revista especializada 'PloS ONE'.

Los investigadores analizaron a un total de 749 personas con enfermedades crónicas que respondieron a un cuestionario sobre su adherencia a la medicación. Asimismo, sus personalidades fueron valoradas utilizando otro cuestionario denominado 'Inventario de Cinco Factores' (NEO-FFI, en inglés), que incluye 60 afirmaciones con 5 respuestas distintas y se basa en cinco rasgos de la personalidad: neurosis, extroversión, apertura, simpatía y diligencia.

Una persona muy influenciada por la diligencia puede ser descrita como orientada a objetivos y organizada. Este tipo de individuo sigue con atención lo que le indica su médico. Sin embargo, la personalidad con rasgos neuróticos puede presentar también ansiedad, lo que podría impactar negativamente en la adherencia.

Los resultados de esta investigación muestran que altas puntuaciones en estos dos rasgos de personalidad pueden llevar a niveles más bajos de adherencia a los tratamientos. La misma tendencia se observaba en relación con la simpatía, que guarda una relación positiva con la toma de la medicación con está prescrita.

Según la investigadora Malin Axelsson, “si una persona con rasgos de simpatía tiene también baja puntación en diligencia, por lo que es menos metódica, esto parece tener un impacto negativo sobre la adherencia a la medicación”.

A su juicio, una posible explicación de esta circunstancia es que las personas con altas puntuaciones en diligencia son, quizá, más propensas a atenerse a su medicación por su temperamento más estructurado. Sin embargo, las personas con menores puntuaciones en el mismo rasgo de personalidad pueden ser descritas como ligeramente más desordenadas y quizá, menos propensas a introducir una rutina en la toma de fármacos.

Por este motivo, según Axelsson, “ambos tipos de personas podrían necesitar diferentes tipos de educación y apoyo”. “Podría ser importante tener en cuenta los diferentes rasgos de la personalidad cuando se trate a los pacientes con enfermedades crónicas. Los resultados de cuestionarios formulados de forma similar podrían ayudar a muchas personas a ser más responsables con su medicación y a acceder a ayudas más a su medida de los profesionales sanitarios”, concluye.

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