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Opinión - Pedir perdón y que resulte sincero. Por Esther Palomera

“Ni olvido, ni perdono”

Ildefonso Jiménez

Héctor del Toro

Para Ildefonso Jiménez, pocas cosas han cambiado. Siempre ha defendido su inocencia, apoyada en tres factores que le han ayudado a sobrellevar la presión. Primero: “saber que tienes la conciencia tranquila”, segundo la “solidaridad” mostrada por la gente y, tercero, que “no nos condenaron nunca socialmente”.

A sus 57 años, este maestro de profesión dice que nada le quita el sueño, “ni siquiera esa sentencia en su momento”, aunque admite que “te quedas tocado”, ya que “en lo social, el daño que se hace es irreparable” y, por ello, “ni olvido, ni perdono”.

Ha declarado, en varias ocasiones, confiar plenamente en la Justicia, la misma que, en primera instancia, le condenó a 18 meses de prisión. En este sentido, confiesa que “hay que hacer una reflexión en voz alta de la nueva ley de procedimientos judiciales (Ley 10/2012, de 20 de noviembre), en el sentido de si no tienes perras para presentar el recurso, pues te puedes quedar con un paquete que no te lo has comido ni te lo has bebido”.

¿Qué ha llevado a Jiménez a estar en el punto de mira de la corrupción urbanísitca y a retirarse de la vida pública? “Hay una sentencia que me condena por lo más feo que se puede hacer en política, que es favorecer a un amigo”, manifiesta, para explicar después que “había una cacería contra el portavoz de Nueva Canarias”, desatada en el momento en que su trabajo “empezó a molestar y a ser creíble ante la ciudadanía y ante los medios de comunicación”, suponiendo una amenaza para los que “estaban haciendo mal uso de lo público en el Ayuntamiento de Telde”.

Con nombres y apellidos: “Guillermo Reyes y José Luis Mena”. Al primero, le acusa de “falsificar un expediente”, aunque “todavía hay que decir supuestamente”, y le tacha de ser “lo más aborrecible que le haya podido tocar a esta ciudad en la representación política”. A ambos, les coloca “en el epicentro de lo sucedido en Telde, que luego dio lugar a la Operación Faycán, supuestamente”. Califica su imputación, además, de “fechoría mafiosa”.

El exconcejal de Nueva Canarias en Telde, ha pedido a su formación política que “valore la posibilidad de presentar alguna iniciativa; desde luego, la de Guillermo Reyes yo la tengo superclara, que es su dimisión, y, la de José Luis Mena, mínimamente, que esta sentencia figure en su expediente de funcionario”. Por sí mismo, no adoptará ninguna represalia.

Su futuro estará en las aulas

Ildefonso Jiménez comenzó a trabajar con ocho años en la carpintería de su padre. A los 22, recién acabado el servicio militar obligatorio, aprobó la oposición de maestro. En la política, ha estado más de 20 años y a ella, tras haber dejado atrás probablemente uno de los mayores calvarios de su vida, declina regresar: “tajantemente, no”. Piensa en su jubilación, en diciembre de 2016, y en dedicarse a a los suyos: “el estatus que he podido recuperar en mis relaciones familiares, ya no lo cambio por nada de este mundo”, se despide.

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