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Los grupos políticos del Parlamento piden acciones que eviten la extinción de variedades agrícolas locales

El consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno canario, Narvay Quintero (d).  EFE/Ramón de la Rocha

Efe

Santa Cruz de Tenerife —

Los grupos políticos del Parlamento de Canarias han trasmitido este martes su preocupación al consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas, Narvay Quintero, por la desaparición de variedades agrícolas locales sin que haya habido una política regional al respecto.

Tan solo en Tenerife y en La Palma, y algo en Gran Canaria, han apostado los respectivos cabildos por la conservación de las variedades autóctonas mediante la creación de bancos de semillas, pero el Gobierno de Canarias ha permanecido al margen de este problema, algo que reconoció el propio consejero y que se mostró dispuesto a corregir.

En una sesión de la comisión de agricultura del Parlamento de Canarias, el diputado de Nueva Canarias Pedro Manuel Rodríguez Pérez interpeló al consejero sobre este asunto y le reprochó que la única actividad en el Gobierno de Canarias para la conservación de las variedades agrícolas locales se ha realizado a través del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), y de forma muy limitada.

“No hay coordinación estable ni trabajo en común con los centros de conservación y agrodiversidad de Tenerife y La Palma ni con el resto de cabildos”, afirmó el diputado.

Reclamó a Narvay Quintero que promueva un programa de conservación de recursos fitogenéticos en Canarias y que se desarrolle en cada isla con planes concretos insulares.

Para el representante de Nueva Canarias, escudarse en discusiones sobre si la competencia es de los cabildos o del Gobierno de Canarias “es un excusa”, porque lo que se necesita es “una política canaria” para la conservación de variedades agrícolas propias que incluya a los cabildos, ya sea mediante la creación de un banco genético regional o la potenciación de las estructuras de conservación en cada isla.

Tampoco se ha hecho nada en el aspecto normativo, con una proyectada ley de biodiversidad “que sigue rondando en los despachos desde hace dos legislaturas”.

En la misma línea, Francisco Déniz, diputado de Podemos, advirtió al consejero de que “llegamos tarde”, porque “los recursos fitogenéticos” del campo canario han estado “dejados de la mano de dios” ante la pasividad del Gobierno de Canarias, hasta el punto de que tuvo que ser el Cabildo de Tenerife el que en el año 2000 tomara cartas en el asunto.

“Hay un grave riesgo de extinción de las semillas de variedades locales” que los agricultores han desarrollado y transmitido de generación en generación, advirtió Déniz, y puso como ejemplo que sólo en la comarca tinerfeña de Tegueste, Valle Guerra y Tejina se ha perdido la mitad de variedades de peral que había.

Ernesto Aguiar, del PP, defendió una política que potencie aquellas variedades agrícolas locales que puedan tener valor comercial, unida a otra que conserve aquellas variedades que nos sean rentables.

Ventura del Carmen Rodríguez, del PSOE, coincidió en que la biodiversidad del mundo agrícola canario se guarda sobre todo en las medianías de las islas, y su recesión es problema no se ha abordado nunca con el suficiente interés.

“Es la oportunidad de hacer una planificación regional de esa conservación, conocer lo que hay en nuestra isla, utilizar los recursos que ya tenemos en algunas islas y el ICIA y convertir esas variedades en un valor positivo mediante una comercialización basada en su exclusividad”, propuso la diputada del PSOE.

David Cabrera, de CC, coincidió en que para ser competitivos en la agricultura local hay que apostar por la identidad, calidad y diferenciación de los productos, y eso nace de las variedades locales, como ocurre en el isla de El Hierro, con sus 42 variedades de higo.

Tras escuchar a los diputados el consejero admitió que “queda mucho por hacer” y se comprometió a promover “una política coordinada” con los cabildos.

Lo más acertado es trabajar con los cabildos que ya han dado pasos en esta área y promover que las demás corporaciones insulares desarrollen sus propios bancos de datos de conservación, todo ello coordinado con una actuación regional.

Como no hay legislación al respecto sobre las competencias de cada administración, todas deben trabajar juntas para caracterizar todas las variedades y potenciar las que puedan tener un rendimiento comercial con sellos de calidad, propuso el consejero.

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