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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Seis años de prisión para el acusado de asestar 27 hachazos a un amigo en Fuerteventura

La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado este miércoles a J.D.T. a seis años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa, por haber intentado matar a un amigo a quien asestó 27 hachazos en Morro Jable, Fuerteventura. La sentencia también prohíbe al acusado aproximarse y comunicarse con la víctima durante 10 años y le obliga a pagar una indemnización de 56.536,66 euros, así como las costas procesales, además de estar inhabilitado para ejercer el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de condena.

Los hechos se remontan al 24 de agosto de 2008, cuando el acusado, natural de Zalamea de la Serena (Badajoz) y residente en Morro Jable, estaba en su casa en compañía de D.H.C. Tras ausentarse un momento, J.D.T. regresó armado con un hacha y atacó a la víctima por la espalda.

La víctima recibió el primer golpe en el cuello, quedando en estado de inconsciencia, y asestándole el acusado más golpes, sufriendo D.H.C. 27 heridas cortantes y cortocontundentes, de las que ocho fueron superficiales, y las 19 restantes hubo afectación de planos profundos, seis localizadas en la cabeza y cuello, y las restantes se encontraban por la zona alta de la espalda, hombro y extremidades superiores.

Estos hechos motivaron que la víctima entrara en un cuadro clínico de shock hipovolémico debido a la hemorragia producida por las heridas. Por ello, tuvo que permanecer durante siete días ingresado en el hospital y ha estado impedido para la realización de su trabajo habitual, así como le han quedado secuelas, tales como la limitación en la movilidad del hombro izquierdo o en la extensión del quinto dedo de la mano derecha y síndrome de estrés postraumático, entre otros.

El acusado reconoció lo ocurrido, así como que era amigo de D.H.C., y apuntando que el día de los hechos ambos estaban bebiendo vino y whisky; sin embargo, J.D.T. aseguró no recordar nada de lo sucedido.

Por su parte, la víctima expuso que el acusado tomaba medicación y “tal vez al mezclarla con alcohol perdió la cabeza”. Asimismo, puntualizó que cuando estaba tocando la guitarra notó el primer golpe y al girarse el acusado continúa dándole golpes.

En cuanto al testigo que declaró, era vecino del acusado, y reconoció que ese mismo día cuando se encontró con él, tenía sangre en su ropa y le confesó que había matado a una persona.

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