¿Dónde está el pescado?

La persona al otro lado del hilo telefónico, en la consejería de pesca del Gobierno de Canarias, zanjó el tema de inmediato. “Ahora no hay presupuesto, así que no podemos hacer nada”. El motivo de la llamada fueron dos proyectos de profesores de biología marina de la ULPGC, y financiadas con fondos de I+D (investigación y desarrollo), que ayudan a los pescadores canarios en sus capturas respetando el medio ambiente. El primero avisa en tiempo real de la posible presencia de atunes, y dejó de utilizarse hace años a pesar de los buenos resultados. El otro es capaz de anticiparse a la llegada de bancos de sardinas, pero nunca se ha probado.

En Canarias existen 27 cofradías que agrupan alrededor de 900 buques pesqueros, y la mayor parte se dedican a las artes menores, como la sardina. En 2011 vendieron 10.600 toneladas de pescado fresco por valor de 15 millones de euros, en una evolución que se ha incrementado ligeramente los últimos años. Aunque el sector primario no es relevante en términos de PIB regional (1%) ni empleo, siempre se considera una actividad estratégica por cuestiones alimentarias.

Hace pocas semanas, el profesor de la ULPGC Santiago Hernández sorprendió al público en un debate. Demostró con imágenes de satélite que una mancha de petróleo puede llegar sin problemas desde Lanzarote hasta Tenerife gracias a un sistema de remolinos y corrientes marinas entre las islas.

Hernández desarrolló este trabajo en los años 90 para prever la llegada de Sardina pilchardus (la de más calidad) desde las costas africanas. Esos remolinos transportan las larvas desde la costa africana hasta Lanzarote y Fuerteventura sobre todo, pero también al sur de Gran Canaria y Tenerife, a través de unos filamentos como los de la imagen que ilustra el reportaje, en color amarillo. Al arribar hasta aguas canarias, las larvas se transforman en cardúmenes o bancos muy densos, ideales para la pesca.

“Se conocían estos filamentos, pero no se sabía cómo afectaba a los peces. Con un pequeño muestreo se podría anticipar en tres meses la llegada de sardinas”, afirma el profesor Hernández. Estos sistemas desarrollados por científicos facilitan además el control de las capturas, para asegurar tamaños mínimos y sostenibilidad medioambiental. En opinión de Hernández, se trata de saber el número de peces, conocer su alimentación y movimientos y gestionar la pesquería.

La financiación llegó al principio de la Unión Europea, por una colaboración entre la ULPGC y la Universidad de Gales, y más tarde recibió financiación española. Pero una vez terminado el proyecto y listo para ponerlo en práctica, a nadie en Canarias le pareció interesarle. Pasó a ser una más de esas investigaciones útiles y financiadas con dinero público que acaban durmiendo en las bibliotecas universitarias.

El proyecto SEASAP

El profesor Antonio González dirigió entre 2003 y 2008 el proyecto SEASAP (Sistema Asistido por Satélites de Ayuda a la Pesca Artesanal). Este recurría a imágenes vía satélite de la temperatura del agua para localizar atunes, y así reducir el consumo de gasoil de los barcos de pesca.

Según una encuesta remitida por el propio González, el 98% de los usuarios mantuvieron las capturas de atunes y redujeron un 5% el consumo de gasoil, un ahorro igual a seis veces lo que costaba el mantenimiento del SEASAP. Al mismo tiempo aumentaron las capturas anuales desde 3.000 toneladas (2002) hasta las 7.000 (2003-2008), unas cifras muy sostenibles medioambientalmente.

El sistema fue liquidado en 2008 tras cinco años en funcionamiento, y todos los datos fueron retirados de la web de la consejería, como indica el profesor González -no hay ni rastro en los buscadores de internet-. En 2011 fue reconocido entre los 20 proyectos de I+D más innovadores de las universidades españolas.

Juan Ramón Roger, patrón mayor de la cofradía de Gran Tarajal, en Fuerteventura, explica que los pescadores tuvieron alguna reunión con la viceconsejería de pesca para implementar el SEASAP. “La efectividad no era del 100%, pero si no había atún donde nos decían, no había en ningún sitio”, comenta.

Un problema añadido es que se requiere cierta tecnología en los barcos para poder implementar estos sistemas. A ninguno le falta la radio, el GPS y la sonda, y alguno cuenta con radar. Pero lo de llevar un ordenador a bordo es otra historia. “Un puente pequeño como el de estos barcos no reúne las condiciones de espacio, teniendo en cuenta todo lo demás que se necesita. Y algunos ni saben manejar el ordenador”, explica Santiago Quintana, vicepresidente de la cofradía de Melenara, en Gran Canaria.

En noviembre de 2008, los principales científicos marinos del Archipiélago se reunieron en un hotel de Las Palmas de G.C., en el seminario Repescan (Recursos Pesqueros de Canarias), auspiciado por el gobierno regional. Se pretendía realizar una evaluación general de este tema, y de ahí salió una memoria científico-técnica, que es quizá el mejor documento que existe en la actualidad sobre este asunto.

Entre sus conclusiones, los científicos dejaron constancia de su desconocimiento sobre la explotación de especies como la caballa y la sardina, y recomendaron algunos estudios. Esto es habitual con los recursos marinos en las islas. “Sabemos cuánto ganado hay, pero no sabemos cuántos peces”, apunta el profesor Hernández. “En El Hierro, por ejemplo, no se sabe cuántos peces han muerto por el volcán submarino”.

Otras conclusiones fueron la ausencia de políticas a medio o largo plazo, el escaso consenso con el sector pesquero, la inexistencia de políticas conjuntas entre diferentes administraciones, así como la duplicidad de acciones y una gestión ineficiente del gasto. También se apuntó a la Ley de Pesca, para cuya elaboración según los ponentes no se contó con asesoramiento científico y no se buscó el consenso entre los interesados.

“Todos los científicos que investigamos en ciencias marinas le entregamos un dossier al viceconsejero de pesca, pero no hubo respuesta”, se lamenta Hernández.

Una posible explicación a esta desidia institucional puede ser que en los últimos años la pesca tradicional ha sido superada por la acuicultura, una actividad mucho más lucrativa que en 2011 supuso una actividad de 28 millones de euros, casi el doble que la venta de pescado fresco. Pero las investigaciones mencionadas lo que promueven es una pesca de apoyo a las cofradías, de alto valor social y sostenible medioambientalmente.

En este debate también ronda el futuro de la flota pesquera canaria, históricamente sometida a fuertes vaivenes por su proximidad a África. Pero en esta ocasión, su problema y su reto puede estar en casa. Aunque nadie se atreve a dar un diagnóstico sobre el futuro de la pesca artesanal, el profesor Hernández lo tiene claro. “La política pesquera ha sido abandonada en favor de las subvenciones a la acuicultura”.

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