Un tribunal de jurado enjuiciará a los cuatro acusados del crimen de la calle Primero de Mayo

Un tribunal de jurado enjuiciará el próximo 16 de marzo a los cuatro hombres presuntamente implicados en el crimen que se produjo el día 17 de febrero del 2008 en la calle Primero de Mayo de Las Palmas de Gran Canaria, donde un varón murió tras sufrir una agresión con arma blanca.

La Fiscalía ha solicitado imponer la pena de 15 años de prisión para J.Q.M., de 26 años de edad, como presunto autor de un supuesto delito de homicidio, y pide 9 años de cárcel para D.H.R., de 20 años, J.A.C.M., de 40, y B.M.C., de 20, como presuntos cómplices, cuyo juicio se celebrará en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, según el escrito de conclusiones del Ministerio Público.

Según el fiscal, sobre las 16.15 horas del día del suceso, los acusados -todos ellos sin antecedentes penales- se encontraban hablando en el barrio capitalino de El Risco de San Nicolás. En concreto, J.Q.M. les contaba que esa misma mañana había tenido un altercado con quien a la postre resultaría muerto, un hombre conocido como Juan el cuchillo.

Acto seguido, decidieron salir a buscarlo junto con otras dos personas menores de edad por las calles del barrio portando uno de ellos una gran barra de hierro en forma de T. En pocos minutos lograron localizarlo e iniciaron una persecución por los callejones del citado barrio corriendo en primer lugar la víctima que a voces decía: “me quieren matar”. Mientras, la víctima blandía dos cuchillos al aire y detrás de él corría el grupo de los acusados.

Así, alcanzaron la calle Primero de Mayo donde los acusados, junto con los dos menores, lo rodearon y uno de los menores que portaba la barra de hierro esgrimiéndola frente a él le gritó que tirara los cuchillos.

Entonces, según el fiscal, J.Q.M. le arrebató el hierro al menor y le propinó varios golpes a la víctima, quien logró zafarse y emprender de nuevo la huida. Cruzó la calle hacia la acera de en frente hasta donde lo siguieron los acusados rodeándolo de nuevo. Al llegar, D.H.R. le propinó una fuerte patada en un costado y lo tiró al suelo. Al caer la víctima soltó los cuchillos que portaba y J.Q.M. cogió uno de ellos, agrega el escrito de la acusación pública.

Los vecinos socorrieron a la víctima

Mientras estuvo en el suelo el afectado recibió patadas y golpes de las personas que lo rodeaban y cuando lograba ponerse en pie J.Q.M. le asestó una “fuerte puñalada” en la parte trasera del muslo que le causó una herida profunda que causó una abundante hemorragia que determinó su muerte en pocos minutos pese a que fue rápidamente atendido por varios ciudadanos que le practicaron un torniquete.

Tras el brutal ataque los acusados emprendieron la huida, subiendo a la carrera de nuevo a El Risco, no sin antes dirigirse a un ciudadano que trataba de auxiliar al fallecido y a quien se dirigió el acusado J.A.C.M. y le dijo: “nos hemos quedado con tu cara”.

Los acusados se llevaron con ellos las armas empleadas. J.Q.M. portaba el cuchillo ensangrentado que “alzaba y mostraba orgulloso de su hazaña hasta llegar a casa de la madre de su novia”, agrega la Fiscalía. Hasta allí llegaron agentes del Cuerpo Nacional de Policía acompañados por un testigo y tras llamar a la puerta salieron numerosas personas pero no J.Q., por eso el testigo no pudo identificarlo en ese momento.

Al día siguiente, sobre las 14.00 horas, los acusados J.Q.M. y D.H.R., después de conocer que la policía realizaba gestiones para su localización por la participación en los hechos descritos, se personaron acompañados de letrado en las dependencias del juzgado de guardia de Las Palmas de Gran Canaria.

La Fiscalía acusa a los cuatro de un presunto delito de homicidio y en los que concurre la circunstancia modificativa de la responsabilidad criminal agravante genérica de abuso de superioridad.

Además de las penas privativas de libertad, en concepto de responsabilidad civil, el Ministerio Público reclama que los cuatro procesados indemnicen a los herederos de la víctima en la cantidad de 200.000 euros por los daños morales causados por su muerte.

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