El Macizo de Anaga: “un semillero de biodiversidad”

Juan Carlos Carracedo durante su conferencia en las jornadas dedicadas a Anaga

Rosa Cárdenes

Santa Cruz de Tenerife —

Más de un centenar de personas asistieron en la tarde del lunes, en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de la capital tinerfeña, a unas jornadas que tienen como eje central la declaración de Anaga como Reserva Mundial de la Biosfera. Se trata de una iniciativa de la Fundación Santa Cruz Sostenible y la Asociación de Amigos del Museo de la Naturaleza y el Hombre con el fin de abordar aspectos relativos a la botánica, las especies invasoras, la ornitofauna, el patrimonio cultural, la problemática vecinal y la futura reserva marina de este espacio natural “semillero de biodiversidad”.

Esa fue la expresión utilizada por Juan José Bacallado Aránega, presidente de la Asociación de Amigos del Museo de la Naturaleza y el Hombre, para referirse a Anaga, un espectacular espacio natural plagado de barrancos, valles y acantilados donde perviven pueblos eminentemente agrícolas y pesqueros, en una superficie de unas 50.000 hectáreas.

El 75 por ciento de su suelo corresponde a Santa Cruz de Tenerife y el resto a los municipios de La Laguna y Tegueste, como comentó poco después en su intervención el concejal del Distrito de Anaga, José Alberto Díaz Estébanez.

Anaga es un lugar “con un atractivo único y especial” que tiene el Archipiélago canario y Tenerife en concreto, dijo a continuación Wolfredo Wilpret de la Torre, patrono de la Fundación Santa Cruz Sostenible y Premio Canarias de Investigación. Destacó que Anaga conserva numerosas manifestaciones autóctonas a pesar del “deterioro” al que se ha visto sometido a causa de la actividad humana. En esa línea puso como ejemplo la “gran cantidad de especies invasoras” que conviven con especies endémicas.

Wildpret de la Torre destacó otros aspectos de Anaga, como las “huellas” de la actividad agrícola desarrollada durante muchos años en Anaga, en terrenos escalonados y abruptos, de agricultores que vivieron en viviendas aisladas y de gente que sobrevivió a este territorio difícil, dijo.

También resaltó el gran número de especies de flora y fauna “de alto interés científico” que perviven en este espacio, declarado en su día Parque Rural.

El final de su intervención lo dedicó a subrayar la necesidad de dar voz a los habitantes de Anaga en el proceso en el que se encuentra ahora esta zona de Santa Cruz tras recibir el título de Reserva de la Biosfera. “La actividad humana pretérita, considerada negativa en su día, debe de ser reconsiderada” en aras de “escuchar a la población y a sus representantes vecinales”, apostilló.

A este respecto, el concejal de Medioambiente, Carlos Correa, remarcó que durante las jornadas los habitantes de Anaga podrán exponer su punto de vista a través de sus representantes vecinales, e indicó que el sello de calidad de Reserva de la Biosfera requiere del esfuerzo de todos “para sacar provecho” a este singular espacio con el que cuenta Santa Cruz.

Por su parte, José Alberto Díaz Estébanez, dijo que la declaración de la reserva “no puede ser algo que se cuelgue en una vitrina”, y abogó por acciones que promuevan el desarrollo de Anaga, “porque sin desarrollo no hay nada que sostener”, recalcó.

El concejal señaló que Tenerife y Canarias se sienten orgullosas de la declaración que ha otorgado la Unesco a Anaga, si bien apuntó que “muchos vecinos de Anaga sienten recelos, por lo que hay que hacerles ver que este sello de calidad supone una gran oportunidad para este tesoro de la naturaleza y sus habitantes”.

Tras la inauguración, en la que también estuvo presente la consejera de Museos del Cabildo, Amaya Conde, Juan Carlos Carracedo, geólogo especializado en volcanología, impartió una conferencia acerca del origen y geología del Macizo de Anaga.

En su exposición, Carracedo indicó entre muchos aspectos que Tenerife tiene una gran ventaja, “geologicamente el gallo del gallinero es Tenerife, porque es la isla que está en el cenit de su desarrollo”. Explicó que la isla está constituida por un gran edificio central “que solo aflora en la zona del Barranco del Infierno, la zona más antigua de Tenerife y que dejo de tener actividad eruptiva hace 8 millones de años, aunque el reinicio de la actividad después provocó su rejuvenecimiento”.

El edificio central, según dijo, tuvo una prolongación y se adosaron a él dos escudos volcánicos Teno y Anaga. Son precisamente las zonas señaladas por Carracedo en su conferencia, el edificio central -donde se ubican el Teide, Las Cañadas y el Barranco del Infierno, entre otros-, además de los escudos volcánicos de Teno y Anaga los lugares más visitados por los viajeros en Tenerife por lo singular de los espacios y la espectacularidad del paisaje.

Las jornadas continuarán en la tarde de este martes con la conferencia de Woldfredo Wildpret, Reflexiones botánicas sobre la Reserva de la Biosfera, a partir de las 18:30 horas, y una segunda, Especies invasoras en la Reserva de la Biosfera de Anaga a cargo de Victoria Eugenia Martín Osorio, profesora de Botánica de la Universidad de La Laguna.

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